Perspectivas para las MYPES salvadoreñas en 2025: resiliencia, transformación digital y desafíos estructurales

Perspectivas para las MYPES salvadoreñas en 2025: resiliencia, transformación digital y desafíos estructurales

Por el equipo editorial del Observatorio Mype de FUSAI

1. Un 2025 decisivo: de la recuperación a la transformación

Las Micro y Pequeñas Empresas (MYPE) de El Salvador podrían enfrentar en 2025 un punto de inflexión significativo: si bien muchas han demostrado una notable capacidad de adaptación tras la pandemia, se vislumbra que dicha resiliencia por sí sola podría no ser suficiente para garantizar su competitividad futura. Transformarse estructuralmente se vuelve cada vez más necesario en un entorno económico crecientemente digital y exigente. Así lo sugiere el último informe del Observatorio MYPE de FUSAI, que destaca que “la resiliencia no basta si no se acompaña de innovación, formalización e inclusión financiera efectiva”.

Unidades económicas operando en la informalidad 75%

En 2023, más del 75% de las unidades económicas del país operaban en la informalidad. El reto para 2025 consiste en comenzar a integrar esta mayoría silenciosa al circuito productivo formal, promoviendo no solo su bancarización, sino también el acceso efectivo a servicios no financieros: capacitación, redes de apoyo, y tecnologías accesibles.

2. Cinco tendencias clave que marcarán el rumbo de las MYPE en 2025

a. Digitalización como motor de competitividad

Las empresas que adoptaron herramientas digitales entre 2022 y 2023 reportaron un aumento de hasta 20% en ventas comparadas con aquellas que permanecieron offline. Esta tendencia se acelerará en 2025. La expansión del comercio electrónico, el uso de billeteras digitales y plataformas como Tigo Money ya no serán una opción, sino una condición mínima de competitividad.

b. Inclusión financiera: acceso aún limitado

Aunque el financiamiento a MYPE representa al menos 13% de la cartera total del sistema financiero (Superintendencia de Competencia, 2022), aún persisten barreras estructurales. Las microempresas de subsistencia enfrentan condiciones de acceso inequitativas, altos costos de intermediación y regulaciones inadecuadas. El uso de instrumentos de garantía y la consolidación de créditos con enfoque territorial serán claves para ampliar la cobertura.

c. El desafío de la formalización

La economía subterránea en El Salvador aún representa alrededor del 30% del PIB, según estimaciones de la Universidad Centroamericana (UCA). Este dato evidencia el profundo arraigo de la informalidad en la estructura económica del país. En este contexto, la política de integración económica diseñada por CONAMYPE representa un intento ambicioso por adaptar el marco regulatorio a la realidad diversa y segmentada del sector. Esta política propone condiciones diferenciadas para facilitar el tránsito progresivo hacia la formalidad, tomando en cuenta el nivel de acumulación, el tipo de actividad y el entorno territorial.

Para 2025, su implementación efectiva no solo será crucial para elevar la productividad y el acceso a programas estatales, sino que también podría sentar las bases para una mayor equidad económica y fiscal. Como concluye el Observatorio MYPE de FUSAI en su informe 2023: “Sin una estrategia de formalización viable y segmentada, el país continuará operando con una economía paralela que limita la efectividad de cualquier política de desarrollo”.

d. Empuje desde el exterior: migración e inversión familiar

El 25.6% de los hogares salvadoreños recibe remesas, según datos del BCR. Estas no solo son un amortiguador social que ayuda a sostener el consumo en tiempos de crisis, sino que, cada vez más, se convierten en una fuente significativa de capital semilla para microemprendimientos familiares, especialmente en zonas rurales. Esta dinámica sugiere que las remesas están comenzando a jugar un rol estructural en la configuración del tejido productivo nacional.

