Mercados en transformación: una mirada desde las MYPES salvadoreñas

Mercados en transformación: una mirada desde las MYPES salvadoreñas

La nueva gestión de mercados: oportunidad para repensar el comercio local

La reciente propuesta del Ejecutivo a la Asamblea Legislativa para crear la Dirección Nacional de Mercados plantea una transformación profunda en la administración de los espacios públicos destinados al comercio. Esta iniciativa, que busca centralizar la gestión de los mercados municipales, tradicionalmente bajo control de las autoridades locales,  representa un cambio estructural significativo.

A partir del reconocimiento de que una política y estrategia de ordenamiento para los mercados es necesaria, a continuación se presenta un análisis preliminar que considera las perspectivas de quienes día a día sostienen sus negocios en estos espacios. Este análisis evalúa tanto las oportunidades como los desafíos que traería consigo esta transformación.

Mercados municipales: puerta de entrada para el emprendimiento

Los mercados municipales han funcionado históricamente como puntos de encuentro económico a pequeña escala, y para muchos emprendedores representan el primer paso hacia la generación de ingresos independientes. El sector MYPE, que concentra el 76% de su actividad en la economía informal, encuentra en estos espacios una oportunidad para operar sin las barreras que impone el mercado formal.

"Para la mayoría de microempresarios, los mercados son su única puerta de entrada al comercio. Son puntos de subsistencia y sostenibilidad económica para muchas familias".
Francisco Góchez
Especialista del Observatorio MYPE

La relevancia de esta observación pone en evidencia la necesidad de que cualquier reforma en la gestión de espacios comerciales públicos tome en cuenta las características particulares de este segmento empresarial. A diferencia de las empresas más grandes, las MYPE suelen funcionar como unidades familiares, con ingresos variables y limitados. Además, enfrentan importantes obstáculos para acceder a servicios financieros formales y a mecanismos de protección social.

Estas características tienen implicaciones directas en relación con los requisitos de registro sistemático y los pagos periódicos que implica un régimen formal de administración de mercados.. La naturaleza cíclica de muchos negocios -con temporadas altas y bajas claramente marcadas según el calendario comercial, agrícola o escolar- puede dificultar el cumplimiento de obligaciones financieras fijas que no contemplen estas fluctuaciones. Un sistema que exija pagos uniformes durante todo el año sin considerar estas variaciones, se volvería insostenible para muchos microempresarios durante los períodos de menor actividad comercial.

Asimismo, la estrecha vinculación entre economía familiar y empresarial hace que las emergencias domésticas (enfermedades, gastos educativos inesperados, reparaciones en vivienda, accidentes) impacten directamente en la capacidad de cumplimiento de obligaciones fijas de largo plazo. Cuando los ingresos del negocio apenas cubren las necesidades básicas del hogar, cualquier imprevisto familiar puede comprometer seriamente la viabilidad económica del emprendimiento y su capacidad para mantenerse al día con pagos regulares.

Por ello, un modelo efectivo de formalización de mercados debería contemplar mecanismos de flexibilidad como: sistemas de pago diferenciados según temporadas comerciales, fondos de contingencia para situaciones de emergencia, períodos de gracia ante dificultades justificadas, o esquemas escalonados de formalización que permitan una adaptación gradual a las nuevas responsabilidades. Estas consideraciones no constituyen privilegios injustificados, sino reconocimiento de realidades operativas que, si son ignoradas, podrían convertir una iniciativa de ordenamiento en un factor de exclusión económica.

El desafío tributario: entre la formalización y la capacidad económica real

Un componente central de la propuesta del órgano ejecutivo es su vinculación con el sistema tributario y de seguridad social. La Dirección Nacional de Mercados buscaría integrar a los comerciantes informales en registros oficiales, estableciendo sus derechos y sus responsabilidades fiscales.

El estudio «El Estado de la MYPE 2024» revela una realidad contundente: apenas el 17% de este sector declara IVA. La principal razón que mencionan los empresarios para no tributar es que sus ingresos no son suficientes para afrontar las cargas impositivas, lo que evidencia una brecha entre las aspiraciones normativas de formalización y la capacidad económica real del sector.

Declaración de IVA en el sector MYPE
17%

Este dato,sin embargo, no debe interpretarse como una resistencia al cumplimiento tributario. El mismo estudio señala que el 42.2% de los empresarios encuestados reconoce que quienes utilizan espacios comunes y servicios públicos deben contribuir fiscalmente, siempre que dicha contribución sea proporcional a su capacidad económica.

«Existe disposición a contribuir por parte de las MYPE, pero esa voluntad debe ser entendida desde su realidad: ingresos inestables, falta de protección social y escaso margen de maniobra», enfatiza Góchez.

El especialista complementa esta visión: «Las cargas tributarias deben diseñarse considerando no solo la capacidad de pago actual, sino también las características del comportamiento empresarial  futuro que estas medidas podrían generar o inhibir».

Más allá del tributo: ¿qué valoran las MYPE del sistema público?

Una reciente investigación del Observatorio MYPE, aunque no indaga específicamente sobre la disponibilidad de pago por obtener puestos en mercados nacionales, sí examinó las percepciones de los empresarios sobre los servicios que más valoran a cambio de posibles pagos impositivos. Este enfoque nos permite entender mejor las prioridades del sector en materia de beneficios estatales y posibles contraprestaciones.

Los estudios del Observatorio MYPE ofrecen una perspectiva reveladora sobre las prioridades del sector en materia de protección social a cambio de potenciales pagos impositivos o tasas:

Estos resultados muestran que las preocupaciones del sector trascienden lo puramente comercial y se conectan con la seguridad y estabilidad del entorno familiar.

Como señala Góchez, «el bienestar del entorno familiar es un factor determinante en la realidad de la MYPE. Muchas son unidades administradas entre familiares que no solo buscan ingresos, también miran a largo plazo por su retiro y velan por oportunidades para sus hijos. Las políticas públicas deben recoger esta aspiración».

En cuanto a la contribución económica, los estudios del Observatorio MYPE indican que el sector considera que un aporte promedio del 5.7% de sus ganancias mensuales sería un porcentaje justo para acceder a estos servicios. Este porcentaje varía según el tamaño de la empresa, según el siguiente desglose:

  • MYPE de subsistencia: 8.2%
  • MYPE de acumulación simple: 4.0%
  • MYPE de acumulación ampliada: 3.5%
  • MYPE en expansión: 3.4%

Paradójicamente, son las empresas más pequeñas las que muestran mayor disposición a contribuir con un porcentaje más alto de sus ganancias.

