MBA ACELERA de ESCUELA LID de Fusai desafía el modelo tradicional de apoyo a las MYPES

Margarita Galdámez, empresaria graduada MBA Acelera.

MBA ACELERA de ESCUELA LID de Fusai desafía el modelo tradicional de apoyo a las MYPES

Félix Ventura comenzó con nada. Literalmente. Ni un centavo en la cuenta bancaria, sin contabilidad, sin estrategia y con más desacuerdos que acuerdos con su hermano, con quien compartía la gestión de su pequeña empresa. “Yo no sabía qué era un plan de negocios, ni cómo delegar. Hacía todo a ojo”, recuerda. Sus decisiones eran intuitivas, muchas veces impulsivas, y los errores operativos se acumulaban. No había estructura, ni visión de crecimiento.

Hoy, Félix lidera su empresa Grupo Orgánica con siete empleados, ha incorporado inteligencia artificial en algunos procesos operativos, segmenta a sus clientes con precisión y ha lanzado productos innovadores. “El programa MBA Acelera me abrió la mente”, dice. “Ahora tengo claridad, sé a dónde quiero llegar y cómo organizarme para lograrlo”.

Un sector vital, pero profundamente fragmentado

El sector de la micro y pequeña empresa (MYPE) representa uno de los pilares de la economía salvadoreña. Sin embargo, su contribución al desarrollo sigue limitada por brechas persistentes. Según datos del Observatorio MYPE 2024, el 66% de los empresarios se encuentra en el segmento de subsistencia, operando en condiciones precarias y con escasa capacidad de acumulación o innovación.

Esta cifra revela una verdad incómoda: la mayoría de las MYPE no logran evolucionar hacia etapas de crecimiento sostenido. Pero más allá del estancamiento general, el estudio resalta un hecho muchas veces ignorado en el diseño de políticas públicas: la heterogeneidad del sector. Existen al menos cinco segmentos empresariales con realidades y necesidades distintas, desde la subsistencia hasta el alto impacto, lo que exige enfoques diferenciados y no recetas genéricas.

“A menudo se aplican soluciones iguales para todos los sectores, cuando en realidad los perfiles son muy diversos”, señala Luis Castillo, director del Observatorio MYPE. “No es lo mismo intervenir en una empresa de subsistencia que carece de capacidad de inversión, que en una pequeña empresa que se encuentra en una etapa de consolidación con una visión exportadora”.

Distribución de la MYPE en El Salvador

MYPES de subsistencia
67%
MYPES de acumulación simple
13%
MYPES de acumulación ampliada
7%
MYPES en expansión
7%
Pequeña empresa
5%

Brechas y obstáculos que pasan desapercibidos

El desarrollo empresarial depende en buena medida de tres factores críticos: formación, formalización y adopción tecnológica. En estos tres frentes, el sector MYPE enfrenta serios desafíos.

De acuerdo con el informe «El Estado Actual de la MYPE 2023», solo el 26.4% de los empresarios ha cursado estudios de bachillerato, y apenas el 14% ha accedido a educación técnica o superior. Esto significa que la mayoría de los emprendedores, alrededor del 60%, operan sus negocios sin tener un conocimiento sólido de las herramientas básicas para gestionar una empresa adecuadamente. 

Por otra parte, la informalidad alcanza al 76% del sector de las MYPE. Esto significa que solo dos de cada diez empresarios estarían en condiciones mínimas para integrarse a cadenas de valor dinámicas, como las del turismo o la construcción, donde se requiere cumplir con estándares formales para poder contratar servicios o adquirir productos.

Además, en este segmento existe una importante brecha digital. Según el estudio sobre medios electrónicos y digitales en la MYPE (2023), publicado por el Observatorio MYPE, cuatro de cada diez empresarios no utilizan ningún recurso digital en sus operaciones. Esta cifra se eleva al 50% en el segmento de subsistencia.

Hacia un nuevo paradigma: buscar los diamantes del sector y pulirlos para que brillen y crezcan

En este contexto, la aparición de enfoques alternativos como el programa MBA Acelera marca una sólida alternativa  por replantear el modo en que se apoya a la MYPE. El programa administrado por la Fundación de Apoyo Integral (FUSAI), a través de LID, propone una ruptura metodológica con el enfoque tradicional de apoyo a las MYPE.

De acuerdo con Roxana Girón, coordinadora de la Escuela LID, explica que este modelo innovador se construye sobre la idea de que el empresario no es un beneficiario pasivo, sino un actor transformador. “Trabajamos desde su realidad, pero apostamos por desarrollar habilidades que le permitan crecer como persona y como líder empresarial”, agrega.

MBA Acelera no ofrece capacitaciones genéricas ni paquetes cerrados de asistencia. Su diseño contempla rutas diferenciadas según el perfil del empresario, con una combinación de contenidos técnicos y de liderazgo. El enfoque humanista y antropológico es central: se ve al empresario como un sujeto integral, con incidencia en su entorno familiar y comunitario.

Daniel Turiel, director de la ONG ACTEC —organización con presencia en Asia, África y América Latina— señala:

“esta metodología parte de la realidad concreta del empresario MYPE. Lo que la hace diferente es su capacidad transformadora: combina un enfoque disruptivo con herramientas prácticas que el empresario aplica desde el primer día”
Daniel Turiel
Director de ACTEC ONG

El programa MBA Acelera fue lanzado oficialmente el pasado 3 de junio en un evento que contó con la participación de actores clave de la cooperación internacional, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ONU Mujeres, UNICEF, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la Delegación de la Unión Europea en El Salvador y la Fundación del Valle El Salvador. El programa también cuenta con el respaldo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

Un enfoque fresco y con potencial

“El gran reto es cómo acompañamos al empresario desde donde están, sin imponer modelos académicos inaccesibles ni limitarnos a repartir conocimientos teóricos”, sostiene Castillo. “Programas como este abren esa posibilidad”.

Lo interesante es que, al introducir criterios de segmentación consciente y redes de apoyo sostenibles, se favorece una lógica de evolución empresarial. No se trata de “graduar” a todos hacia el éxito inmediato, si no de trazar caminos realistas que permitan avanzar hacia una mejor calidad de vida para sus empleados, familias y el mismo empresario.

De la anécdota al cambio estructural

Félix, quien hace apenas dos años discutía con su hermano por cómo dividir las tareas en una empresa sin rumbo, ahora lidera equipos, delega con confianza y trabaja bajo una hoja de ruta clara. Lo que antes era improvisación, hoy es estrategia. “Ahora sé que no estoy solo. Y que, si me organizo, puedo crecer”, afirma.

El verdadero desafío para el desarrollo de la MYPE salvadoreña no radica únicamente en expandir la cobertura de programas, sino en cambiar el lente con el que se observa y se actúa sobre el sector. Reconocer su diversidad interna y responder con estrategias adaptativas puede ser la clave para romper décadas de fragmentación.

La aparición de enfoques como MBA Acelera no debe verse como una fórmula mágica, sino como una invitación a repensar, y a dejar de concebir a los empresarios como cifras agregadas y comenzar a verlos como sujetos con historias, capacidades y aspiraciones. En esa transformación, quizá, se encuentre el impulso que el sector ha estado esperando.

Más allá de la «ola turística»: las microempresas salvadoreñas luchan por surfear el boom sin hundirse

Más allá de la "ola turística": Las microempresas salvadoreñas luchan por surfear el boom sin hundirse

A las seis de la mañana, Omar Romero enciende el horno de leña de El Viejo Pilón en Los Naranjos, Juayúa. No está preparando solo quesadillas: está construyendo una experiencia que conecte a los turistas con la autenticidad del lugar. «No puedo competir solo por la calidad del café; todas las cafeterías dicen tener el mejor. Lo que ofrecemos es una experiencia completa», explica mientras acomoda las mesas de su negocio.