Para 2025, se espera que la canalización estratégica de estas remesas hacia inversión productiva sea una de las grandes apuestas del desarrollo local. En palabras del Observatorio MYPE: «Donde no llega el crédito, muchas veces llega el giro familiar. Transformar ese flujo en capital transformador es el desafío más urgente y más prometedor para las MYPE salvadoreñas.»

e. Transición generacional y liderazgo femenino

Más del 50% de las empresas están lideradas por mujeres, muchas de ellas en el sector informal, lo cual revela una realidad doblemente compleja: alta participación, pero también alta vulnerabilidad. ONU Mujeres ha destacado que las mujeres emprendedoras en América Latina enfrentan barreras estructurales significativas, incluyendo limitado acceso a financiamiento, menor propiedad de activos y cargas desproporcionadas de trabajo no remunerado. En El Salvador, estos desafíos son especialmente evidentes en los segmentos informales.

Además, una nueva generación de jóvenes empresarios está emergiendo con una mentalidad más digital, colaborativa y orientada al mercado. El desafío será generar políticas públicas con enfoque interseccional que reconozcan esta diversidad y fortalezcan las capacidades emprendedoras de mujeres y jóvenes. Como afirma ONU Mujeres (2022): «Empoderar económicamente a las mujeres no es solo una cuestión de justicia, sino de eficiencia: es liberar el potencial económico más grande e ignorado de nuestra región.»

Conclusión: ¿qué esperar en 2025?

El 2025 será un año de consolidación o estancamiento para el ecosistema MYPE. La oportunidad está en aprovechar el nuevo entorno digital, el rediseño de políticas públicas y el rol clave que las MYPE juegan en la generación de empleo (alrededor del 70% según la EHPM y el Observatorio MYPE).

La transformación no será espontánea: requiere de políticas diferenciadas, financiamiento justo y un enfoque centrado en las personas empresarias reales. Solo así las MYPE podrán dejar de ser “la otra cara de la economía” para convertirse en su rostro más dinámico y resiliente.

Desalojos en San Salvador y la reversión de tasas municipales para las MYPES: Un giro en la política económica local

Opinión

Desalojos en San Salvador y la reversión de tasas municipales para las MYPES: Un giro en la política económica local

Luis Castillo – Director del Observatorio MYPE/ESCUELA LID de FUSAI

Por décadas, el Centro Histórico de San Salvador ha sido el epicentro de la actividad comercial informal. La densidad de vendedores ambulantes, el bullicio de los mercados y la resiliencia de los microempresarios han sido el reflejo de una economía local activa, aunque precaria. Sin embargo, las recientes medidas de desalojo, que forman parte de una política pública iniciada desde hace varios años, y que está orientada al ordenamiento y revitalización del espacio urbano, han generado impactos diversos en las familias que dependen económicamente de este sector. Mientras, según las autoridades, muchos comerciantes han recibido apoyo de las municipalidades para reubicarse en otras zonas, otros no han encontrado una alternativa viable. Al mismo tiempo, la reversión de las ordenanzas municipales, que imponían altas tasas a los negocios urbanos, abre un nuevo capítulo en la regulación económica local.

El éxodo de los comerciantes informales

Los desalojos llevados a cabo para recuperar espacios públicos y promover la modernización urbana, han significado desafíos importantes para cientos de comerciantes. Si bien un importante número de estos han sido reubicados en espacios designados por las autoridades municipales, otros han enfrentado dificultades para encontrar nuevas oportunidades de venta. La falta de alternativas formales para su reubicación ha profundizado la incertidumbre en un sector que ya lidia con barreras como la falta de acceso al crédito y la informalidad laboral.

Según datos del Estado Actual de la MYPE 2023 del Observatorio MYPE de FUSAI, el 76% de las unidades económicas del sector MYPE en El Salvador operan de manera informal. Este fenómeno no solo dificulta el acceso a servicios financieros, sino también los expone a una vulnerabilidad crítica ante cambios regulatorios como los mencionados. Para algunos comerciantes, la eliminación de estos espacios de venta ha significado adaptarse a nuevas condiciones de mercado, mientras que para otros limita su capacidad de reinserción en la economía local, representando un riesgo de caer en la pobreza.

María López, vendedora de textiles en la Calle Rubén Darío desde hace más de dos décadas, expresa su preocupación: “Nos prometieron alternativas, pero lo único que hemos visto es incertidumbre. Algunas personas han logrado reubicarse, pero otros no sabemos qué hacer. Sin un espacio para vender, no podemos sobrevivir”. Esta historia se repite en muchas familias que dependen del comercio informal para subsistir.