Hacia una formalización gradual, proporcional e incentivada

La creación de la Dirección Nacional de Mercados debe servir como una oportunidad para realizar una discusión más amplia sobre el modelo de formalización empresarial que El Salvador necesita. La evidencia muestra que las MYPE no se oponen por principio a contribuir al sistema; lo que demandan es que dicha contribución sea viable, se adecue a la naturaleza variable de sus ingresos, sea proporcional y esté acompañada de beneficios tangibles. No queda claro que el pago por un puesto en el mercado, al que antes accedían sin costos, sea una propuesta suficientemente atractiva.

En todo caso, cualquier reforma que busque integrar al sector al sistema tributario debe implementarse considerando:

  1. Incentivos adecuados que hagan atractiva la formalización
  2. Periodos de transición razonables que permitan la adaptación gradual
  3. Inversión significativa en asistencia técnica y acompañamiento
  4. Transparencia en la gestión de los recursos recaudados

La confianza institucional y la claridad en los beneficios serán factores determinantes para lograr una adhesión genuina del sector a la propuesta de modernización.

Conclusión: las MYPE como parte de la solución tributaria y el reordenamiento local

En última instancia, las micro y pequeñas empresas no deben ser vistas como obstáculos para el ordenamiento del comercio público, sino como aliadas fundamentales para lograr un desarrollo económico equitativo. Su capacidad de generación de empleo, su arraigo en las comunidades y su potencial de crecimiento las convierten en actores clave de cualquier estrategia de desarrollo económico local.

Escuchar la voz de estos emprendedores, entender las condiciones en las que operan y reconocer sus aportes son pasos esenciales para construir políticas públicas que respondan a su realidad económica. La modernización de los mercados representa una oportunidad valiosa para repensar la relación entre el Estado y las MYPE, siempre que se aborde desde una perspectiva integral y sensible a las realidades del sector.

DINAMICA II impulsa la innovación y el desarrollo sostenible de la MYPE en El Salvador

Representantes de las entidades participantes en la iniciativa

DINAMICA II impulsa la innovación y el desarrollo sostenible de la MYPE en El Salvador

El pasado 6 de mayo se llevó a cabo en San Salvador una jornada que brindó un impulso significativo a la innovación tecnológica, la transición digital y el desarrollo sostenible en El Salvador.

El evento, que reunió a más de 300 personas, incluyó emprendedores, líderes empresariales, autoridades gubernamentales y expertos. Marcó además el primer evento nacional del Programa Regional de Capital Semilla, una iniciativa que reafirma el compromiso de diversas entidades con el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) en Centroamérica.

Esta actividad no fue solo una entrega de fondos; se transformó en una vitrina de ideas, testimonios de resiliencia y de la visión transformadora de los emprendedores salvadoreños.. En total, 259 iniciativas —199 de emprendedores y 60 de MIPYMES— recibieron apoyo financiero no reembolsable, por un monto de 2.8 millones de dólares destinados exclusivamente a El Salvador, como parte de una bolsa de 5.2 millones para la región centroamericana.

El objetivo de esta iniciativa es fomentar negocios que no solo prosperen económicamente, sino que además impulsen una transición verde y digital. Por ello, se seleccionaron proyectos de los sectores de agricultura, servicios e industria, destacando aquellos con propuestas innovadoras, viables y sostenibles.

En ese contexto, siete empresarios formados en los programas de la Escuela LID recibieron un reconocimiento por su enfoque en la innovación y la sostenibilidad, que los posiciona como casos ejemplares de liderazgo emprendedor. Para Claudia Dueñas, gerente de la Escuela, el evento representó un hito significativo:

“Este evento es una muestra clara de lo que sucede cuando el acompañamiento formativo se encuentra con una oportunidad real. Ver a siete de nuestros empresarios reconocidos por su visión y compromiso nos confirma que estamos en el camino correcto”.
Claudia Dueñas
Gerente Escuela LID de FUSAI

Una de las empresarias destacadas por la iniciativa es Bessy Zepeda, fundadora de Clean Clever, empresa dedicada a la fabricación de productos de limpieza concentrados, que promueven el ahorro de agua y plástico, y apuestan por la economía circular. Con el respaldo del capital semilla, Bessy podrá emprender una transformación digital que fortalecerá el vínculo con sus clientes e impulsará la sostenibilidad de su operación

Con este fondo podremos mostrar de forma clara cómo cada compra contribuye a la sostenibilidad. Nuestro sueño siempre ha sido que el cliente comprenda que, al elegirnos, también está cuidando el planeta”, explicó la empresaria quien proyecta incorporar una plataforma de pago para agilizar el proceso de compra y expandir su mercado.

Por su parte, Marcelo Coreas, otro de los beneficiarios, lidera un taller automotriz con enfoque ecológico. Gracias al capital recibido, Marcelo digitalizará todo el proceso de atención al cliente: desde la recepción del vehículo hasta la entrega, incluyendo notificaciones en tiempo real, pagos digitales y sistemas de ahorro para servicios futuros.

Esto va a revolucionar la experiencia de nuestros clientes. Queremos transparencia, cercanía y eficiencia. El capital semilla nos está permitiendo materializar una idea que parecía inalcanzable”, expresó Marcelo. Y agregó: “Solo con intentarlo ya sentí que había ganado. Romper con el miedo fue mi primer paso hacia este logro”.

Fotografía 1.  Bessy Zepeda, fundadora de Clean Clever.

Fotografía 2. Marcelo Coreas, fundador de Taller PIts.

Como lo reflejan estos testimonios,el verdadero impacto de esta iniciativa  no se limita a la entrega de fondos, sino que también abre las posibilidades para un crecimiento empresarial, generación de más empleos, con un compromiso ambiental y de confianza en el talento salvadoreño.

Seguiremos acompañando a nuestros líderes en cada etapa, porque creemos firmemente que el desarrollo económico también puede ser ético, sostenible y humano”, concluyó Claudia Dueñas.

La próxima cita de DINAMICA II será en San Miguel y luego en Ilobasco, donde más emprendedores tendrán la oportunidad de compartir sus sueños, recibir respaldo y, sobre todo, empezar a construir el futuro que imaginan.

Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

Yuri Olivar, empresaria MYPE. Propietaria del salón Beauty Supply A&C.

Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

Un buen liderazgo puede marcar la diferencia entre una empresa que apenas sobrevive y otra que logra consolidarse y crecer. Un líder no solo gestiona recursos: toma decisiones difíciles, enfrenta riesgos y guía a su equipo con propósito y visión. En este rol, cada decisión cuenta, y los desafíos no dan tregua. En El Salvador, este desafío se profundiza cuando hablamos de mujeres al frente de micro y pequeñas empresas.

Seis de cada diez negocios en El Salvador están en manos de mujeres empresarias, y más de la mitad de ellos (55%) están atrapados en un ciclo de ingresos bajos y oportunidades limitadas. Esta situación podría llevar a que muchas empresarias cuestionen su capacidad de liderazgo, cuando en realidad se enfrentan a importantes barreras estructurales.