La historia de Omar ilustra una paradoja nacional. El Salvador vive un momento turístico sin precedentes: 2.5 millones de turistas internacionales llegaron en 2023, según la Corporación Salvadoreña de Turismo (CORSATUR). El gasto turístico como porcentaje del PIB saltó del 6.5% en 2019 al 11% en 2023. Sin embargo, esta «ola turística» no está levantando a todas las embarcaciones por igual.

Cuando el crecimiento no toca fondo

Los números del Observatorio MYPE revelan una realidad contrastante. Aunque el 58.7% de las microempresas en zonas turísticas atienden a visitantes extranjeros, aproximadamente nueve de cada diez indican que no se han recuperado completamente de la pandemia y atienden menos clientes que antes.

María González opera un pequeño restaurante en La Libertad. «Veo pasar más turistas que nunca, pero mis ventas siguen por debajo de 2019», relata. Su testimonio refleja lo que experimentan miles de microempresarios: el 76.5% identifica la disminución de la demanda como principal obstáculo, mientras enfrentan creciente competencia de grandes empresas.

Disminución de la demanda: el obstáculo más señalado por las MYPEs 76.5%

Estos datos evidencian que el crecimiento turístico, por sí solo, no garantiza inclusión económica. Más bien plantea la urgencia de repensar estrategias empresariales.

El salto de lo transaccional a lo experiencial

«El turismo representa una oportunidad, pero no una garantía», señala Roxana Girón, coordinadora de programas en la Escuela LID de FUSAI, especializada en microempresarios. «Las MYPES deben comprender que para competir se requiere más que ofrecer productos. Se necesitan propuestas que incorporen la experiencia del cliente y su conexión con el entorno.»

Los turistas internacionales buscan vivencias auténticas: quieren escuchar historias, probar sabores locales, conocer personas, descubrir el alma de los territorios. Esta lógica exige que las microempresas evolucionen de operaciones transaccionales hacia estrategias relacionales.

Omar Romero lo ha entendido. En El Viejo Pilón, cada elemento está pensado para crear coherencia narrativa: desde el ambiente hasta el horno de leña, pasando por el relato que acompaña servir una quesadilla. «Mis planes son ampliar mi capacidad operativa, manteniendo el ambiente que vuelve especial la experiencia», explica.

Para Girón, «la experiencia es el producto turístico por excelencia. Las MYPES que comprendan esto y lo integren en su modelo de negocio estarán mejor posicionadas para competir, crecer y fidelizar clientela.»

La infraestructura como limitante invisible

Sin embargo, el esfuerzo individual tiene techos estructurales. El estudio del Observatorio MYPE revela una perspectiva frecuentemente ignorada: el 60.9% de empresarios encuestados priorizan la organización de ferias turísticas, mientras un 46.1% señala la urgencia de mayor inversión pública en infraestructura básica.

Omar Ramos observa estas limitaciones en su territorio: «Se ha mejorado la calle, pero no se ha pensado en el turista de a pie, en cómo hacer de Los Naranjos una ruta integral con lógica recreativa y cultural» dentro de la Ruta de las Flores, importante destino turístico occidental.

De poco sirve diseñar experiencias memorables si el acceso es difícil, sin rutas peatonales seguras, señalización adecuada o espacios públicos que inviten a explorar. La sostenibilidad turística requiere un entorno favorable para las microempresas, reconocidas como actores estratégicos del sector.

Perspectivas de integración

Los datos confirman que surfear la «ola turística» exige más que entusiasmo: requiere preparación, enfoque, visión empresarial y un entorno público facilitador. La articulación entre gobiernos locales e instituciones turísticas debe diseñar intervenciones adaptadas a las realidades territoriales específicas.

Como concluye Roxana Girón: «El reto no es producir más, sino diseñar mejor estrategia: entender a quién se vende, cómo se atiende y qué se hace sentir al cliente.»

La historia de Omar Romero y miles como él sugiere que el verdadero potencial del boom turístico salvadoreño se materializará cuando las microempresas logren combinar innovación empresarial con condiciones estructurales habilitantes. Solo así la «ola» dejará de ser una promesa para convertirse en realidad transformadora.

El Salvador sin USAID: disyuntivas del apoyo a las MYPES

Opinión

El Salvador sin USAID: disyuntivas del apoyo a las MYPES

Luis Castillo – Director del Observatorio MYPE/ESCUELA LID de FUSAI

Durante las últimas dos décadas, los programas de cooperación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han sido una piedra angular en el ecosistema de apoyo a las micro y pequeñas empresas (MYPES) en El Salvador. En los últimos cinco años, USAID ha aprobado y ejecutado proyectos por un monto aproximado de $267 millones de dólares en rubros que benefician directa o indirectamente a la MYPE, tales como la mejora de la educación en comunidades vulnerables, crédito semilla para emprendedores, apoyo al desarrollo local, formación en habilidades técnicas e inclusión financiera, entre otros.

millones de dólares
200

Entre los programas más destacados se encuentran «Cadenas de Valor Inclusivas», que promovió la inserción de más de 10,000 pequeñas empresas en sectores como agroindustria, textiles, turismo y tecnologías de información; «Creando Oportunidades Económicas (COE)», que canalizó fondos para capacitar a jóvenes y mujeres emprendedoras; y «Mujeres Construyendo Resiliencia», que facilitó el acceso a financiamiento para empresarias rurales. El impacto ha sido concreto: miles de unidades económicas accedieron a formación, asistencia técnica, financiamiento y oportunidades de inserción en mercados nacionales e internacionales.

La suspensión repentina de estos recursos obliga al país a hacer una pausa estratégica. ¿Debe El Salvador resignarse a la pérdida o puede aprovechar este giro para construir un modelo más autónomo de apoyo a las MYPES? Este nuevo escenario exige repensar cómo articular políticas públicas, recursos nacionales e internacionales y alianzas multisectoriales para llenar un vacío que, de no ser atendido, podría tener efectos regresivos en la economía popular.

1. Comercio sin ayuda. ¿Libertad económica o zona de peligro?

El fin de la cooperación de USAID no equivale al fin de las oportunidades con EE.UU. Es muy probable que parte de la ayuda que proveía el USAID sea retomada por el departamento de Estado. También, este podría ser el momento ideal para aprovechar términos comerciales más favorables para los productos salvadoreños. Sin embargo, la situación presenta una paradoja: si bien El Salvador debe demostrar su capacidad de autosuficiencia, la competitividad de sectores cruciales como las MYPES podría verse comprometida en el proceso. ¿Podrá el país mantener a flote a este crítico sector en un mercado donde las reglas son dictadas por jugadores con mayores recursos y experiencia?

El mercado regional podría ser un salvavidas. La integración económica centroamericana abre nuevas oportunidades para las MYPES, pero sin inversión en infraestructura, educación, programas de acompañamiento empresarial y financiamiento, esta oportunidad podría quedar desperdiciada . Si El Salvador quiere jugar en las grandes ligas, deberá hacerlo sin la red de seguridad de la ayuda externa, y si lo hace, habrá un marco de condicionamientos completamente nuevo.

2. Autosuficiencia financiera. ¿Cómo se construye valor sin ayuda?

La cancelación de estos fondos deja al descubierto una realidad incómoda: la ausencia de un modelo autosostenible para muchas instituciones sin fines de lucro. Durante años, la cooperación internacional ha sido el oxígeno que ha mantenido con vida a muchas ONG y programas. Ahora, sin esta fuente de ingresos, deben reinventarse. La gran pregunta es: ¿tienen la capacidad de hacerlo?