La reversión de las ordenanzas fiscales: un respiro para los pequeños negocios

Mientras los desalojos golpean a los vendedores informales, el cambio en las tasas municipales busca aliviar la presión sobre los pequeños empresarios formales. En un giro inesperado, varias alcaldías del país han decidido derogar o modificar ordenanzas que imponían tasas elevadas a los negocios que operan en entornos urbanos. Esta decisión responde a la presión de gremiales empresariales, al reconocimiento del peso que estas tarifas tenían sobre la rentabilidad de las MYPES, y a una exigencia directa del presidente Nayib Bukele, quien pidió públicamente a los alcaldes revisar y revertir estas ordenanzas en beneficio del sector productivo local.

Un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que la alta carga impositiva sobre pequeños negocios en países en desarrollo puede generar un efecto contrario al deseado: en lugar de aumentar la recaudación, empuja a los empresarios hacia la informalidad. En El Salvador, el problema es evidente: más del 60% de las MYPES no están registradas formalmente, lo que limita su acceso a financiamiento y las mantiene fuera del radar de políticas públicas de desarrollo.

El alivio tributario recientemente aprobado podría representar una oportunidad para que los pequeños empresarios incrementen sus inversiones y formalicen sus operaciones. No obstante, persiste la incertidumbre sobre la implementación de medidas complementarias, como incentivos para la formalización o programas de apoyo al financiamiento.

Un reordenamiento necesario, pero un reto para el sector emprendedor

Los cambios en la regulación urbana y en las tasas municipales evidencian dos realidades que deben conciliarse en la política económica local. Por un lado, los gobiernos locales apuestan por la modernización y la regulación de los espacios públicos; por otro, las realidades de las MYPES reflejan un sector que aún carece de las condiciones necesarias para operar dentro de la formalidad sin sufrir pérdidas económicas significativas.

El Observatorio MYPE ha propuesto que cualquier proceso de reordenamiento urbano debe ir acompañado de programas de transición e integración de los afectados, tales como líneas de crédito accesibles, capacitación en gestión empresarial y un marco regulatorio simplificado para la formalización. Sin estas herramientas, los cambios en la infraestructura urbana pueden convertirse en una barrera adicional para el crecimiento de las MYPES, en lugar de una oportunidad para su desarrollo.

Historias como la de María López ilustran la encrucijada en la que se encuentran miles de microempresarios salvadoreños. En un país donde el sector MYPE representa el 70% del empleo informal, el desafío no es solo modernizar, sino hacerlo sin sacrificar a quienes han sostenido la economía desde sus cimientos. La pregunta sigue en el aire: ¿serán estas medidas un primer paso hacia la integración económica, o podrían generar efectos adversos no previstos que compliquen aún más la situación de los pequeños empresarios?

Frente a este panorama, es crucial que la política pública adopte un enfoque de integración que no solo mitigue los impactos negativos del reordenamiento urbano, sino que también abra oportunidades concretas para que las MYPES accedan a los nuevos mercados emergentes, especialmente aquellos vinculados al auge del turismo en el país. La integración de las MYPES en rutas turísticas, ferias locales, centros culturales y espacios gastronómicos puede convertirse en una vía efectiva para diversificar sus fuentes de ingreso y promover su formalización sin imposiciones excluyentes.

El proceso de modernización urbana no debe suponer una homogeneización cultural que borre las expresiones tradicionales del comercio salvadoreño. Al contrario, debe resaltar y proteger la riqueza cultural que representa la actividad económica de las MYPES: desde la venta de artesanías y productos autóctonos, hasta las tradiciones culinarias y los oficios heredados. Solo con una política que combine desarrollo económico con integración y respeto cultural se podrá construir una economía más fuerte, resiliente y genuinamente salvadoreña.

Optimismo sobre ruedas: el sector transporte MYPE frente a los retos del 2025

Optimismo sobre ruedas. El sector transporte MYPE frente a los retos del 2025

El sector transporte dentro del ecosistema de micro y pequeñas empresas (MYPE) salvadoreñas se ha consolidado como un actor clave de la economía. No solo por su agilidad y expansión territorial, sino por su capacidad para generar empleo y mantenerse competitivo en un entorno desafiante. Prueba de ello es su destacado Índice de Confianza Empresarial, que alcanzó 113.5 puntos en 2024, superando en cinco unidades el promedio del sector MYPE y posicionándose como la industria más optimista dentro del sector MYPE.