La brecha educativa es una de estas barreras – el 60% de las mujeres empresarias tiene un nivel educativo menor a noveno grado. Además, el 35% de las que están a cargo de negocios más grandes también asumen solas las tareas del hogar, lo que representa una doble carga. Estos datos revelan que el éxito de las mujeres empresarias en El Salvador no se ve limitado por falta de talento, sino por las desigualdades y obstáculos a los que se enfrentan.

Mujeres líderes de MYPES con nivel educativo menor a noveno grado 60%

En el contexto salvadoreño, las mujeres tienen el camino más empinado. Esta situación podría explicar por qué muchas se concentran en los segmentos más pequeños y vulnerables de la MYPE, a pesar de liderar con compromiso y esfuerzo.

Existen, sin embargo, casos que desafían las estadísticas y demuestran el potencial de las mujeres cuando se les abren oportunidades. Algunas logran romper barreras y alcanzar mejores resultados que sus pares masculinos. De hecho, según el estudio “El Estado de la MYPE 2024” publicado por el Observatorio MYPE de FUSAI, revela que los negocios liderados por mujeres que crecen tienden a generar mejores condiciones laborales y a pagar salarios más altos —en promedio USD 349.6, superando en USD 18 a los salarios pagados por hombres—.

Una de las historias que va a contracorriente de  los estigmas es la de Yuri Olivar, una mujer con raíces humildes que ha transformado su pasión en una empresa con posibilidades  de expandirse. Actualmente, dirige su salón Beauty Supply A&C, ubicado en Chirilagua, San Miguel, que también funciona como spa e instituto de formación para aspirantes a estilistas. Conozcamos su historia. 

Salón Beauty Supply A&C

Luchar contra todo pronóstico

Desde niña, Yuri Olivar tuvo claro lo que quería. Sin necesidad de decirlo en voz alta—porque en los pueblos, muchas veces, los sueños de las mujeres se consideran una aspiración inalcanzable—, ya imaginaba su futuro entre tijeras, esmaltes y espejos. “Siempre estaba maquillando, peinando, cortando el cabello de mis muñecas… yo decía: cuando sea grande, voy a ser estilista.”

Aunque el sueño era firme, el camino no estaba despejado. Convertirse en estilista profesional era costoso y su familia no podía apoyarla económicamente. Fue en esa etapa donde comenzó su verdadero aprendizaje: un amigo  le enseñó los fundamentos del oficio y le  brindó su primer empleo en lo que realmente le gustaba.

“En esos momentos comencé a aprender mucho, pero sabía que no podía quedarme ahí si quería lograr tener mi empresa. Comencé a estudiar y sacar mi carrera universitaria.” Mientras muchas mujeres en su situación no acceden a niveles educativos superiores —solo cuatro de cada diez empresarias en El Salvador han cursado bachillerato o estudios superiores—, Yuri decidió formarse en dos frentes a la vez: lo técnico y lo administrativo.

Después de adquirir conocimientos fundamentales, Yuri tomó la decisión de buscar nuevas oportunidades. Dejó el salón y se empleó en una oficina.  Al terminar su jornada laboral atendía clientes en casa o a domicilio, lo que le permitió ampliar su clientela y su experiencia.

“Fue de poquito en poquito… con lo que yo ganaba iba comprando otro esmalte, otra cosita… pero nunca dejé de hacerlo”, menciona. Incluso cuando pasó a trabajar en la alcaldía de su localidad por cinco años, no abandonó su vocación.

“En las noches seguía atendiendo en un pequeño cuarto, que fue mi primer espacio personal para poder atender a mis clientes, y siempre volvía al día siguiente a mi jornada completa”
Yuri
Microempresaria

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa: esta fue una de las lecciones más importantes que aprendió. Después de años de esfuerzo, Yuri decidió abrir su propio espacio. Con ayuda de su esposo, quien construyó los muebles del salón, y el apoyo de amistades que colaboraron en la adecuación del local, abrió sus puertas el 11 de febrero de 2024. Sin grandes inauguraciones, solo con fe y planificación.

“Iniciamos directamente con el salón y el instituto a la vez”, recuerda. Sin embargo, fue en ese momento cuando enfrentó el desafío de liderar un equipo. “Nadie nace aprendido… Me di cuenta de que yo hacía todo y me ahogaba entre tantas tareas.”

Con el tiempo, tuvo que asumir que debía dedicar su energía a las funciones principales. “Tuve que pensar más gerencialmente, velar porque las operaciones de mi negocio se mantuvieran en marcha y encargarme de las decisiones estratégicas.”

Esta experiencia marcó un antes y un después. Yuri inició una etapa de crecimiento personal en la que aprendió a escuchar, a confiar y a crear un ambiente donde equivocarse no fuera motivo de castigo, sino de aprendizaje. En ese proceso, se unió a la Escuela LID, una iniciativa que brinda formación y acompañamiento a empresarios MYPE. “Ya tenía mis metas fijas, pero no sabía qué era ser un líder”, reconoce.

Aprendió a armar un buen equipo, planificar con claridad, delegar responsabilidades, construir una cultura organizacional y hacerlo con un propósito. “Fueron las lecciones más grandes que me quedaron y que aún aplico en mi día a día. Nunca dejo de aplicar lo aprendido en la Escuela LID”, comenta. El proceso no fue fácil, pero la paciencia y el esmero dieron frutos.

Yuri (al centro) y sus colaboradores de Salón Beauty Supply A&C

La visión del líder

Yuri ha demostrado que en El Salvador liderar una MYPE siendo mujer no es fácil, pero sí es posible si se combina esfuerzo, formación y visión. Sus logros no son solo materiales; son también humanos. Ha formalizado su empresa, ha creado empleo, ha enseñado a otras mujeres y ha demostrado que sí se puede.“Todo lo hago con amor por mis hijos”, expresa. 

Su próxima meta es expandirse. “Estamos haciendo pruebas piloto… queremos abrir una sub sede en Intipucá o en la playa El Coco, en La Unión”, comenta.

Yuri resume su camino con una frase: “Esto es una lucha continua… si uno tiene un plan, un sueño, un objetivo, que no se desanime. Todos podemos”.

Las MYPES en 2025. Optimismo con reservas tras un arranque lento

Sabrina Montoya (al centro) y sus colaboradores de La Posada.

Las MYPES en 2025. Optimismo con reservas tras un arranque lento

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El primer trimestre de 2025 cerró con un Índice de Confianza Empresarial (ICE) de 105 puntos para las MYPES salvadoreñas, una leve caída de 3.5 puntos respecto al cuarto trimestre de 2024, pero alineado con los niveles históricos del sector. Esta baja responde a un patrón recurrente: el impulso estacional de fin de año da paso a una desaceleración natural al iniciar el nuevo periodo fiscal.

En paralelo, el Índice de Situación Empresarial cayó a 20.8 puntos, una contracción pronunciada de 18.8 puntos en comparación al trimestre anterior. Esta cifra confirma que el entorno operativo comenzó el año con mayor complejidad.