Tejido empresarial MYPE 94.4%

El emprendimiento social y la inversión privada emergen como soluciones evidentes, pero aquí surge otro problema: ¿está el sector privado salvadoreño preparado para asumir este rol protagónico? Las MYPES, que constituyen el 94.4% del tejido empresarial, dependen de condiciones de mercado favorables para prosperar. Sin acceso a financiamiento adecuado y apoyo para generar capacidades productivas en una economía con serias vulnerabilidades inherentes, las micro y pequeñas empresas enfrentan desafíos aún mayores para crecer y prosperar.

3. Programas sociales. ¿Transformación o desaparición?

Los programas de prevención de violencia y migración forzada que financiaba USAID han sido claves para reducir los factores de riesgo en comunidades vulnerables. Pero su importancia no se limitaba al ámbito social. Muchos de estos proyectos incluían componentes económicos vitales: incubación de negocios, formación en habilidades emprendedoras, acceso a microcréditos, asistencia técnica, encadenamientos productivos y desarrollo de mercados locales. Estas intervenciones combinaban el desarrollo social con una estrategia de activación económica territorial.

La eliminación de estos proyectos no solo plantea una pérdida de apoyo comunitario, sino también un retroceso en la construcción de ecosistemas locales de emprendimiento. ¿Cómo garantizar que estos programas sigan funcionando? La cooperación entre sector privado, gobierno, academia y ONG nacionales podría ser una solución, pero sin un empuje nacional claro y liderado por una sólida coalición público-privada, estas iniciativas corren el riesgo de diluirse.

4. MYPES en un nuevo entorno. ¿Dónde y cómo priorizar el apoyo?

La historia muestra que el acceso al crédito y la falta de apoyos no financieros siguen siendo obstáculos mayúsculos para la mayoría de estos negocios. Sin USAID, muchos pequeños empresarios dependerán aún más del sistema financiero local y de los programas nacionales de apoyo a las MYPES, los cuales suelen estar mal financiados (los públicos) o diseñados para responder a realidades distintas (el sector financiero).

El sector privado podría llenar parte del vacío, pero ¿realmente lo hará? El capital de inversión es escaso, y sin incentivos adecuados, es difícil imaginar que grandes empresas se lancen a financiar emprendimientos con un nivel alto de riesgo. Sin una estrategia clara de apoyo, la capacidad de las MYPES para sostenerse y crecer con recursos propios encontrará barreras adicionales. Los apoyos no financieros —capacitación, asistencia técnica, innovación, redes de mercado— tan vitales, se han vuelto repentinamente escasos.

La desaparición de esta infraestructura de acompañamiento genera un vacío que los organismos multilaterales, trabajando con los Gobiernos, tendrán la presión de llenar. Sin embargo, deberán enfrentar una necesidad imperiosa de priorización: decidir qué territorios, sectores o segmentos empresariales apoyar primero en un contexto de alta demanda y recursos limitados.

5. Adaptación ante la incertidumbre. ¿Innovación o parálisis?

Si hay algo que El Salvador ha demostrado a lo largo de su historia es resiliencia. Ahora, más que nunca, se requieren estrategias innovadoras que impulsen la digitalización, la educación financiera y el acceso a mercados locales e internacionales para las MYPES.

La urgencia del momento no deberá  llevar a decisiones improvisadas. Según una encuesta del Observatorio Mype la ESCUELA LID de FUSAI, en promedio 57% de los microempresarios aún no perciben una disminución en los precios y han experimentado aumentos en los costos de insumos desde 2021, Muchas Mypes enfrentan fuertes presiones en sus márgenes y la presión sobre los negocios pequeños podría ser excesiva y difícil de soportar. Los empresarios deben encontrar formas sostenibles de financiar la asistencia que necesitan para adaptarse a un entorno económico que cambia rápidamente.

Conclusión. La paradoja de la autosuficiencia

La salida de USAID no representa solo la pérdida de fondos, sino también de una arquitectura institucional que, con todos sus defectos, apoyaba la  estabilidad social en comunidades vulnerables y brindaba acceso a los bienes más escasos para las MYPES: conocimiento, mercados y  tecnologías. Ahora, El Salvador enfrenta una prueba de fuego: demostrar que puede sostener por sí mismo este tipo de programas esenciales o arriesgarse a un retroceso económico y social considerable entre los sectores más frágiles.

¿Será este cambio el impulso  que necesita El Salvador para poner a las MYPES finalmente en el centro de la agenda nacional? La respuesta está en la rapidez y eficacia con la que se tomen decisiones estratégicas. El Salvador puede transformar esta crisis en la oportunidad de redefinir su modelo de cooperación y desarrollo económico local. Pero sin un renovado enfoque centrado en las verdaderas necesidades del sector MYPE —mayoritariamente afectado por los recortes— el país corre el riesgo de quedar atrapado en la paradoja de depender de la ayuda para poder prescindir de ella. Es el momento de apostar más por las Mypes, base del empleo nacional.

Banco INTEGRAL  Nace el primer Banco Mype del país

Banco INTEGRAL

Nace el primer Banco MYPE del país

A pesar de que las micro y pequeñas empresas representan en El Salvador el 99% del tejido empresarial y proporcionan empleo a casi un millón de personas, el acceso a servicios financieros adecuados para este sector ha sido históricamente limitado. Frente a esta realidad, el nacimiento de Banco Integral, en octubre del 2024, marca un antes y un después en la inclusión financiera del sector MYPE.

Según afirma su Fundador, Luis Castillo, “se busca fortalecer la seguridad de los ahorristas y las capacidades del nuevo banco, para que pueda servir mejor a un sector que demanda nuevos servicios de tipo bancario, a medida que crece”. “Hemos tenido que dar este salto para acompañar el crecimiento de nuestros clientes, que ahora necesitan medios de pago, ahorros de seguridad bancaria y otros servicios“. Estamos preparados no solo para brindar financiamiento, sino también para asesorarlos en el desarrollo de sus negocios” explicó el Ing. César Barahona, Director Ejecutivo de Banco Integral, “somos un banco que entiende profundamente a los empresarios de este sector”, agregó.

De programa de crédito a entidad bancaria

Banco Integral comenzó en 1990 como un programa de créditos impulsado por FUSAI y Naciones Unidas, en un contexto en el que El Salvador aún lidiaba con las secuelas de la guerra civil. El programa se creó para brindar apoyo financiero a familias que enfrentaban un futuro incierto, ofreciendo apoyo financiero y programas de mejoras de capacidades empresariales para apoyar su integración económica.

A medida que el país avanzaba hacia una nueva etapa de paz, Integral también dio pasos firmes para consolidarse. En 2002, se convirtió en una sociedad anónima y en el 2009 obtuvo la licencia cómo la primera Sociedad de Ahorro y Crédito, lo que le permitió ampliar su oferta de productos financieros para las MYPE. 

Rompiendo barreras de acceso a servicios financieros

La falta de confianza en las instituciones bancarias tradicionales ha sido uno de los mayores desafíos para el sector MYPE. Según el estudio El Estado Actual de la MYPE 2023, publicado por el Observatorio MYPE de FUSAI, una de las principales razones por las que los empresarios no acceden a la banca tradicional es la desconfianza, seguida de los altos costos asociados con los servicios financieros. Esto pone de manifiesto que, hasta ahora, no se han diseñado productos financieros adaptados a la realidad y las necesidades de las microempresas y pequeñas empresas.