Para Francisco Góchez, Coordinador del Índice de Confianza del Observatorio MYPE de la ESCUELA LID de Fusai, este indicador es clave para entender la lógica empresarial: «Cuando un sector mantiene un índice de confianza alto, significa que los empresarios están viendo oportunidades reales y no solo esperanzas vacías. Invertir en un entorno de alta confianza indica que las perspectivas de crecimiento son favorables».

Sin embargo, este optimismo contrasta con otros indicadores que reflejan una realidad más compleja. El 2024 cerró con señales claras de desaceleración operativa, lo que advierte sobre los retos estructurales que el sector deberá enfrentar para sostener su dinamismo en 2025.

Liderazgo en confianza, pero señales de fatiga operativa

Aunque el sector transporte se mantuvo como el más confiado dentro del universo MYPE, su Indicador de Situación, que evalúa el desempeño real de las unidades económicas, cayó a 36.5 puntos, 2.5 unidades menos que el año anterior. Es decir, los empresarios creen en el futuro, pero enfrentan más dificultades en el presente.

Uno de los factores detrás de esta desaceleración es el aumento en la competencia, derivado de la mejora en la seguridad pública, que ha abierto nuevos territorios a la operación de empresas formales e informales. Cinco de cada diez empresarios reportan un crecimiento en la oferta de servicios similares en su zona de operación.

Andrea Portillo, investigadora del Observatorio MYPE y FLACSO, contextualiza esta presión competitiva: «En general, el principal desafío que enfrenta el sector son nuevos competidores. Eso obliga a los empresarios MYPE a cambiar de estrategia; no basta con ofrecer lo mismo, hay que encontrar maneras de agregar valor».

La vulnerabilidad financiera persiste

El otro gran frente de riesgo es la gestión financiera. El 29% de los empresarios reportó dificultades para administrar ingresos y gastos, producto tanto de la reducción de ingresos como del aumento de gastos imprevistos. En un sector con altos costos operativos —como mantenimiento, combustible y permisos— la falta de herramientas financieras puede resultar letal.

Francisco Góchez lo explica: «Sin una estrategia financiera clara, cualquier gasto inesperado puede poner en peligro la estabilidad de una empresa. En el sector transporte, donde los costos son altos y recurrentes, la falta de previsión puede marcar la diferencia entre crecer o estancarse».

Burocracia: un freno desde afuera

A los desafíos internos se suma un obstáculo externo cada vez más citado por los empresarios: la burocracia regulatoria. Para el cierre de 2024, uno de cada cuatro empresarios del sector transporte reportó haber sido afectado por normativas municipales o gubernamentales. Este dato representa un incremento de 9 puntos frente al trimestre anterior y se sitúa 10 puntos por encima del promedio del sector MYPE.

Las principales quejas incluyen exceso de permisos y trámites, restricciones de circulación y cambios normativos impredecibles. En palabras de Góchez: «Las regulaciones son necesarias para garantizar un mercado ordenado, pero si se vuelven demasiado rígidas o costosas, terminan afectando la operatividad de los negocios, desincentivan la inversión y empujan a muchos empresarios hacia la informalidad».

Este escenario crea una paradoja: mientras más empresas buscan formalizarse y profesionalizarse, más encuentran barreras institucionales que limitan su expansión.

¿Rumbo a la consolidación o a la contención?

A pesar de los riesgos, el sector transporte MYPE cierra 2024 con una visión optimista: el índice de confianza empresarial alcanzó 48.5 puntos, 2.4 puntos más que el año anterior y 2.8 por encima del promedio MYPE nacional. Esta tendencia refleja un compromiso con el crecimiento, pero también una expectativa: que el entorno acompañe.

El 2025 se vislumbra como un año de definiciones clave. La competencia seguirá en aumento, la gestión financiera requerirá nuevas capacidades y las trabas regulatorias deberán ser atendidas si se desea evitar una contracción del sector.