Uno de los testimonios recogidos por el Observatorio MYPE evidencia esta percepción:

«Este año comenzamos con ventas bajas y más competencia. Hay muchas nuevas tiendas y eso ha reducido nuestra clientela habitual.»Sandra Velásquez, comerciante de Ilopango.

Para comprender  este comportamiento es imprescindible considerar  dos componentes fundamentales del índice: la percepción actual de la situación empresarial y las expectativas a corto plazo. La interacción entre estos factores refleja una ligera decepción con el inicio del año, pero que, a la vez, proyecta una perspectiva optimista para los meses venideros

Un arranque lento

El año 2025 ha tenido un comienzo más lento de lo esperado. El Índice de Situación Empresarial —que mide la percepción sobre el desempeño económico reciente de los negocios— cayó a 20.8 puntos en el primer trimestre de 2025. Esto representa una fuerte disminución de 18.8 puntos respecto al trimestre anterior (39.6). 

Uno de los factores que pudo haber influido en este comportamiento es la intensificación de la competencia, entendida como el surgimiento de un mayor número de empresas MYPE. Aunque su impacto se ha reducido ligeramente respecto al trimestre anterior, sigue siendo el principal inhibidor para el 46% de los empresarios encuestados. Esta cifra refleja un entorno desafiante en el que muchas unidades productivas enfrentan dificultades para mantener su posicionamiento en el mercado.

Índice de Situación Empresarial
39.6

A esta presión  se suma otro factor relevante: las dificultades en la gestión financiera. El 29% de los empresarios reportó problemas para mantener un manejo adecuado de ingresos y egresos, lo que representa un aumento de un punto porcentual respecto al trimestre anterior. Esta tendencia revela las tensiones que enfrenta el sector para garantizar liquidez operativa y cumplir sus obligaciones con proveedores y otros actores clave.

Además, se ha detectado un aumento en la preocupación por la escasez de mercadería e insumos. Este problema fue señalado por 22 de cada 100 empresarios, 5 puntos más que en el trimestre anterior. La falta de productos en el mercado afecta directamente la capacidad de operación y la continuidad de los negocios, generando impactos en productividad, ventas y cumplimiento de compromisos con los clientes.

La situación del inicio de año se describe muy bien por un empresario entrevistado: «Tuvimos que suspender pedidos porque el proveedor nos aumentó precios y no hay suficiente stock. Eso nos retrasa todo.»José Aguilar, pequeño fabricante en San Miguel.

Expectativas de recuperación: leve repunte hacia el segundo trimestre

A pesar de los obstáculos, el Índice de Expectativas Empresariales se ubicó en 56.4 puntos, cifra que supera ligeramente al cierre de 2024 y denota un optimismo contenido respecto al futuro inmediato. Las campañas comerciales de verano, el retorno del consumo y las adaptaciones fiscales post-cierre de año son factores que podrían contribuir a esta mejoría esperada.

2025: resiliencia con cautela

Los resultados del primer trimestre de 2025 transmiten un mensaje mixto: por un lado, las MYPES enfrentan un entorno con desafíos importantes, como el aumento de la competencia, la escasez de insumos y las dificultades para mantener una gestión financiera equilibrada. Por otro, persiste una actitud optimista hacia el corto plazo, reflejada en el indicador de expectativas que se mantiene en niveles favorables. 

Esta dualidad se materializa en el puntaje obtenido en la Confianza Empresarial, que se ubicó en 37.8 puntos, muestra una leve contracción respecto al año anterior. Aunque esta disminución podría interpretarse como una señal de alerta, también puede considerarse un indicio de cautela de los empresarios ante el entorno complejo que enfrentan. Los próximos meses exigirán a las MYPES una mayor preparación y capacidad de adaptación.

La clave para el resto de 2025 para el sector consiste en combinar esta actitud optimista con acciones concretas que fortalezcan su capacidad de adaptación.El reto consiste en transformarse para adaptarse a un entorno que puede cambiar significativamente en los próximos meses.

Del efectivo a lo digital: el reto cultural de las MYPE en pagos digitales

Claudia Vásquez, fundadora de Barrero Negro Variedades.

Del efectivo a lo digital: el reto cultural de las MYPE en pagos digitales

Según el estudio “Estado Actual de la MYPE 2023”, el 76.4% de los empresarios ya tiene acceso a teléfonos con acceso a internet. Sin embargo, los pagos digitales aún no son una norma en el sector: el 59.6% de los negocios sigue optando por el efectivo, mientras que solo el 6.6% realiza sus transacciones exclusivamente a través de medios electrónicos.

Este contraste indica que el principal obstáculo no es técnico, sino cultural y educativo. Según Roxana Girón, coach de la Escuela LID, enfrentamos “una barrera cultural y de confianza” que impide la adopción de tecnologías digitales. Más del 59 % de los empresarios encuestados solo ha alcanzado el noveno grado de estudios, lo cual limita tanto su apropiación tecnológica como su percepción de seguridad frente a herramientas financieras digitales.

La confianza, una moneda en disputa

El estudio también revela los motivos por los cuales seis de cada diez empresarios prefieren el efectivo por encima de los medios electrónicos. Las principales causas: preferencia por tener el dinero en mano (24.8%), percepción de que sus clientes no utilizan estos métodos (23%) y desconfianza hacia la tecnología (15.2%).

En medio de este panorama, algunos rompen el molde. Claudia Vásquez, fundadora de Barrero Negro Variedades, comparte su experiencia con realismo: “Uno quiere vender. Si el cliente paga con tarjeta, hay que estar preparado. Pero al principio nadie me lo enseñó. Aprendí sola, con miedo, pero lo hice”.

Gracias a su iniciativa y al acompañamiento de programas como la Escuela LID, Claudia logró incorporar distintos medios de pago en su negocio: transferencias, POS móvil, Bitcoin y códigos QR respaldados por el banco. Esta decisión le permitió cerrar un contrato por US$500 con un hotel, una venta que —según dice— no habría sido posible de manejar en efectivo. 

Digitalizar con sentido y estrategia

Su experiencia demuestra que la digitalización, cuando se combina con la formación adecuada, no solo es viable, sino también rentable. Claudia aprendió que no todos los medios de pago resultan igual de útiles para cada cliente o entorno. En su caso, prefiere las transferencias bancarias, que no generan comisiones.

Aun así, valora disponer de otras opciones.

“Uno va aprendiendo qué le conviene según el cliente y el lugar. Yo sé que en algunas ferias nadie paga con efectivo, así que tengo que estar lista con todas las opciones si quiero vender”.
Claudia Vásquez
Empresaria

Esta adaptación estratégica le permite tener un control más claro de sus ventas y elegir los métodos más eficaces según el contexto.

