Las dificultades de las microempresas para integrarse a la economía, ponen de nuevo en la  mesa el tema del modelo económico.

Más allá de los números: Michell de Reyes, una madre de familia y microempresaria exitosa

Los estudios realizados por el Observatorio MYPE de FUSAI nos han permitido visualizar con claridad la influencia decisiva de la microempresa en El Salvador. Entre otros datos relevantes, este sector conforma más del 90% del parque empresarial, es responsable de emplear a 7 de cada 10 personas y contribuye con el 42.9% del PIB. Sin embargo, los números no cuentan toda la historia completa. ¿Cómo es la vida de estos microempresarios? ¿Quiénes son ellos? ¿Cuáles son sus desafíos? Para conocer su experiencia, hay que hablar con ellos, conocerlos de cerca.

Con este propósito en mente, llegamos al establecimiento de Michell Aguilar de Reyes, una microempresaria que, después de una década de esfuerzo, ha consolidado su negocio. Su establecimiento está ubicado en la colonia Flor Blanca, sobre la concurrida calle sexta décima poniente, cerca del renovado estadio Mágico González. 

Con una sonrisa cálida, Michell nos comparte que ella creció en una familia de emprendedores. «Siempre admiré su esfuerzo», dice, con una sonrisa nostálgica, recordando cómo de niña vendía calcomanías en el colegio para contribuir a los ingresos familiares. Esos primeros pasos marcaron lo que vendría más adelante. Ahora, ella dirige su propia empresa, empleando a cuatro personas. Junto a ella, trabajan su esposo y su madre, quienes le ayudan a dirigir su empresa Multilaser que ha construido con esfuerzo por diez años. 

«Al principio todo era prueba y error», confiesa. Vendía pequeñas cosas que le generaban ingresos modestos, pero pronto descubrió que ser empresaria implicaba mucho más de lo que había imaginado. «Había responsabilidades que cumplir, horarios que seguir, cuentas que mantener al día» comenta. 

Los inicios del negocio de Michell se remontan a sus años universitarios, donde estudiaba diseño de interiores. En esa época, sus compañeros, en su mayoría arquitectos e ingenieros, requerían constantemente trabajos manuales como maquetas o prototipos para proyectos.  Fue ahí cuando Michell comenzó a utilizar la máquina de corte láser de sus padres para realizar proyectos para sus compañeros de estudios. «Al principio no lo veía como algo muy serio», recuerda Michell, «pero luego me di cuenta de que ese trabajo tenía alguna demanda y decidí darle más importancia».

Hoy, Michell tiene un negocio formalizado. «Pasé de poseer una pequeña máquina de corte a un local con empleados», dice con orgullo. Pero lo que más la satisface es haber logrado una mayor estabilidad para su familia. En estos diez años al frente de su empresa, formó una familia y ahora su hija sueña con heredar el negocio. «Creo que esa es la mayor satisfacción. Lo que empezó tan pequeño, ahora es la base para el futuro de mi hija«, comenta emocionada.

Al preguntarle cómo es la vida de un empresario, Michell sonríe y comenta:

"Todo el mundo cree que como empresaria tienes más tiempo, pero en realidad es lo contrario. Das el mil por ciento por tu empresa, siempre es una constante sed de llevar tu sueño y tu empresa más allá."
Michell de Reyes
Microempresaria - Multilaser

Su camino no ha sido fácil. Michell ha vivido la transición de ser soltera a casarse y tener una hija, lo que cambió su manejo del tiempo y sus prioridades. «Antes, atendía a mis clientes a cualquier hora. Luego, tuve que aprender a poner horarios y a separar el teléfono personal del de la empresa», agrega.

Este desafío de equilibrar las responsabilidades del negocio con las del hogar no es exclusivo de Michell. Casi la mitad de los microempresarios que han logrado aumentar sus beneficios, ampliar su capacidad productiva y expandir sus mercados, grupo al que pertenece Michell, se enfrentan a situaciones similares.

Poner límites, como explica Michell, es fundamental para cualquier microempresario. Es crucial separar el tiempo dedicado al negocio y no descuidar a la familia, amigos y el cuidado personal. Nos comenta que, aunque emprender puede parecer sinónimo de libertad, esa libertad trae consigo muchas responsabilidades que consumen el tiempo personal si no se ponen límites, pero no siempre es fácil hacerlo. «Me daba miedo poner límites, pensaba que mis clientes se irían con la competencia», confiesa. Pero menciona que en la Escuela de Negocios LID de FUSAI aprendió que los clientes valoran la calidad y el servicio. «Mis clientes me buscarán por lo que ofrezco», dice ahora con la sabiduría adquirida a lo largo de los años.

Michell también reconoce que para crecer es necesario aceptar la ayuda de otros. «Uno ama su empresa, pero no lo sabe todo», afirma. El acompañamiento de mentores e instructores como los de la escuela LID fue fundamental en su desarrollo. «Un instructor es como un árbitro externo en tu empresa, y eso es vital, sobre todo cuando la empresa es un esfuerzo familiar». También destaca la importancia de delegar, un reto que muchos empresarios enfrentan. «El error es creer que nadie ama a tu empresa como tú», reflexiona.

Michell recuerda un momento especialmente difícil, ocurrido hace dos años, cuando su hija enfermó gravemente y tuvo que cerrar su negocio temporalmente para cuidarla. «Como madre y empresaria, sentí que el mundo se me derrumbaba», dice con la voz entrecortada. «Pero tuve que estar ahí y atender lo más importante, mi hija».