Como consecuencia, numerosas micro y pequeñas empresas han optado por acudir a instituciones financieras no reguladas, como cooperativas, cajas de crédito, sociedades de ahorro e incluso prestamistas informales. El estudio revela que el 65% de los empresarios encuestados gestionan sus cuentas a través de este tipo de entidades, mientras que solo 3 de cada 10 tienen cuentas en bancos tradicionales. Este dato evidencia la baja bancarización que sufre la economía de El Salvador.

“La oferta financiera actual no está alineada con la realidad del microempresario, quien necesita soluciones ajustadas a su entorno y capacidades”, señala Luis Castillo, quien a través de las tres décadas de experiencia con Integral ha podido estudiar de cerca al sector.

“Es necesario entender estas particularidades y derribar las barreras que mantienen a muchos empresarios sin acceso a la banca ”
Luis Castillo
Fundador de Banco Integral

Es importante destacar que las barreras de género suelen impedir a muchas mujeres acceder a la banca. Según el estudio El Estado de la MYPE 2024, 6 de cada 10 mujeres microempresarias enfrentan dificultades para acceder a crédito. Según los directivos del Banco Integral, su línea de crédito Mujer Integral tendrá un papel fundamental en asegurar que las mujeres empresarias puedan obtener financiamiento y hacer crecer sus negocios.

“En Integral, no solo se quedan con dar un crédito,” comenta Clara Guadalupe Melara, propietaria de Just in Time Road Logistic y beneficiaria de los servicios de Banco Integral. “Nos apoyaron, creyeron en nosotros y nos impulsaron. Se convierten en asesores y en amigos. Nos motivan a tomar programas gratuitos que fortalecen nuestras habilidades. Ese tipo de apoyo es invaluable”.

El reto de la digitalización y la apuesta por servicios verdes

Además de los desafíos financieros, el sector MYPE enfrenta otro reto significativo: la digitalización. Según el estudio El Estado Actual de la MYPE 2023, el 59.6% de los empresarios MYPE aún prefieren realizar compras y hacer o recibir pagos en efectivo. Solo un 6.6% utiliza medios electrónicos o digitales para sus transacciones, mientras que apenas un tercio combina ambas opciones. Esto muestra que muchos empresarios aún no han adoptado plenamente la digitalización en sus operaciones.

El estudio también revela que el 42.5% de los microempresarios perciben riesgos al usar medios electrónicos para realizar compras, pagos y cobros, lo que evidencia una falta de confianza en estos sistemas.

“Integral ha entendido que la digitalización es clave para la modernización del sector MYPE, pero también es consciente que aún existe cierta resistencia en el sector” comenta Luis Castillo. “Por eso, en Integral, también nos hemos fijado como objetivo facilitar la transición de los empresarios hacia medios electrónicos, a través de alianzas con instituciones especializadas.” Con el apoyo de COFIDES, Banco Integral ha lanzado recientemente una iniciativa para promover la digitalización y los servicios financieros verdes en el sector MYPE. 

Apuesta a largo plazo por el sector MYPE

“La creación de Banco Integral es una prueba de que, con la visión correcta y continuo esfuerzo, es posible transformar una microfinanciera en una entidad bancaria que se convierta en el aliado principal de los microempresarios”.
César Barahona
Director Ejecutivo de Banco Integral

El surgimiento de Banco Integral como la primera entidad financiera dedicada a impulsar a las MYPE representa un hito en la industria del país. Con 9 de cada 10 empresarios pertenecientes a este sector que genera 2 de cada 3 empleos, no cabe duda que la existencia de una oferta especializada para las Mypes es un paso importante para el país. “Ese es nuestro compromiso: seguir impulsando este sector que es el corazón económico de El Salvador”, concluyó su Director Ejecutivo, César Barahona.

Tomando el pulso al ánimo de las Mypes. Las microempresas parecen recuperar el ritmo de cara al cierre del año

Tomando el pulso al ánimo de las Mypes. Las microempresas parecen recuperar el ritmo de cara al cierre del año

Este año 2024 ha sido un año más volátil para el sector MYPE en comparación con el año anterior. El país atravesó un periodo electoral y sufrió tormentas; además, la inflación, que parecía haberse estabilizado, volvió a incrementarse. Todo esto ha tenido un impacto en las empresas y en las familias. Pese a este panorama, los microempresarios parecen haber retomado el ritmo.

Al iniciar el año, las microempresas contaban con un Índice de Confianza Empresarial de 105.8 puntos, continuando con una tendencia positiva que venía desde el año anterior.  En el segundo trimestre, sin embargo, este índice se contrajo a 102.2 puntos, reflejando una visión menos optimista de los empresarios sobre la situación económica del país en ese periodo. Esto pudo estar influenciado por la incertidumbre generada por el proceso electoral, así como por otros factores como la inflación, los fenómenos meteorológicos y las intensas lluvias que afectaron al país.

Índice de Confianza Empresarial Trimestre III
130

El panorama parece haber  mejorado para el tercer trimestre. El Índice de Confianza Empresarial cerró en 105.4 puntos, apenas 0.4 puntos por debajo de los valores con los que inició el año. Esto sugiere que el sector percibe un ambiente económico más favorable que en el segundo trimestre, posiblemente debido a la temporada del año, que tradicionalmente es más dinámica.

¿Qué opinan los empresarios hasta ahora?

El informe más reciente sobre la dinámica empresarial MYPE para el tercer trimestre de 2024, del Observatorio MYPE de LID, que recopila la opinión de los microempresarios de todo el país, muestra que el sector experimentó un buen desempeño en comparación con el trimestre anterior. Los datos revelan que el porcentaje de empresarios que reportaron una mejoría superó en 14% a aquellos que vivieron una situación desfavorable. Este indicador se mantiene cerca del promedio del sector, que es de 15.2%, lo que refleja un buen dinamismo en general, aunque ligeramente por debajo de los niveles promedio.

Esta mejora podría estar relacionada con varios factores. Al consultar la opinión del sector, por un lado, se observó una mejor administración financiera, reflejada en la reducción del porcentaje de empresarios que enfrentan dificultades financieras, de 42% a 37%. Además, la escasez de inventarios disminuyó del 29% al 21%, una caída significativa considerando que el trimestre anterior había tocado el punto más alto desde el año 2020.

No obstante, el dinamismo del sector sigue estando limitado por la fuerte competencia, un factor que ha permanecido constante durante el último año. Desde el tercer trimestre de 2023, cuatro de cada diez empresarios han señalado un aumento en la competencia dentro del sector. Esto podría estar relacionado con la mejora del clima de seguridad en el país, que ha facilitado la aparición de nuevos negocios y, en algunos casos, la entrada de medianas y grandes empresas en el mercado.

Además, los empresarios continúan sintiendo el impacto de los precios altos. El 80% de ellos reportó que los precios de la mercancía y las materias primas se mantuvieron estables o experimentaron aumentos (35% y 45.2%, respectivamente). 

¡Las expectativas para el cierre de año son muy positivas!

Aunque es habitual que los empresarios muestren entusiasmo por el último trimestre del año debido a festividades de Navidad y Año Nuevo, este 2024 las expectativas han alcanzado niveles muy altos. Al ser consultados sobre sus expectativas para el fin de año, siete de cada diez empresarios manifestaron que anticipan un cierre exitoso. Este porcentaje supera en un 66.3% a aquellos que tienen opiniones contrarias, logrando el puntaje más alto hasta la fecha en este indicador. La última vez que se registraron cifras similares fue hace dos años. Estos datos son alentadores, ya que los empresarios con expectativas positivas suelen incrementar sus operaciones a través de inversiones y contrataciones. 

