La realidad de las MYPES lideradas por mujeres en El Salvador: entre la familia y el negocio
En El Salvador, las micro y pequeñas empresas (MYPES) desempeñan un papel crucial en la economía, especialmente en el empoderamiento de las mujeres. Sin embargo, el camino hacia un crecimiento sostenible para estas empresarias está lleno de desafíos considerables. Un estudio reciente del Observatorio MYPE, que forma parte del informe MYPE 2024 presentado en agosto, para muchas empresarias, el desafío más grande no es solo hacer crecer su negocio o financiamiento, sino equilibrarlo con las responsabilidades familiares.
El desafío del doble rol: proveedoras y cabezas de familia
El estudio señala que aproximadamente una tercera parte de las mujeres propietarias de microempresas no solo son las principales proveedoras de ingresos en sus hogares, sino que también asumen por completo la responsabilidad del cuidado familiar. Aunque el sector MYPE ofrece una flexibilidad de horarios valiosa, que difícilmente se encuentra en el sector formal, esta misma flexibilidad obliga a muchas empresarias a desempeñar un doble rol, ya que no siempre cuentan con el apoyo necesario para atender otras necesidades.
Esta situación refleja cómo la flexibilidad inherente al sector de las micro y pequeñas empresas (MYPE) se convierte en una doble carga para muchas empresarias que deben equilibrar sus responsabilidades empresariales y familiares, lo que las coloca en desventaja frente a los empresarios del sector y se convierte en una barrera que limita su capacidad de crecimiento.
Rosa Alvarado, además de administrar una tienda de productos de cuidado personal en San Julián, Sonsonate, debe cuidar a su madre mientras su hermano trabaja en el campo.
Ada Gonzáles, madre soltera y empresaria, enfrenta retos similares con Adaxi, su academia de costura en Sierra Morena, Soyapango. “Adaptarme al negocio y cuidar a mis hijos ha sido un reto constante, especialmente cuando debo organizar mi tiempo entre la confección, la academia y las responsabilidades familiares. Ser mamá soltera y empresaria no es fácil; implica hacer sacrificios significativos como dejar actividades que mis hijos disfrutaban para poder sostener el negocio y la familia”, explica Ada, quien con esfuerzo ha visto crecer su academia que comenzó como una pequeña operación en casa y ha llegado a tener veinte alumnas en su cuarta promoción.
Según el mencionado informe, la participación femenina disminuye considerablemente en los segmentos más grandes y económicamente más estables, como el de acumulación ampliada y pequeña empresa, donde predominan las unidades dirigidas por hombres.
El estudio indica que, aunque la mayoría de las unidades económicas del sector son lideradas por mujeres y que ellas también emplean una mayor proporción de mujeres en comparación con las lideradas por hombres, esta predominancia femenina no se traduce en un crecimiento proporcional. De hecho, casi el 90% de las empresarias están concentradas en los segmentos de subsistencia o acumulación simple, que corresponden a los estratos más vulnerables del sector de las micro y pequeñas empresas (MYPE). Rosa reflexiona sobre esta realidad:
En los segmentos más grandes y económicamente más estables, la representación femenina disminuye considerablemente, predominando las unidades dirigidas por hombres. Ada, quien inició sin el respaldo de su familia, reconoce la importancia de contar con apoyo externo, especialmente para aquellas que realmente quieren avanzar con su negocio. “Enseño a mis alumnas que el error no es un fracaso, sino una oportunidad para aprender y mejorar. Siempre les digo: ‘Tranquilas, no pasa nada si se equivocan; lo importante es volver a intentarlo y seguir adelante’. Aunque inicié sola, ahora veo cómo, con el apoyo adecuado, se pueden superar muchos obstáculos”.
Con frecuencia, en este doble rol las empresarias enfrentan desafíos adicionales como la falta de educación y financiamiento. Como sugieren los resultados del mencionado estudio, estas empresarias enfrentan una brecha de género que se amplía a medida que las empresas crecen. La concentración de las empresarias en los segmentos más pequeños del mercado las sitúa en una posición vulnerable. Estos segmentos a menudo se caracterizan por una menor capacidad de inversión y menores niveles de remuneración, lo que representa importantes desafíos que deben enfrentar las empresarias. Sin embargo, Rosa subraya la importancia de la independencia en este contexto:
Historias como las de Rosa y Ada subrayan la necesidad de implementar estrategias integrales que ayuden a crear un entorno más propicio para que las empresarias salvadoreñas lideren negocios sostenibles y prósperos, superando las brechas que obstaculizan su crecimiento y consolidación en el mercado.
Necesidad de programas de soporte
Una respuesta efectiva en esta dirección podría ser la implementación de programas de cuidado infantil y apoyo a las responsabilidades familiares de las empresarias. Estos programas serían un primer paso esencial para facilitar la transición hacia la reducción de la brecha de género, promoviendo así un desarrollo empresarial más sostenible e inclusivo. Para lograr un mayor impacto, estas iniciativas deben complementarse con políticas e inversiones que promuevan la educación, la mejora laboral, ofreciendo mejores oportunidades de financiamiento y acceso a tecnologías que optimicen sus negocios.
El desafío de cerrar la brecha de género en las MYPES es tanto una cuestión de equidad como de eficiencia económica. Empoderar a las mujeres empresarias no solamente fortalece la economía, sino que también promueve un crecimiento más equitativo y sostenible entre hombres y mujeres . Como expresa Rosa Alvarado: “lo que nos impulsa, no es solo la necesidad de crecer, sino el deseo de cambiar nuestra vida, la de la familia y amigos.”
La persistencia de esta brecha no debe ser vista como una fatalidad, sino como una oportunidad para redoblar esfuerzos en la promoción de la igualdad de género en el sector empresarial. Con el apoyo adecuado, las mujeres pueden convertirse en una fuerza aún más poderosa para el desarrollo económico y social de El Salvador. “Adaxi le da vida a su negocio”, dice Ada con orgullo, aludiendo al impacto que su academia ha tenido en la vida de sus alumnas y en su comunidad. De hecho, tres de sus alumnas han dado el paso de abrir sus propios pequeños negocios de costura, demostrando el tipo de transformación que es posible cuando las empresarias reciben el apoyo que necesitan
Como lo advierte el Informe MYPE 2024, las empresas lideradas por mujeres tienden a tener un impacto positivo en las comunidades, generando empleos, innovando con productos y servicios, y fortaleciendo la resiliencia económica local. Además, las emprendedoras suelen reinvertir una mayor proporción de sus ganancias en el bienestar familiar y el desarrollo comunitario.