Casos como el suyo aún no son representativos en el sector, lo que plantea un desafío mayor. Según la Estrategia país 2023-2027, del Banco Mundial, modernizar el sector privado —especialmente las MYPE— es esencial para lograr un crecimiento más inclusivo y sostenible.

Barrero Negro Variedades.

Un ecosistema que fomente la confianza

Para que la transición hacia una economía digital sea efectiva, se requiere de una visión de país que integre formación técnica y acceso a infraestructura, así como políticas públicas que eliminen trabas regulatorias, como lo recomienda la Superintendencia de Competencia.

En este contexto, la educación emerge como el factor determinante. “Yo no sabía ni qué era una pasarela de pago”, confiesa Claudia. Pero luego de capacitarse en comercio electrónico, no solo implementó soluciones digitales, sino que hoy también forma a otros emprendedores.

Su historia ilustra una tendencia posible: cuando se eliminan las barreras de aprendizaje, las MYPE responden con innovación. Esta es otra de las conclusiones contenidas en el mencionado estudio del Observatorio MYPE, que plantea la profesionalización financiera y digital como una necesidad estructural para la sostenibilidad del sector.

¿Qué necesita el sector para avanzar?

Aunque los dispositivos móviles ya están presentes en buena parte del ecosistema MYPE, los pagos digitales continúan siendo poco frecuentes. Este desfase evidencia que, además de infraestructura, es urgente ofrecer formación, confianza y acompañamiento. 

Claudia Vásquez proyecta su negocio en aeropuertos y centros comerciales, consciente de que sin medios digitales “no hay venta segura”. Su recomendación es clara: “Hay que perder el miedo, capacitarse y arriesgar. Si no, no se vende lo suficiente y el negocio no crece”.

El verdadero reto de El Salvador no está solo en acercar la tecnología, sino en construir un entorno donde se aprenda a usarla —y a confiar en ella— forme parte del ADN empresarial del país.

Digitalización: una herramienta versátil, accesible y diferenciadora

Opinión

Digitalización: una herramienta versátil, accesible y diferenciadora

Lito Ibarra – Presidente & Executive Director – SVNet

Es difícil concebir que las empresas actuales, de cualquier tamaño, no hagan uso, en alguna medida, de elementos, dispositivos, sistemas y aplicaciones de tecnología, particularmente de las asociadas con la administración y procesamiento de la información y las comunicaciones.

El último cuarto del siglo pasado, y sobre todo los primeros lustros del presente, están mostrando un impresionante avance y desarrollo, en varios sentidos, de la ciencia y la tecnología que busca utilizar la información y los datos, así como la electrónica y las comunicaciones a distancia, para facilitar el uso y mejorar la productividad de la mayor parte de las actividades humanas.

Existen muchas herramientas digitales para facilitar la operación, administración, servicio, mercadeo, producción y comunicación con los consumidores, proveedores y demás actores del ecosistema empresarial de las MYPES salvadoreñas, que pueden abrir las puertas para que estas empresas crezcan, se desarrollen, alcancen mercados más amplios y distantes, y por tanto, incrementen su generación de ingresos.

Una oportunidad que aún no aprovechamos

Por distintas razones, que van desde desconocimiento, cierta timidez o aprehensión ante las tecnologías, hasta relativa falta de recursos financieros, no todas nuestras MYPES se encuentran en fases similares en el uso y aprovechamiento de herramientas, dispositivos y sistemas tecnológicos para apoyar el crecimiento y mejora de dichas empresas.

Por ejemplo, de acuerdo al estudio El Estado Actual de la MYPE 2023: La Otra Cara de la Economía, publicado en 2023, solamente el 1.9% utiliza una página web, y aunque el 15.7% utiliza Facebook, el 40.4% no hace uso de ninguna herramienta tecnológica. En este sector el dispositivo electrónico más utilizado es el teléfono con acceso a Internet (76.4%), aunque con seguridad este uso combina el aprovechamiento para actividades personales, familiares y del negocio.

Cada vez más, las excusas que nuestros empresarios pueden argumentar para diferir el aprovechamiento de estas herramientas van siendo menores y menos válidas: hay muchas formas de aprender sobre tecnologías, incluso en Internet; la facilidad de uso es cada vez mayor; y los precios son cada vez más accesibles.

Considerando esta evolución, algunas oportunidades que nuestras MYPE están dejando pasar al no integrar las tecnologías en sus negocios son las siguientes:

Nombre de dominio propio: contar con un nombre de dominio propio en Internet es el equivalente actual de tener una marca registrada, con la que se pueda identificar nuestros productos y servicios.

Sitio web estable: una página web que muestre 24/7 los datos sobre la empresa, formas de acceso y comunicación, así como información actualizada sobre nuestra oferta, es una vitrina permanente.

Servicios en la nube: ya no es necesario contar con servidores propios y una instalación acondicionada para alojarlos. Los servicios de alojamiento que ofrecen compañías en muchas regiones del mundo son cada vez más accesibles, seguros y confiables.

Aplicaciones y sistemas administrativos informatizados: sistemas tradicionales como contabilidad, planilla, inventarios, facturación, y muchos más, dependiendo del rubro al que se dediquen las empresas, son accesibles y relativamente sencillos de utilizar.

Red de computadoras: a medida las empresas crecen, pueden contar con varias computadoras, conectadas en redes locales, y a Internet, para mantener la integridad de la información y mejorar la eficiencia y productividad.

Mercadeo digital: la difusión y publicidad de la oferta de la empresa, así como las posibles promociones y otras formas de difundir las ventajas de nuestros servicios y productos pueden ser potenciados por medios digitales.

Negocios y transacciones: desde las ofertas y cotizaciones, hasta la negociación, venta y facturación, así como la recepción y el manejo de fondos, para el cobro a acreedores y clientes, y el pago a proveedores e instancias de carácter legal, es más eficiente, cómodo y ágil utilizando tecnologías, evitando una parte de los viajes y visitas a bancos, clientes, proveedores e instituciones gubernamentales. Por ahora, de acuerdo al estudio citado, el medio preferido para realizar compras y hacer o recibir pagos principalmente son pagos en efectivo (59.6%) seguido por medios electrónicos y digitales (6.6%).

Conclusión: cultura digital y tecnologías emergentes

La familiaridad, confianza y seguridad con la que nuestros empresarios hagan uso de las tecnologías digitales es un indicador del nivel y el estado de la cultura digital en ese sector de la economía. A medida pasa el tiempo, la existencia y fortalecimiento de esta cultura digital en las MYPE es un factor imprescindible para competir en una economía que se globaliza cada vez más.

Si a esto agregamos que las tecnologías evolucionan sin descanso, y nuevas herramientas y formas emergen, tales como la Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas, Ciencia de los Datos, Blockchain, y varias más, es importante que nuestros empresarios se mantengan al tanto y con deseos de aprender y, mejor aún, integrar estas tecnologías a sus negocios.