Este escenario sugiere que las microempresas en El Salvador han retomado el optimismo propio del sector hacia el cierre de 2024. Con un 50% de los empresarios manteniendo su nivel de inversión y un 23% incrementándola, siete de cada diez empresarios están apostando por un crecimiento sólido en los próximos meses. Este optimismo también se refleja en la contratación del sector, donde el 55% de los empresarios ha mantenido su plantilla y un 20% la ha ampliado.

Empresarios manteniendo su nivel de inversión 50%
Empresarios que han mantenido su plantilla 55%

Todo esto se refleja en la Confianza Empresarial situada en 38.7 puntos que refuerza este panorama positivo, superando con creces los 20 puntos que marcan un crecimiento económico favorable. Con estos niveles de confianza y optimismo, el sector MYPE una vez más apuesta con todo al cierre del año.

Perdió su empleo en la pandemia y conoció la desesperación. Conozca cómo Dinora se reinventó con éxito para cumplir el sueño de toda su vida

Dinora Pérez. Empresaria.

Perdió su empleo en la pandemia y conoció la desesperación. Conozca cómo Dinora se reinventó con éxito para cumplir el sueño de toda su vida

La idea de dejarlo todo y aventurarse a empezar un negocio propio es algo que cruza por la mente de muchas personas en algún momento. No obstante, con el tiempo, la rutina y las obligaciones nos devuelven a la realidad y el deseo de emprender se desvanece.

Para algunos, emprender no es una elección, sino una necesidad. En El Salvador, año tras año, miles de jóvenes intentan incorporarse al mercado laboral, pero las oportunidades escasean. La llegada de la pandemia en 2020 solo empeoró la situación. De la noche a la mañana, los comercios cerraron, algunas empresas redujeron su personal y otras cesaron sus operaciones.

Dinora fue una de las personas que se quedó sin empleo. Las circunstancias y la necesidad la convirtieron en una emprendedora. Hoy en día, lidera un emprendimiento de cosmética artesanal reconocido por atraer tanto a turistas locales como internacionales, que le ha permitido disfrutar de la independencia que siempre anheló. Sin embargo, su camino estuvo lleno de obstáculos. Según sus propias palabras, su éxito fue el resultado de una lucha tanto interna como externa.

Dinora nos cuenta su historia mientras nos encontramos sentados en una pequeña oficina de FUSAI. El cielo amenaza con lluvia que nunca llega, como si el clima mismo reflejara la incertidumbre que vivió al inicio de su viaje. Sus manos juegan con la correa de una mochila que reposa a su lado. Más tarde, señalando el bulto, comenta: «Siempre llevo productos para mis clientes cuando salgo, especialmente si están cerca de donde me encuentro». Esta declaración resume la dedicación que le ha puesto a su negocio.

Productos naturales elaborados por Dinora.

Ella es una empresaria, madre de dos hijos adultos que viven con ella en una casa ubicada en el cantón El Progreso, en las frescas y fértiles montañas del volcán de San Salvador, lejos del bullicio de la ciudad. En su pequeño terreno, además de cuidar perros rescatados, cultiva sábila, romero, rosas y otras plantas que utiliza para sus productos. “Después de la pandemia, todo se detuvo. No tenía trabajo y me preguntaba qué podía hacer”, recuerda. Siendo ella una persona activa que anhelaba su independencia económica, se vio abrumada por el desempleo. Decidió entonces inscribirse en varios cursos, siendo uno de ellos sobre cosmética artesanal, el que transformaría su vida.

Tiempo después, gracias al apoyo del dueño de la finca de café San Cristóbal, quien le ofreció un espacio en sus instalaciones, Dinora abrió un pequeño local en esta zona turística del Boquerón, aprovechando el constante flujo de visitantes nacionales e internacionales para vender sus productos.

“Me encantó la idea de hacer champú artesanal. Todos usan champú, pensé”. A pesar de su entusiasmo inicial, las dudas no tardaron en aparecer. “¿Cómo voy a vender esto? ¿La gente lo comprará? ¿Qué precio debo ponerle?”, se preguntaba. A pesar de que el temor a fracasar la acechaba, su anhelo de independencia era más poderoso.

Los primeros meses fueron duros. Dinora recuerda las largas horas que pasaba ajustando fórmulas y perfeccionando sus productos. “Hubo días en los que me pregunté si todo esto valdría la pena”, admite, pero con la ayuda de amigas y el acompañamiento de profesionales, siguió adelante produciendo su producto de lo que cultivaba en su terreno. Esta práctica, de producir lo que tiene demanda, es común entre empresarios que operan en zonas turísticas, donde alrededor del 60% venden productos elaborados por ellos mismos.

Mapa de El Salvador con zonas turísticas

Uno de los momentos clave en su trayectoria fue cuando una clienta extranjera, dudosa al principio, quedó sorprendida por la calidad de sus productos.

—“Le prometí que, si no le gustaba, le devolvería su dinero. La señora regresó quince días después, pero no para reclamar, sino para agradecerme”, dice con una sonrisa.

En este momento, Dinora supo que estaba en el camino correcto.

— “Me dije: ya llegué, ya estoy donde quiero estar”, afirma con genuino orgullo.

El negocio comenzó a crecer y vinieron nuevos clientes. En poco tiempo, para su sorpresa, sus champús artesanales estaban cruzando las fronteras salvadoreñas, rumbo a España, Estados Unidos y Australia, gracias a las recomendaciones de sus clientes y la calidad de sus productos.

Dinora sabe que el éxito no fue solo fruto de su trabajo artesanal.

“Lo que me ayudó fue capacitarme. Si no hubiera aprendido sobre administración, costos y planes de negocio… estaría andando a ciegas”, comenta.

La Escuela de Empresarios Líderes MYPE – LID – de FUSAI fue crucial en su crecimiento, tanto como emprendedora como persona. Antes de unirse al programa, su meta era vender localmente y mantenerse en el mercado nacional. Sin embargo, tras expresarle al coach su nuevo deseo de expandirse más allá de las fronteras, recuerda con emoción las palabras de su instructor: «Tu visión sigue intacta, lo que ha cambiado es tu misión». ¡Un momento que nunca olvidará!

El éxito en su negocio también ha tenido un impacto en su comunidad. Ahora colabora en el rescate de animales callejeros y brinda su ayuda en donde puede. “En la vida, no solo es recibir, también es importante devolver”, reflexiona.

Al consultarle sobre qué consejo le daría a alguien que está comenzando a emprender, sin dudar, responde:

“Hay que capacitarse. Si no te preparas, no puedes crecer. Yo aprendí eso al entrar a la Escuela LID”. Y añade: «Eso te ayuda a abrir la mente, a crecer y tomar decisiones con la seguridad de que cada paso está respaldado por el conocimiento adquirido en la escuela». En sus palabras, hay sabiduría y experiencia, pero también un recordatorio: el éxito no es solo una cuestión de trabajo duro, sino de preparación y apoyo. De acuerdo con el Informe 2024 del Observatorio MYPE de FUSAI, esta opinión la comparten 4 de cada 10 empresarios que operan en sitios turísticos.

Dinora ha alcanzado lo que muchos sueñan: independencia económica y laboral. Lo que queda claro en su historia, no es solo el éxito comercial que ha construido, sino el peso de todo lo que ha dejado atrás: la incertidumbre y la duda sobre sus capacidades.

Al llegar al final de la conversación, el cielo sigue gris. Pero a diferencia de ese primer día en que la pandemia cerró puertas y llenó su vida de incertidumbre, ese mismo cielo parece un testigo sereno del futuro que ha construido. Para Dinora, emprender no es solo un negocio; es una forma de vida, una declaración silenciosa de que, pase lo que pase, ella siempre encontrará la manera de seguir adelante. Con esa misma convicción, se despide, segura de que lo mejor está por venir.