Esta experiencia la llevó a aprender dos grandes lecciones en su vida empresarial. La primera, la importancia de poner límites: «es fundamental dedicarle tiempo al negocio, pero también a las cosas que nos hacen felices y nos dan paz mental», reflexiona. Para Michell, la familia, los amigos y el tiempo personal son esenciales para mantener el equilibrio emocional. La segunda lección, igualmente vital, es aprender a delegar y aceptar ayuda. «No puedes hacerlo todo sola. Aceptar el apoyo de otros no solo te libera, sino que también fortalece tu negocio»

Con la experiencia adquirida a lo largo de los años, Michell concluye: 

"Hay que saber cuándo ser empresaria y cuándo ser madre, esposa y amiga. Solo así puedes lograr el éxito en ambas partes de tu vida."
Michell de Reyes
Microempresaria - Multilaser

Las microempresas salvadoreñas muestran un creciente interés en la formalización. Muchas lo intentan con éxito, pero no son la mayoría.

Las microempresas salvadoreñas muestran un creciente interés en la formalización. Muchas lo intentan con éxito, pero no son la mayoría.

A menudo, se suele decir que  los microempresarios prefieren operar en la informalidad. Sin embargo, ¿qué tan fundamentada es esta afirmación? Un reciente estudio del Observatorio MYPE de FUSAI arroja luz sobre este estigma: la informalidad suele ser más una consecuencia de barreras estructurales que una elección deliberada. 

El estudio “Estado de la Mype 2024: La Otra Cara de la Economía”, que encuestó a más de 1,000 microempresarios de todo el país, ofrece una nueva perspectiva: mientras que el 47.2% de los microempresarios MYPE encuestados ha intentado formalizarse, solo el 30% opera de manera formal. Esta brecha del 70% entre quienes lo intentaron y quienes lo lograron sugiere que existen obstáculos significativos en el proceso de formalización, más que una falta de interés por parte del sector.

¿Qué opinan quienes lo lograron?

Armando Juárez es un propietario de un negocio de servicio técnico para impresoras en San Salvador. Nos cuenta que por ocho años había operado de manera informal hasta que decidió dar el salto a la formalidad este año. “Con esfuerzo y trabajo, logramos crecer poco a poco hasta formalizarnos por completo hace un mes”, expresó. Agregó:

“Esto ha dado tranquilidad a mis colaboradores y ha reforzado nuestra solidez como empresa”.
Armando Juárez
Microempresario

El reto de costos y conocimientos para formalizarse

Aunque la percepción de un número significativo de empresarios MYPE muestra una cara optimista respecto a la formalización, los desafíos que tuvieron que enfrentar son los que suelen disuadir al otro 70% de empresarios que operan en la informalidad.  

Armando reconoce que el costo de formalizarse es un aspecto lave: «Ha sido un poco complicado avanzar paso a paso solo con capital propio y sin una fuente de financiamiento». Para muchos, este factor representa el principal obstáculo para formalizarse. El mencionado estudio del Observatorio MYPE confirma que el costo de la formalización es el reto número uno para quienes lo intentan (48.1% de los encuestados). 

«Al principio sentíamos que eran gastos adicionales con los que no debíamos cargar», comparte Carla, “pero con el tiempo, la misma formalización fortalece y da impulso a la empresa”, agrega.

El mayor reto para la formalización
Costos 48.1%

Por otro lado, ambos empresarios coinciden en la importancia de contar con asesoría profesional para superar los retos del proceso. Esto se alinea con el estudio, que señala que la falta de conocimientos (31.3%) es el segundo obstáculo más grande que enfrentan los microempresarios para formalizarse. Carla destaca que la asesoría de la Escuela LID le permitió ver la formalización como una oportunidad de crecimiento, más que como un gasto adicional, lo que transformó su visión y la convirtió en «una empresaria con una visión de expansión».En el caso de Armando, él decidió delegar los trámites a una empresa especializada para concentrarse en su negocio.

Trazar un nuevo camino hacia la formalidad

Las experiencias de Armando y Carla muestran que la informalidad no se debe tanto a la falta de voluntad, sino a barreras estructurales que dificultan alcanzar la formalidad. En este contexto, los resultados del estudio sugieren la necesidad de construir políticas y procesos adaptados a la diversidad del sector. Los primeros pasos podrían centrarse en reducir los costos de formalización, educar sobre los procesos y simplificar los trámites, siendo estos los tres principales obstáculos que enfrentaron los microempresarios que intentaron formalizarse. 

Como expresa Carla: “La microempresa es el motor de la economía salvadoreña, y cuando te formalizas, todo fluye y te ayuda a crecer”. Este crecimiento se traduce en bienestar para miles de familias salvadoreñas que dependen de sus actividades. Es momento de revisar las normas y procesos actuales para facilitar el acceso a nuevas oportunidades y crecimiento para las microempresas, promoviendo así el bienestar de los dos millones de salvadoreños que dependen de este sector.

“La microempresa es el motor de la economía salvadoreña, y cuando te formalizas, todo fluye y te ayuda a crecer”.
Carla Urquiza
Microempresaria

Este crecimiento se traduce en bienestar para miles de familias salvadoreñas que dependen de sus actividades. Es momento de revisar las normas y procesos actuales para facilitar el acceso a nuevas oportunidades y crecimiento para las microempresas, promoviendo así el bienestar de los dos millones de salvadoreños que dependen de este sector.

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