Perspectivas para las MYPES salvadoreñas en 2025: resiliencia, transformación digital y desafíos estructurales

Perspectivas para las MYPES salvadoreñas en 2025: resiliencia, transformación digital y desafíos estructurales

Por el equipo editorial del Observatorio Mype de FUSAI

1. Un 2025 decisivo: de la recuperación a la transformación

Las Micro y Pequeñas Empresas (MYPE) de El Salvador podrían enfrentar en 2025 un punto de inflexión significativo: si bien muchas han demostrado una notable capacidad de adaptación tras la pandemia, se vislumbra que dicha resiliencia por sí sola podría no ser suficiente para garantizar su competitividad futura. Transformarse estructuralmente se vuelve cada vez más necesario en un entorno económico crecientemente digital y exigente. Así lo sugiere el último informe del Observatorio MYPE de FUSAI, que destaca que “la resiliencia no basta si no se acompaña de innovación, formalización e inclusión financiera efectiva”.

Unidades económicas operando en la informalidad 75%

En 2023, más del 75% de las unidades económicas del país operaban en la informalidad. El reto para 2025 consiste en comenzar a integrar esta mayoría silenciosa al circuito productivo formal, promoviendo no solo su bancarización, sino también el acceso efectivo a servicios no financieros: capacitación, redes de apoyo, y tecnologías accesibles.

2. Cinco tendencias clave que marcarán el rumbo de las MYPE en 2025

a. Digitalización como motor de competitividad

Las empresas que adoptaron herramientas digitales entre 2022 y 2023 reportaron un aumento de hasta 20% en ventas comparadas con aquellas que permanecieron offline. Esta tendencia se acelerará en 2025. La expansión del comercio electrónico, el uso de billeteras digitales y plataformas como Tigo Money ya no serán una opción, sino una condición mínima de competitividad.

b. Inclusión financiera: acceso aún limitado

Aunque el financiamiento a MYPE representa al menos 13% de la cartera total del sistema financiero (Superintendencia de Competencia, 2022), aún persisten barreras estructurales. Las microempresas de subsistencia enfrentan condiciones de acceso inequitativas, altos costos de intermediación y regulaciones inadecuadas. El uso de instrumentos de garantía y la consolidación de créditos con enfoque territorial serán claves para ampliar la cobertura.

c. El desafío de la formalización

La economía subterránea en El Salvador aún representa alrededor del 30% del PIB, según estimaciones de la Universidad Centroamericana (UCA). Este dato evidencia el profundo arraigo de la informalidad en la estructura económica del país. En este contexto, la política de integración económica diseñada por CONAMYPE representa un intento ambicioso por adaptar el marco regulatorio a la realidad diversa y segmentada del sector. Esta política propone condiciones diferenciadas para facilitar el tránsito progresivo hacia la formalidad, tomando en cuenta el nivel de acumulación, el tipo de actividad y el entorno territorial.

Para 2025, su implementación efectiva no solo será crucial para elevar la productividad y el acceso a programas estatales, sino que también podría sentar las bases para una mayor equidad económica y fiscal. Como concluye el Observatorio MYPE de FUSAI en su informe 2023: “Sin una estrategia de formalización viable y segmentada, el país continuará operando con una economía paralela que limita la efectividad de cualquier política de desarrollo”.

d. Empuje desde el exterior: migración e inversión familiar

El 25.6% de los hogares salvadoreños recibe remesas, según datos del BCR. Estas no solo son un amortiguador social que ayuda a sostener el consumo en tiempos de crisis, sino que, cada vez más, se convierten en una fuente significativa de capital semilla para microemprendimientos familiares, especialmente en zonas rurales. Esta dinámica sugiere que las remesas están comenzando a jugar un rol estructural en la configuración del tejido productivo nacional.

Para 2025, se espera que la canalización estratégica de estas remesas hacia inversión productiva sea una de las grandes apuestas del desarrollo local. En palabras del Observatorio MYPE: «Donde no llega el crédito, muchas veces llega el giro familiar. Transformar ese flujo en capital transformador es el desafío más urgente y más prometedor para las MYPE salvadoreñas.»

e. Transición generacional y liderazgo femenino

Más del 50% de las empresas están lideradas por mujeres, muchas de ellas en el sector informal, lo cual revela una realidad doblemente compleja: alta participación, pero también alta vulnerabilidad. ONU Mujeres ha destacado que las mujeres emprendedoras en América Latina enfrentan barreras estructurales significativas, incluyendo limitado acceso a financiamiento, menor propiedad de activos y cargas desproporcionadas de trabajo no remunerado. En El Salvador, estos desafíos son especialmente evidentes en los segmentos informales.

Además, una nueva generación de jóvenes empresarios está emergiendo con una mentalidad más digital, colaborativa y orientada al mercado. El desafío será generar políticas públicas con enfoque interseccional que reconozcan esta diversidad y fortalezcan las capacidades emprendedoras de mujeres y jóvenes. Como afirma ONU Mujeres (2022): «Empoderar económicamente a las mujeres no es solo una cuestión de justicia, sino de eficiencia: es liberar el potencial económico más grande e ignorado de nuestra región.»

Conclusión: ¿qué esperar en 2025?

El 2025 será un año de consolidación o estancamiento para el ecosistema MYPE. La oportunidad está en aprovechar el nuevo entorno digital, el rediseño de políticas públicas y el rol clave que las MYPE juegan en la generación de empleo (alrededor del 70% según la EHPM y el Observatorio MYPE).

La transformación no será espontánea: requiere de políticas diferenciadas, financiamiento justo y un enfoque centrado en las personas empresarias reales. Solo así las MYPE podrán dejar de ser “la otra cara de la economía” para convertirse en su rostro más dinámico y resiliente.

Desalojos en San Salvador y la reversión de tasas municipales para las MYPES: Un giro en la política económica local

Opinión

Desalojos en San Salvador y la reversión de tasas municipales para las MYPES: Un giro en la política económica local

Luis Castillo – Director del Observatorio MYPE/ESCUELA LID de FUSAI

Por décadas, el Centro Histórico de San Salvador ha sido el epicentro de la actividad comercial informal. La densidad de vendedores ambulantes, el bullicio de los mercados y la resiliencia de los microempresarios han sido el reflejo de una economía local activa, aunque precaria. Sin embargo, las recientes medidas de desalojo, que forman parte de una política pública iniciada desde hace varios años, y que está orientada al ordenamiento y revitalización del espacio urbano, han generado impactos diversos en las familias que dependen económicamente de este sector. Mientras, según las autoridades, muchos comerciantes han recibido apoyo de las municipalidades para reubicarse en otras zonas, otros no han encontrado una alternativa viable. Al mismo tiempo, la reversión de las ordenanzas municipales, que imponían altas tasas a los negocios urbanos, abre un nuevo capítulo en la regulación económica local.