Incremento del endeudamiento, la competencia y la inflación. Cómo afectan a los empresarios de las microempresas.

Incremento del endeudamiento, la competencia y la inflación.
Cómo afectan a los empresarios de las microempresas.

Luis Castillo, Director del Observatorio Mype de la ESCUELA LID de Fusai.

Las microempresas en El Salvador representan la columna vertebral de la economía y son el sustento principal de muchas familias. Sin embargo, en los últimos años, estas pequeñas unidades de negocio han enfrentado desafíos cada vez mayores, como el sobreendeudamiento, la inflación, y la creciente competencia derivada de la mejora en el clima de seguridad del país. Según el Observatorio Mype de Fusai, una de cada tres microempresas expresa problemas financieros, lo que afecta su acceso a financiamiento y, en algunos casos, a los negocios mismos.

¿Qué fue lo que sucedió, cómo llegamos a esta situación?

Aumento de la competencia en un entorno más seguro

El mejoramiento del clima de seguridad ha impulsado a más personas a emprender sus propios negocios. Si bien esto ha dinamizado la economía, también ha intensificado la competencia para las microempresas existentes, reduciendo sus márgenes de ganancia y dificultando su supervivencia. En muchas zonas donde antes solo las maras tenían acceso, ahora han surgido nuevos microempresarios que se enfrentan con la competencia, incluso de medianas y grandes empresas.

El aumento de la competencia significa que las microempresas necesitan invertir más en publicidad y diversificar y mejorar sus productos y servicios para retener clientes, lo que implica mayores gastos en un momento donde el incremento de la inflación ya está afectando sus costos operativos.

El impacto de la inflación en la canasta básica y en los negocios

Uno de los problemas más críticos que enfrentan las microempresas es la inflación. Desde 2021, el costo de la canasta básica en El Salvador ha aumentado casi un 30%, impactando de manera directa el poder adquisitivo de las familias. Esto tiene efectos negativos para las microempresas de la siguiente manera:

Menor poder de compra de los consumidores: las familias destinan una mayor parte de sus ingresos a cubrir sus necesidades básicas, reduciendo su capacidad para consumir productos y servicios de las microempresas, lo que afecta sus ventas e ingresos.

Aumento de costos operativos: la inflación incrementa los precios de los insumos y materiales que las microempresas necesitan para funcionar, reduciendo aún más sus ya estrechos márgenes de ganancia.

Dificultad para pagar deudas: al ver sus ingresos reducidos y sus costos operativos en aumento, las microempresas tienen cada vez más dificultades para cumplir con sus obligaciones financieras, cayendo en un ciclo de sobreendeudamiento.

Creciente endeudamiento: la herencia de la pandemia y su efecto actual

La pandemia de 2020 dejó una estela de deudas en las microempresas salvadoreñas. La paralización de la economía obligó a muchas a endeudarse para poder reabrir y continuar operando. Sin embargo, la falta de ingresos durante ese período generó un problema de endeudamiento que aún persiste. Ello genera dos situaciones:

Soluciones y lecciones de otros países: un camino hacia adelante

El problema del endeudamiento, la competencia y el impacto de la inflación en las microempresas no es exclusivo de El Salvador. Otros países han implementado estrategias que pueden servir como ejemplo:

Programas de educación financiera: en Colombia, se han desarrollado programas de educación financiera que ayudan a las microempresarias a manejar sus finanzas, evitar el sobreendeudamiento y planificar para el futuro. Esta formación empodera a las mujeres y mejora la sostenibilidad de sus negocios.

Centros de soluciones para empresas con problemas: en Bolivia, las instituciones financieras trabajan en planes de reestructuración y refinanciación en condiciones flexibles, diseñados específicamente para microempresas, reduciendo así el riesgo de sobreendeudamiento.

Fondos de emergencia y ahorro: en Perú, se han implementado programas que fomentan la creación de fondos de emergencia, ofreciendo un colchón financiero a las microempresas para enfrentar crisis como el alza en los costos de la canasta básica.

Programas de asesoría y coaching: en México, existen programas que ofrecen financiamiento, asesoría y capacitación específicos para empresarias, ayudándole a mejorar su administración y decisiones financieras

Conclusión: es necesario dar mayor apoyo para las microempresas

El sobreendeudamiento y la inflación no son solo problemas financieros; son desafíos que afectan directamente la vida de miles de familias salvadoreñas. Las microempresas lideradas por mujeres, que también son responsables de gran parte de la economía del cuidado, enfrentan un panorama que pone en riesgo su capacidad de generar ingresos y ofrecer una vida digna a sus familias.

Es esencial que las instituciones financieras, los reguladores y el gobierno trabajen de manera conjunta para brindar apoyo a estas microempresas. Invertir en educación financiera y ampliar los programas de coaching, asesoría y capacitación es esencial para prevenir que este tipo de empresarios puedan tener problemas para mantener sus negocios.

Al proteger y fortalecer a las microempresas, no solo estamos apoyando la economía del país, sino también garantizando un futuro más equitativo y sostenible para las familias salvadoreñas que dependen de ellas. Ahora es el momento de actuar con empatía y responsabilidad, reconociendo que detrás de cada microempresa hay historias de esfuerzo, perseverancia y esperanza que merecen ser apoyadas y valoradas.

Emprender o migrar: el desafío de arraigar un futuro en El Salvador

Fotografía: IA.

Emprender o migrar: el desafío de arraigar un futuro en El Salvador

En El Salvador, la migración ha sido una realidad que se ha visto impulsada por múltiples factores como la inseguridad, la pobreza y la falta de desarrollo. Sin embargo, uno de los elementos más críticos es la escasez de oportunidades laborales, lo que lleva a muchos jóvenes y otros salvadoreños a emigrar de manera irregular. ¿Qué acciones podemos tomar para frenar esta fuga de talento que deja al país en busca de mejores oportunidades?

Hasta ahora, ninguna de las soluciones que se han intentado ha conseguido abordar el problema de raíz: la falta de oportunidades en el país. El informe de la MYPE 2024 examina la relación entre la migración forzada y el potencial dinamismo que pueden generar las microempresas en comunidades con menos oportunidades. Dos de las soluciones más efectivas que propone el informe son el fomento del emprendimiento y el fortalecimiento de las microempresas.  Estas soluciones van más allá de la mera apertura de negocios; buscan crear un ecosistema en el que los salvadoreños encuentren opciones reales para prosperar en su propio país, aprovechando las remesas de manera productiva.

Ecos del pasado que resuenan en nuestros días

A partir de los años 70, la creciente inestabilidad política y la violencia produjeron un aumento notable en el número de salvadoreños que buscaron refugio, especialmente en Estados Unidos, convirtiéndose en  un fenómeno central en la sociedad salvadoreña.

En nuestros días, decenas de miles de jóvenes que tienen expectativas de insertarse laboralmente se enfrentan a la realidad de un mercado laboral incapaz de brindarles un empleo digno. De los 85,000 jóvenes que cada año alcanzan la edad de trabajar, solo 15,000 logran acceder a un empleo formal. Ante esta situación, las alternativas se limitan a recurrir al autoempleo, la informalidad o la migración. 

jóvenes logran acceder a un empleo formal
85000

Sin embargo, la migración no solo representa un reto demográfico o social. Paradójicamente, también se ha convertido en un motor económico. El dinero que los migrantes envían a sus familias equivale a aproximadamente el 25% de la economía del país. Esta cifra es crucial porque nos permite ver cuán grande es el papel de las remesas en comparación con el Producto Interno Bruto (PIB), que mide todo lo que el país produce en un año. Al representar una cuarta parte de la economía, las remesas no solo mejoran la vida de muchas familias, sino que también son una fuente clave de ingresos para la nación, impulsando el consumo, los negocios y el bienestar general.

