Archivo Observatorio MYPE.
Retos de las MYPE ante una fuerte competencia y menor demanda: ¿peligra la recuperación del sector?
En los primeros seis meses de 2024, El Salvador ha enfrentado un panorama económico complejo y lleno de desafíos. La incertidumbre política generada por el proceso electoral, junto con los impactos de fenómenos naturales como tormentas y sequías, han afectado la estabilidad y previsibilidad que requieren los empresarios para tomar decisiones de inversión y crecimiento.
Adicionalmente, la desaceleración económica global, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y la alta inflación han reducido la demanda interna y aumentado los costos de operación para las empresas.
No obstante, el más reciente Informe de Dinámica Empresarial del segundo trimestre revela que las micro y pequeñas empresas (MYPE) han demostrado una notable capacidad de resiliencia durante este periodo.
Aunque el Índice de Confianza Empresarial (ICE), que mide el grado de optimismo de los empresarios sobre el estado general de la economía y sus propios negocios, experimentó una leve disminución de 3.6 puntos en comparación al trimestre previo, aún se mantiene por encima del umbral de 100 puntos establecido tras la pandemia en 2021. Esto sugiere que, pese a que las condiciones económicas actuales no son óptimas, tampoco pueden considerarse como insuperables para el sector empresarial. Por otro lado, el Índice de Expectativa Empresarial logró una mejora, alcanzando los 57.4 puntos. Este incremento indica un moderado optimismo entre las micro y pequeñas empresas (MYPE), que anticipan un repunte en la demanda de productos y servicios durante el próximo trimestre.
Para asegurar un buen desempeño en los próximos trimestres y evitar una prolongada caída, es fundamental preguntarse: ¿Cuáles son los factores que afectaron al sector durante ese periodo?
Al analizar el comportamiento del sector empresarial en los primeros seis meses de 2024, podemos identificar algunos desafíos persistentes que enfrentan las micro y pequeñas empresas (MYPE) en El Salvador. Uno de los retos más significativos ha sido la creciente competitividad del mercado. Las MYPE se han visto obligadas a competir en un entorno cada vez más saturado y exigente, lo cual representa un obstáculo importante para su desarrollo. La debilidad de la demanda ha sido otro factor que ha impactado negativamente en el desempeño de las MYPE. La reducción del poder adquisitivo de los consumidores, derivada del entorno inflacionario actual, también ha limitado el crecimiento y las perspectivas del sector.
Navegando en un mercado saturado
Según los datos recopilados durante el primer semestre de 2024, el 44% de los empresarios encuestados reportó un incremento en los niveles de competencia en comparación al periodo anterior. Si bien esta cifra ha experimentado una leve disminución de 5.5% respecto al mismo lapso del año previo, la percepción de una competencia intensa ha sido una constante desde el primer trimestre de 2021.«Yo he visto varias personas que, tal vez por necesidad, han puesto sus pequeños negocios« agrega Marina, subrayando la saturación del mercado.
En un sector tan dinámico como el de las micro y pequeñas empresas (MYPE), este aumento sostenido de la competencia representa un desafío significativo para los empresarios, que deben esforzarse constantemente por mantener sus operaciones y mantenerse en el mercado. Esto resulta particularmente adverso para los segmentos más vulnerables del sector MYPE, como la microempresa de subsistencia y las de acumulación simple. Estas empresas, que operan con recursos y márgenes limitados, enfrentan mayores dificultades para adaptarse y responder a las presiones de un mercado cada vez más saturado.
El incremento de la percepción de una mayor competencia durante este primer semestre de 2024 podría estar relacionado con el hecho de que, en promedio, solo el 2% de los empresarios MYPE ha expresado que la delincuencia representa un obstáculo para las operaciones de sus negocios. Esto sugiere que los empresarios podrían estar percibiendo un ambiente empresarial más seguro y rentable en comparación a periodos anteriores. No obstante, aunque la teoría económica plantea que la competencia fomenta la innovación y mejora la calidad, beneficiando tanto a empresarios como a consumidores, la realidad para muchas micro y pequeñas empresas (MYPE) es bastante diferente.
La fuerte competencia, sumada a otros factores políticos, económicos y meteorológicos, parece haber afectado negativamente las ventas del sector. Un promedio del 34% de los empresarios expresó percibir una menor demanda entre enero y junio de 2024. Además, el 39% reportó menores ventas durante el segundo trimestre, lo cual representa un incremento de 5.3% con respecto al primer trimestre y el porcentaje más alto registrado desde 2021. Esta disminución en la cantidad de clientes e ingresos afecta directamente los resultados de los empresarios, así como a los empleados y familiares que dependen de estos negocios.
Carlos Acevedo, analista económico de FLACSO, sugiere que, aunque el número total de consumidores en el mercado se mantiene constante, la percepción de una menor demanda por parte de los empresarios puede estar influenciada por la intensa competencia, que distribuye a los clientes entre más opciones disponibles.
Manteniéndose a flote
Dentro de los segmentos que podrían resultar más afectados por esta situación se encuentran las microempresas de subsistencia y las de acumulación simple. Estos empresarios, que conforman alrededor del 82% del sector MYPE, tienen un patrón de generación de ingresos orientado al consumo inmediato o únicamente a lo necesario para mantener el negocio, sin posibilidad de ahorrar. Debido a sus márgenes de maniobra muy reducidos, estos microempresarios a menudo se ven obligados a tomar medidas drásticas, como recortar gastos o reducir su propio consumo, simplemente para mantenerse a flote.
En respuesta a esta situación adversa, es fundamental que las MYPE busquen formas de innovar y diferenciarse para mantener su competitividad. Una estrategia clave puede ser la fidelización de clientes, la cual les permitiría asegurar una mayor estabilidad. No obstante, la gestión financiera adecuada es igualmente crucial en un mercado donde la competencia es intensa y los márgenes de error son mínimos. Cada centavo cuenta para estas MYPES, detrás de cada una hay familias y empleados cuya supervivencia depende de la sostenibilidad de estas unidades económicas. Muchos de estos microempresarios se han visto obligados a emprender debido a la falta de oportunidades en el empleo formal.
A pesar de los enormes retos, muchos empresarios siguen luchando con perseverancia y esperanza por prosperar en un ambiente difícil. Marina, como tantos otros, continúa trabajando con el objetivo de dejar un legado duradero y seguro para su familia. Sus palabras reflejan su compromiso con su negocio y su deseo de asegurar un mejor futuro para su hija y su nieta, con la esperanza de que su trabajo del día brinde estabilidad en el mañana.
Sus palabras reflejan su compromiso con su negocio y su deseo de asegurar un mejor futuro para su hija y su nieta, con la esperanza de que su trabajo del día brinde estabilidad en el mañana.
Es por eso que se vuelve esencial implementar políticas que, además de capacitar a los empresarios en la gestión financiera, también les brinden apoyo para enfrentar con éxito los desafíos de un panorama competitivo cada vez más complejo. Hablamos de negocios y empresas familiares que buscan salir adelante, sosteniendo no sólo sus propios sueños, sino también la esperanza de un futuro próspero, tanto económico como social, para todos