«El sector transporte ha sorteado muchos obstáculos antes. Si los empresarios logran adaptarse, el 2025 puede ser un año de consolidación en lugar de incertidumbre», concluye Góchez.

Para lograrlo, será esencial promover estrategias de diferenciación, profesionalización financiera y un diálogo activo con las autoridades locales y nacionales, que permita aliviar las cargas normativas sin perder la necesaria regulación del sector. Solo así, el optimismo sobre ruedas podrá convertirse en una ruta sostenida hacia el crecimiento.

Un nuevo financiamiento impulsará la digitalización de las MYPES y mejorará las viviendas

Un nuevo financiamiento impulsará la digitalización de las MYPES y mejorará las viviendas

En El Salvador, el panorama de las MYPES podría transformarse radicalmente gracias a una millonaria inversión del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que facilita el acceso a tecnologías digitales y a la mejora de la eficiencia energética. Además, incluye un préstamo de 50 millones de dólares destinado a créditos hipotecarios para viviendas de interés social.

El financiamiento será canalizado a través del Banco de Desarrollo de El Salvador (BANDESAL), que se encargará de la asignación de recursos a unas 700 micro y pequeñas empresas interesadas en modernizar sus operaciones con nuevas tecnologías, y a unas 450 MYPE que buscan mejorar su eficiencia energética mediante el uso de energías renovables. La administración de los fondos destinados a créditos hipotecarios para comunidades vulnerables estará a cargo del Fondo Social para la Vivienda (FSV).

Digitalización: un asunto pendiente para la MYPE

El acceso a la tecnología sigue siendo una barrera significativa para la competitividad del sector. Según datos del informe “El Estado de la MYPE 2023”, más del 76.4% de los empresarios usa únicamente su teléfono con acceso a internet para operar su negocio, mientras que un 20.6% aún no ha incorporado ninguna tecnología. Para Luis Castillo, director del Observatorio MYPE de FUSAI, este rezago digital es uno de los mayores desafíos. “El sector aún no logra integrar herramientas que optimicen los procesos, desde la facturación electrónica hasta la venta en línea y esto les puede pasar la factura en un entorno digitalizado como el de la actualidad”, señaló.

El problema es aún más evidente en la comercialización de productos y servicios, donde un 40.4% de los empresarios sigue sin utilizar herramientas digitales, una proporción que alcanza el 36.2% en el segmento de la pequeña empresa. Francisco Góchez, analista económico del Observatorio MYPE, subrayó la urgencia de acelerar la transformación digital en el sector. “Si las MYPE no incorporan nuevas tecnologías, quedarán rezagadas. Es fundamental que el financiamiento se traduzca en soluciones prácticas para modernizar su operatividad”, afirmó.

Acceso a vivienda: un reto aún pendiente

El financiamiento aprobado por el BID también busca mejorar la calidad de vida de los empresarios. A pesar de que el 83.5% de los propietarios de MYPE posee una vivienda propia, un 42.6% reporta que sus inmuebles presentan carencias estructurales. La situación es especialmente crítica para las mujeres, quienes experimentan mayores carencias habitacionales (48.1% frente al 34.1% en los hombres).

Entre las principales deficiencias identificadas se encuentran hacinamiento (15.5%), falta de acceso a servicios residuales (12.7%) y viviendas con materiales inadecuados o en mal estado (10.6%). Respecto a esto Francisco Góchez menciona que el acceso a financiamiento para vivienda es clave para garantizar la estabilidad de los empresarios del sector.

Energía renovable y eficiencia: una apuesta para la sostenibilidad

Además de tecnología y digitalización, el BID ha destinado 60 millones de dólares para impulsar la eficiencia energética en las MYPE. El objetivo es permitir que al menos 450 micro y pequeñas empresas puedan reducir costos operativos a través del uso de energías renovables, una estrategia clave en un contexto de alza en los precios de la energía. Luis Castillo destacó la importancia de este enfoque. 