Si bien han sido un salvavidas para millones de familias, las remesas también representan un potencial de desarrollo no explotado: si se aprovecharan mejor, podrían utilizarse para promover la inclusión financiera, la educación, la salud y el emprendimiento, lo que contribuiría aún más al desarrollo económico de las comunidades receptoras.

Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2023, apenas el 1.3% de quienes reciben remesas las destinan a la inversión o creación de negocios. Este dato desvela que existe un porcentaje alto de remesas que podría ser utilizado de manera más productiva y volverse un herramienta para impulsar un cambio.

En contraste, como lo ha detallado el informe El estado de la MYPE, 2024. La otra cara de la economía, los microempresarios que reciben remesas destinan, en promedio, el 15.8% de estas a sus negocios.

Esta cifra demuestra que las remesas pueden ser una poderosa herramienta para fortalecer las microempresas y mitigar la migración forzada.

Además, el informe MYPE 2023 reveló que iniciar un negocio reduce en más del 60% la intención de emigrar entre los microempresarios, y este efecto es aún mayor en el sector agropecuario, donde alcanza el 80%. El emprendimiento, por tanto, no es solo una alternativa económica; es también una herramienta eficaz para arraigar oportunidades en el país.

¿Por dónde empezar?

La migración irregular no solo implica la pérdida de talento humano, sino también la separación familiar y el debilitamiento del tejido social. Fortalecer las oportunidades locales, especialmente apoyando a las microempresas rurales y juveniles, puede ayudar a retener el talento y preservar la cohesión familiar. Para lograrlo, es esencial un entorno con herramientas y apoyo adecuado que permita convertir los proyectos locales en realidades sostenibles.

Aquí es donde las políticas públicas juegan un papel fundamental. Según los propios microempresarios, las medidas más efectivas para frenar la migración incluyen:

Mayor acceso a financiamiento para expandir sus negocios 52%
Apoyo para formalizar las empresas 36.9%
Provisión de capital semilla a bajo costo 35%

Estos datos subrayan un camino claro para arraigar a la juventud en el país y frenar la fuga de talento que ha golpeado a El Salvador durante tantos años.

No obstante, la relación entre el emprendimiento, las remesas y la migración no es tan simple como parece. La violencia y las condiciones sociales también influyen en la decisión de emigrar. El informe revela que, aunque el estado de excepción ha reducido los índices de criminalidad en muchas zonas del país, los resultados no son uniformes. El 40.6% de los hogares de microempresarios reportó una disminución en la intención de emigrar debido a la mejora en la seguridad, pero un 34.1% indicó lo contrario, lo que muestra que aún quedan muchos desafíos por superar.

Microempresas prósperas, una clave para el crecimiento y bienestar de El Salvador

Fotografía: Achivo Observatorio MYPE.

Microempresas prósperas, una clave para el crecimiento y bienestar de El Salvador

La relevancia de las micro y pequeña empresas ha sido un hecho por muchos años en la economía del país y muchos ya intuían su importancia y rol protagónico que poseían, pero hasta hace poco no contábamos con estudios recientes que lo confirmaran. Con el Informe MYPE 2023 del año anterior, finalmente se logra apreciar mejor la composición y el peso de este sector. Este  informe revela  que las microempresas representan cerca del 94% de las unidades económicas y emplean a casi el 70% de la población en edad de trabajar. Además, destacó que el 60% de estas empresas son lideradas por mujeres, subrayando su rol clave en la generación de empleo y el empoderamiento económico de muchas familias salvadoreñas. También se encontró que emprender reduce la intención de emigrar, actuando como una barrera contra la migración forzada.

Sin embargo, tras la presentación del INMYPE 2023, aún quedaba una pregunta importante sin responder: ¿cuál es realmente el aporte que tiene el sector y cuál ha sido su evolución en los últimos años? Ante esta situación, el Observatorio MYPE asumió el reto de responder esta pregunta.

Comprender esto es fundamental para entender la verdadera realidad del país. Se quería poner en cifras el aporte de las miles de familias salvadoreñas que, día a día, trabajan en sus emprendimientos y empresas, un esfuerzo que hasta ahora no había sido reflejado suficientemente en las estadísticas nacionales. En este sentido, el informe logró su cometido, iluminando un poco más ese «otro lado de la luna» que no alcanzar a verse. 

El reto de medir el PIB de las microempresas

El Producto Interno Bruto (PIB) es el principal indicador para medir la salud económica de un país, al calcular el valor total de los bienes y servicios producidos en un periodo. Un PIB sólido y crecimiento indica una economía sana. Sin embargo, este indicador suele centrarse en las empresas formales, que en El Salvador representan menos del 5% del parque empresarial total lo que  no permite visibilizar el aporte de las microempresas que ocupan al 70% de la población en edad de trabajar.

El Observatorio Mype se propuso realizar un cálculo aproximado confiable, tarea que no fue fácil. En el pasado, aunque se realizaron algunos estudios, estos no diferenciaban entre la economía informal, la economía no observada y las microempresas, cuando esta distinción es crucial. Si bien algunas microempresas operan formalmente, muchas lo hacen de manera informal. Además, la economía no observada, que incluye actividades no registradas oficialmente, no siempre está vinculada al ámbito empresarial.

Sumado a lo anterior surgían otros factores, como la alta heterogeneidad del sector, la falta de estudios específicos sobre microempresas, diferencias en terminologías y, uno muy importante, la ausencia de datos fiables en las estadísticas nacionales.  

Para corregir esta omisión, el Observatorio MYPE desarrolló una metodología basada en el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), utilizando datos directamente de los empresarios, lo que permitió medir el aporte real de las microempresas al PIB del país.

El lado oculto de la luna: la contribución de las microempresas al PIB

Los resultados del estudio revelan que entre 2016 y 2023, las microempresas aportaron un promedio del 42.9% al PIB de El Salvador, consolidando su papel como un motor clave de la economía nacional, algo que ya se intuía. Sin embargo, los resultados también señalan una tendencia que merece atención: en los últimos años, su contribución ha disminuido.

Los datos muestran que entre 2016 y 2019, las microempresas experimentaron un crecimiento estable, lo que ayudó a reducir la pobreza y la desigualdad en el país. Sin embargo, la pandemia por COVID-19 en 2020 y la subsiguiente ola inflacionaria alteró este panorama. Si bien en el 2021, las microempresas mostraron señales de recuperación, con un crecimiento del 10.3% en su contribución al PIB, impulsadas por la reactivación económica,  la inflación comenzó a afectar al país a mediados de ese año y deterioró el poder adquisitivo de las familias, que son los principales clientes de las microempresas. Esto redujo su capacidad de crecimiento. Ya para los años 2022 y 2023, la contribución al PIB cayó a un 36.3%, una disminución notable respecto a los años anteriores.

Estos resultados, aunque subrayan la importancia del sector, también revelan una realidad que antes no era tan evidente: cuando las microempresas enfrentan dificultades, la mayoría de los hogares salvadoreños también se ven afectados.

"La otra cara de la economía no es su lado oscuro, sino su lado oculto".
William Pleites.
Director del Informe

Retos y oportunidades para las microempresas

El declive observado en los resultados del estudio podría estar vinculado a varios desafíos estructurales, como la dificultad de ajustar precios y salarios en un entorno inflacionario, así como la limitada integración de las microempresas en cadenas de valor más dinámicas.