El éxodo de los comerciantes informales

Los desalojos llevados a cabo para recuperar espacios públicos y promover la modernización urbana, han significado desafíos importantes para cientos de comerciantes. Si bien un importante número de estos han sido reubicados en espacios designados por las autoridades municipales, otros han enfrentado dificultades para encontrar nuevas oportunidades de venta. La falta de alternativas formales para su reubicación ha profundizado la incertidumbre en un sector que ya lidia con barreras como la falta de acceso al crédito y la informalidad laboral.

Según datos del Estado Actual de la MYPE 2023 del Observatorio MYPE de FUSAI, el 76% de las unidades económicas del sector MYPE en El Salvador operan de manera informal. Este fenómeno no solo dificulta el acceso a servicios financieros, sino también los expone a una vulnerabilidad crítica ante cambios regulatorios como los mencionados. Para algunos comerciantes, la eliminación de estos espacios de venta ha significado adaptarse a nuevas condiciones de mercado, mientras que para otros limita su capacidad de reinserción en la economía local, representando un riesgo de caer en la pobreza.

María López, vendedora de textiles en la Calle Rubén Darío desde hace más de dos décadas, expresa su preocupación: “Nos prometieron alternativas, pero lo único que hemos visto es incertidumbre. Algunas personas han logrado reubicarse, pero otros no sabemos qué hacer. Sin un espacio para vender, no podemos sobrevivir”. Esta historia se repite en muchas familias que dependen del comercio informal para subsistir.

La reversión de las ordenanzas fiscales: un respiro para los pequeños negocios

Mientras los desalojos golpean a los vendedores informales, el cambio en las tasas municipales busca aliviar la presión sobre los pequeños empresarios formales. En un giro inesperado, varias alcaldías del país han decidido derogar o modificar ordenanzas que imponían tasas elevadas a los negocios que operan en entornos urbanos. Esta decisión responde a la presión de gremiales empresariales, al reconocimiento del peso que estas tarifas tenían sobre la rentabilidad de las MYPES, y a una exigencia directa del presidente Nayib Bukele, quien pidió públicamente a los alcaldes revisar y revertir estas ordenanzas en beneficio del sector productivo local.

Un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que la alta carga impositiva sobre pequeños negocios en países en desarrollo puede generar un efecto contrario al deseado: en lugar de aumentar la recaudación, empuja a los empresarios hacia la informalidad. En El Salvador, el problema es evidente: más del 60% de las MYPES no están registradas formalmente, lo que limita su acceso a financiamiento y las mantiene fuera del radar de políticas públicas de desarrollo.

El alivio tributario recientemente aprobado podría representar una oportunidad para que los pequeños empresarios incrementen sus inversiones y formalicen sus operaciones. No obstante, persiste la incertidumbre sobre la implementación de medidas complementarias, como incentivos para la formalización o programas de apoyo al financiamiento.

Un reordenamiento necesario, pero un reto para el sector emprendedor

Los cambios en la regulación urbana y en las tasas municipales evidencian dos realidades que deben conciliarse en la política económica local. Por un lado, los gobiernos locales apuestan por la modernización y la regulación de los espacios públicos; por otro, las realidades de las MYPES reflejan un sector que aún carece de las condiciones necesarias para operar dentro de la formalidad sin sufrir pérdidas económicas significativas.

El Observatorio MYPE ha propuesto que cualquier proceso de reordenamiento urbano debe ir acompañado de programas de transición e integración de los afectados, tales como líneas de crédito accesibles, capacitación en gestión empresarial y un marco regulatorio simplificado para la formalización. Sin estas herramientas, los cambios en la infraestructura urbana pueden convertirse en una barrera adicional para el crecimiento de las MYPES, en lugar de una oportunidad para su desarrollo.

Historias como la de María López ilustran la encrucijada en la que se encuentran miles de microempresarios salvadoreños. En un país donde el sector MYPE representa el 70% del empleo informal, el desafío no es solo modernizar, sino hacerlo sin sacrificar a quienes han sostenido la economía desde sus cimientos. La pregunta sigue en el aire: ¿serán estas medidas un primer paso hacia la integración económica, o podrían generar efectos adversos no previstos que compliquen aún más la situación de los pequeños empresarios?

Frente a este panorama, es crucial que la política pública adopte un enfoque de integración que no solo mitigue los impactos negativos del reordenamiento urbano, sino que también abra oportunidades concretas para que las MYPES accedan a los nuevos mercados emergentes, especialmente aquellos vinculados al auge del turismo en el país. La integración de las MYPES en rutas turísticas, ferias locales, centros culturales y espacios gastronómicos puede convertirse en una vía efectiva para diversificar sus fuentes de ingreso y promover su formalización sin imposiciones excluyentes.

El proceso de modernización urbana no debe suponer una homogeneización cultural que borre las expresiones tradicionales del comercio salvadoreño. Al contrario, debe resaltar y proteger la riqueza cultural que representa la actividad económica de las MYPES: desde la venta de artesanías y productos autóctonos, hasta las tradiciones culinarias y los oficios heredados. Solo con una política que combine desarrollo económico con integración y respeto cultural se podrá construir una economía más fuerte, resiliente y genuinamente salvadoreña.

Optimismo sobre ruedas: el sector transporte MYPE frente a los retos del 2025

Optimismo sobre ruedas. El sector transporte MYPE frente a los retos del 2025

El sector transporte dentro del ecosistema de micro y pequeñas empresas (MYPE) salvadoreñas se ha consolidado como un actor clave de la economía. No solo por su agilidad y expansión territorial, sino por su capacidad para generar empleo y mantenerse competitivo en un entorno desafiante. Prueba de ello es su destacado Índice de Confianza Empresarial, que alcanzó 113.5 puntos en 2024, superando en cinco unidades el promedio del sector MYPE y posicionándose como la industria más optimista dentro del sector MYPE.

Para Francisco Góchez, Coordinador del Índice de Confianza del Observatorio MYPE de la ESCUELA LID de Fusai, este indicador es clave para entender la lógica empresarial: «Cuando un sector mantiene un índice de confianza alto, significa que los empresarios están viendo oportunidades reales y no solo esperanzas vacías. Invertir en un entorno de alta confianza indica que las perspectivas de crecimiento son favorables».

Sin embargo, este optimismo contrasta con otros indicadores que reflejan una realidad más compleja. El 2024 cerró con señales claras de desaceleración operativa, lo que advierte sobre los retos estructurales que el sector deberá enfrentar para sostener su dinamismo en 2025.

Liderazgo en confianza, pero señales de fatiga operativa

Aunque el sector transporte se mantuvo como el más confiado dentro del universo MYPE, su Indicador de Situación, que evalúa el desempeño real de las unidades económicas, cayó a 36.5 puntos, 2.5 unidades menos que el año anterior. Es decir, los empresarios creen en el futuro, pero enfrentan más dificultades en el presente.

Uno de los factores detrás de esta desaceleración es el aumento en la competencia, derivado de la mejora en la seguridad pública, que ha abierto nuevos territorios a la operación de empresas formales e informales. Cinco de cada diez empresarios reportan un crecimiento en la oferta de servicios similares en su zona de operación.

Andrea Portillo, investigadora del Observatorio MYPE y FLACSO, contextualiza esta presión competitiva: «En general, el principal desafío que enfrenta el sector son nuevos competidores. Eso obliga a los empresarios MYPE a cambiar de estrategia; no basta con ofrecer lo mismo, hay que encontrar maneras de agregar valor».

La vulnerabilidad financiera persiste

El otro gran frente de riesgo es la gestión financiera. El 29% de los empresarios reportó dificultades para administrar ingresos y gastos, producto tanto de la reducción de ingresos como del aumento de gastos imprevistos. En un sector con altos costos operativos —como mantenimiento, combustible y permisos— la falta de herramientas financieras puede resultar letal.

Francisco Góchez lo explica: «Sin una estrategia financiera clara, cualquier gasto inesperado puede poner en peligro la estabilidad de una empresa. En el sector transporte, donde los costos son altos y recurrentes, la falta de previsión puede marcar la diferencia entre crecer o estancarse».

Burocracia: un freno desde afuera

A los desafíos internos se suma un obstáculo externo cada vez más citado por los empresarios: la burocracia regulatoria. Para el cierre de 2024, uno de cada cuatro empresarios del sector transporte reportó haber sido afectado por normativas municipales o gubernamentales. Este dato representa un incremento de 9 puntos frente al trimestre anterior y se sitúa 10 puntos por encima del promedio del sector MYPE.

Las principales quejas incluyen exceso de permisos y trámites, restricciones de circulación y cambios normativos impredecibles. En palabras de Góchez: «Las regulaciones son necesarias para garantizar un mercado ordenado, pero si se vuelven demasiado rígidas o costosas, terminan afectando la operatividad de los negocios, desincentivan la inversión y empujan a muchos empresarios hacia la informalidad».

Este escenario crea una paradoja: mientras más empresas buscan formalizarse y profesionalizarse, más encuentran barreras institucionales que limitan su expansión.

¿Rumbo a la consolidación o a la contención?

A pesar de los riesgos, el sector transporte MYPE cierra 2024 con una visión optimista: el índice de confianza empresarial alcanzó 48.5 puntos, 2.4 puntos más que el año anterior y 2.8 por encima del promedio MYPE nacional. Esta tendencia refleja un compromiso con el crecimiento, pero también una expectativa: que el entorno acompañe.

El 2025 se vislumbra como un año de definiciones clave. La competencia seguirá en aumento, la gestión financiera requerirá nuevas capacidades y las trabas regulatorias deberán ser atendidas si se desea evitar una contracción del sector.

«El sector transporte ha sorteado muchos obstáculos antes. Si los empresarios logran adaptarse, el 2025 puede ser un año de consolidación en lugar de incertidumbre», concluye Góchez.

Para lograrlo, será esencial promover estrategias de diferenciación, profesionalización financiera y un diálogo activo con las autoridades locales y nacionales, que permita aliviar las cargas normativas sin perder la necesaria regulación del sector. Solo así, el optimismo sobre ruedas podrá convertirse en una ruta sostenida hacia el crecimiento.

Un nuevo financiamiento del BID impulsará la digitalización de las MYPES y mejores viviendas 

Un nuevo financiamiento del BID impulsará la digitalización de las MYPES y mejores viviendas

Una inversión crítica para la transformación estructural del sector

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha aprobado un paquete financiero estratégico que podría redefinir el horizonte de las micro y pequeñas empresas (MYPE) en El Salvador. El programa, que contempla recursos por más de 110 millones de dólares, está orientado a impulsar la digitalización, la eficiencia energética y el acceso a vivienda digna, tres eslabones fundamentales en la estructura de resiliencia y productividad del sector. 

El financiamiento será canalizado principalmente a través del Banco de Desarrollo de El Salvador (BANDESAL) y del Fondo Social para la Vivienda (FSV), quienes tendrán a su cargo la ejecución y distribución de los fondos hacia más de mil MYPE y familias de ingresos bajos. 

Digitalización: la deuda pendiente

A pesar de representar el 70% del empleo del país, las MYPE salvadoreñas operan en un contexto de rezago tecnológico. Según el estudio El Estado de la MYPE 2023, elaborado por el Observatorio MYPE de FUSAI, un 76.4% de los empresarios utiliza únicamente su teléfono móvil para gestionar su negocio, mientras que un 20.6% no emplea ninguna tecnología digital. 

Luis Castillo, director del Observatorio, alerta sobre las implicaciones de esta brecha: “El sector aún no logra integrar herramientas que optimicen procesos clave como la facturación, el control de inventario o la venta en línea. Esto les puede pasar la factura en un entorno cada vez más competitivo y digitalizado”. 

El doctor William Pleitez, director del Informe Anual sobre la MYPE, producido en alianza entre FUSAI-Flacso y economista en jefe del Observatorio, agrega: “Es indispensable que este financiamiento se traduzca en soluciones concretas para digitalizar procesos productivos. De lo contrario, las MYPE quedarán al margen de los canales de comercialización más dinámicos”. 

Vivienda digna: pilar de estabilidad empresarial

Una arista menos discutida, pero crucial, es el acceso a vivienda de calidad. Si bien el 83.5% de los empresarios MYPE son propietarios de la vivienda en que residen, el 42.6% de estos hogares presenta deficiencias estructurales. Entre las mujeres empresarias, esta proporción asciende al 48.1%, revelando una brecha de género persistente en las condiciones de habitabilidad. 

“El acceso a vivienda digna es tan importante como el capital de trabajo. Un negocio fuerte necesita una base estable”, afirma Francisco Góchez. “Vincular desarrollo empresarial con estabilidad habitacional es una visión más holística y efectiva”.

Riesgos de implementación y necesidad de gobernanza efectiva

A pesar del potencial transformador del programa, su éxito dependerá de la capacidad institucional para garantizar una ejecución transparente, ágil e inclusiva. El sistema financiero enfrenta el reto de operar con criterios de bancarización diferenciada, adaptada a las realidades de un sector con bajo nivel de formalización y escasa experiencia crediticia. 

Como señala el informe del Observatorio MYPE: “Invertir en las MYPE no es solo una decisión de política económica; es una inversión en cohesión social, resiliencia territorial y sostenibilidad a largo plazo”. 

El BID ha puesto sobre la mesa una oportunidad capaz de romper las dinámicas de rezago. Ahora, el reto es que El Salvador la convierta en política efectiva.

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