Al analizar estos resultados junto con otros capítulos del Informe MYPE 2024, se evidencia que las microempresas enfrentan múltiples obstáculos que frenan su crecimiento y sostenibilidad. En el capítulo 2, se destaca que factores como la inflación, el estancamiento salarial y la creciente competencia han mermado el dinamismo del sector en los últimos años, lo que ha afectado su desempeño reciente. Además, su baja integración en las cadenas de valor formales restringe su capacidad para aprovechar oportunidades de crecimiento.

En concreto, el informe sugiere que, para mejorar la situación de las microempresas, es fundamental implementar un plan que promueva su integración en las cadenas de valor más dinámicas de la economía salvadoreña. También recomienda simplificar los requisitos legales y mejorar sus capacidades productivas.

Desarrollo económico integral

La contribución de las microempresas al PIB de El Salvador entre 2016 y 2023 ha puesto en evidencia tanto su importancia como los desafíos que enfrentan. La disminución de su aporte en los últimos años subraya la urgencia de implementar políticas integrales que fortalezcan a este sector, promuevan su formalización gradual y les permitan acceder a mejores oportunidades de crecimiento. Al hacerlo, no solo se impulsará el crecimiento económico del país, sino que también se mejorará el bienestar de los miles de familias salvadoreñas que dependen de las microempresas para su sustento.

El inicio de un sueño en tiempos difíciles: cómo la persistencia y el apoyo familiar de María Eugenia impulsaron el éxito de Pizzería Nuova Vita

 María Eugenia Flores. Empresaria «Pizzería Nuova Vita».

El inicio de un sueño en tiempos difíciles: cómo la persistencia y el apoyo familiar de María Eugenia impulsaron el éxito de Pizzería Nuova Vita

En la colonia San José, en Soyapango, se encuentra Pizzería Nuova Vita, un negocio que comenzó en el garaje de la casa de María Eugenia Flores durante los duros momentos de la pandemia. Aunque los inicios fueron difíciles, Eugenia nos cuenta cómo encontró la fuerza para mantener y hacer crecer su emprendimiento, logrando abrir dos locales después de empezar vendiendo desde su casa. 

Su trayectoria es un ejemplo de determinación y pasión, y demuestra cómo las microempresas, con el apoyo familiar, generan empleo y fortalecen la cohesión social ante los retos económicos y sociales del país.

El inicio de la aventura: un respuesta frente a la crisis

María Eugenia vivió en 2020 un revés que marcaría el inicio de su proyecto empresarial. La pandemia afectó gravemente a su familia, disminuyendo sus ingresos por la confección de ropa y también los de su esposo, quien trabajaba como payaso. En medio de esta crisis, cuando las opciones parecían agotarse, Eugenia decidió dar el salto que había postergado tantas veces.  

«Un día, simplemente decidimos convertir algo que hacíamos en casa, cocinar pizzas para nuestros hijos, en una oportunidad para mantenernos recuerda María Eugenia. Este primer paso, sentó las bases de una historia de éxito, motivada por la necesidad y apoyada por  su familia.

El ascenso y la consolidación: la familia como pilar del éxito

En el garaje de su casa, con el apoyo de su esposo y sus hijos, María Eugenia inició su emprendimiento con la esperanza de mejorar la situación de aquel momento. «Mi esposo siempre ha estado allí, él me animó  a empezar y me ayudó en la cocina y en la administración. Entre sus estudios y actividades, también mis hijos siempre encuentran tiempo para ayudar”.

María Eugenia y su esposo José Roberto Alas Palma.

En el sector de la microempresa, esta realidad es común. Según los resultados del informe MYPE 2024, cerca del 40.5% de los empleados en las microempresas salvadoreñas son familiares del propietario. Esta es una práctica que se produce especialmente en negocios liderados por mujeres como María Eugenia. 

Conscientes de la importancia de ofrecer un producto de calidad y un servicio excepcional, María Eugenia y su esposo se dedicaron a perfeccionar sus recetas. El entusiasmo y la lealtad de sus clientes les permitieron abrir su primer local en la colonia Los Ángeles, formalizando así Pizzería Nuova Vita, un nombre que en italiano significa ‘nueva vida’. Este nombre refleja las nuevas oportunidades que la familia de Eugenia logró forjar en medio de las difíciles circunstancias de la pandemia. 

Más adelante, para satisfacer la creciente demanda, Eugenia decidió rentar un local grande y contratar a cuatro empleados, mejorando el servicio y la eficiencia en la entrega de sus productos a su clientela. Un año después, abrió una segunda sucursal, replicando y adaptando la esencia de Nuova Vita a un nuevo espacio.

Primer local de Pizzería Nuova Vita. 

Desafíos y superación

Esta aventura no estuvo exenta de altibajos. A lo largo de su camino como emprendedora, Eugenia enfrentó numerosos desafíos, desde la incertidumbre provocada por la pandemia hasta las complejidades de gestionar un negocio en crecimiento. Sin embargo, su perseverancia, junto con el apoyo incondicional de su familia y su equipo, fueron claves para superar cada obstáculo. 

«Los inicios siempre son complicados. Al principio, el miedo a lo desconocido era grande y las ventas eran inciertas,» confiesa María Eugenia. «A veces sentía que estaba haciendo malabares con el tiempo, tratando de ser madre y empresaria al mismo tiempo, y muchas veces parecía que ninguno de los dos roles recibía la atención que merecía»,agrega.  

Frente a estos nuevos desafíos la joven empresaria inició su formación empresarial en el programa “Método de Activación Empresarial (MAE) Nivel Crea Tu Empresa” de FUSAI. Gracias a este programa, logró salir de su zona de confort, delegar actividades operativas y enfocarse en lo gerencial. Este cambio le permitió organizar mejor los controles de sus procesos internos, las finanzas y el registro de ingresos y egresos, estableciendo funciones y responsabilidades claras para su personal, y transformándose de una “todóloga” a una empresaria con pensamiento estratégico.

Escribiendo el próximo gran capítulo

Actualmente, Nuova Vita sigue innovando y diversificando su menú. Consciente de la necesidad de mantenerse a la vanguardia, Eugenia busca constantemente agregar nuevos platos y bebidas. Su historia es un testimonio del poder de la determinación, el apoyo familiar y el espíritu emprendedor, demostrando que hasta en los momentos más difíciles es posible crear algo extraordinario.

Debido al crecimiento y desarrollo empresarial de su empresa, María Eugenia fue seleccionada para participar en el programa MBA ACTEC de la escuela de negocios LID de FUSAI. Este programa desarrolla y fortalece las habilidades gerenciales a través del pensamiento estratégico que permita lograr un crecimiento acelerado en una empresa a través del diseño e implementación de un Proyecto de Transformación Empresarial.

Esta historia refleja la realidad de muchas microempresas en el país, que representan una parte significativa del sector informal y emplean a aproximadamente a 7 de cada 10 personas de la población ocupada. 

Este entorno familiar no solo es clave para el funcionamiento diario de las microempresas, sino que también ofrece condiciones laborales flexibles que benefician tanto a los propietarios como a los empleados, al tiempo que fortalece los lazos familiares. María, por ejemplo, nos comenta que su emprendimiento le permitió emplear a su hermana, madre de dos hijos, quien puede cuidar de ellos mientras trabaja, gracias a la flexibilidad que su puesto le ofrece. 

Este entorno flexible y familiar que caracteriza a las microempresas, brinda condiciones laborales que benefician tanto a propietarios como a empleados. 

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