“El ahorro energético no solo reduce gastos, sino que también mejora la competitividad. Si se logra implementar tecnología eficiente en la MYPE, los negocios podrán crecer sin que el costo de la energía sea un obstáculo”.
Luis Castillo
Director del Observatorio MYPE

Perspectivas y retos del financiamiento

Si bien la aprobación de estos fondos representa una oportunidad para el sector MYPE, el desafío radica en garantizar que el financiamiento llegue de manera efectiva a los empresarios que más lo necesitan. La confianza en el sector financiero sigue siendo baja, y las condiciones de acceso al crédito podrían ser un factor determinante en la implementación de estos programas.

El financiamiento aprobado por el BID tiene el potencial de transformar el panorama de la micro y pequeña empresa en El Salvador, pero su éxito dependerá de la capacidad del sistema financiero para garantizar que estos recursos sean accesibles, inclusivos y efectivos. En un país donde la MYPE representa el motor de la economía, invertir en su desarrollo es más que una estrategia económica: es una apuesta por la sostenibilidad y el crecimiento a largo plazo.

El espejismo del emprendimiento femenino: más negocios, menos oportunidades

Opinión

El espejismo del emprendimiento femenino: más negocios, pero menos oportunidades

Claudia Dueñas, gerente de la Escuela de Empresarios Líderes MYPE – LID de FUSAI.

Si nos detenemos a observar las cifras del sector MYPE en El Salvador, podríamos pensar que las mujeres han conquistado el mundo del emprendimiento. Seis de cada diez negocios son administrados por una mujer, lo que sugiere una fuerte presencia femenina en el tejido empresarial del país. Sin embargo, cuando miramos más de cerca, la historia cambia: más de la mitad de estos negocios (55%) operan en estado de subsistencia, atrapados en un ciclo de ingresos bajos y oportunidades limitadas.

El desafío no radica en la falta de talento o compromiso. Las empresarias han demostrado con hechos su capacidad de liderazgo y su impacto en la economía local. En los negocios que logran expandirse, no solo generan mejores condiciones laborales, sino que también ofrecen salarios más altos que sus pares masculinos, con un promedio de $349.6, superando en $18 el salario promedio otorgado por los hombres.

Además, brindan más oportunidades de empleo a otras mujeres: seis de cada diez trabajadoras del sector son empleadas en unidades dirigidas por empresarias. Esto es relevante porque demuestra que, cuando las mujeres tienen la oportunidad de crecer, lo hacen con un enfoque más equitativo y comprometido con el bienestar de su equipo. No obstante, el verdadero problema es que pocas logran desarrollar sus empresas más allá del nivel de subsistencia.

¿Por qué ocurre esto?

La respuesta es compleja y está profundamente arraigada en la estructura del sistema económico. Uno de los factores clave es la concentración del emprendimiento femenino en sectores de menor rentabilidad. En su mayoría, las empresarias lideran el sector de servicios el cual, según el Informe de Dinámica Empresarial MYPE, se caracteriza por ser el de menor dinamismo dentro la MYPE. En contraste, los hombres predominan en el sector transporte que muestra un mayor dinamismo, de acuerdo con los resultados del mismo informe elaborado por el Observatorio MYPE de FUSAI.

Esto implica que existen factores estructurales que pueden estar influyendo en la participación de las mujeres en sectores de mayor dinamismo. Uno de los principales desafíos identificados por el Observatorio MYPE de FUSAI es la doble carga que enfrentan muchas empresarias: el 35% de aquellas en los segmentos más grandes asumen en solitario tanto la administración de sus negocios como las tareas de cuidado del hogar. Esta situación limita su tiempo y recursos, dificultando el crecimiento de sus emprendimientos.

Otra barrera estructural, a menudo pasada por alto, es la brecha educativa. El 60% de las empresarias tiene un nivel educativo menor a noveno grado, en contraste con el 44% de los hombres. Este dato es crucial, ya que significa que solo 4 de cada 10 empresarias han cursado algún grado de bachillerato o educación superior, niveles en los que se adquieren conocimientos bases que podrían aplicarse a un negocio. Esta limitación puede hacer que la mayoría de emprendedoras queden atrapadas en la informalidad y en modelos de negocio con ingresos apenas suficientes para subsistir.

Oportunidades para transformar la realidad

A pesar de todos estos desafíos, las mujeres han demostrado que pueden liderar, generar empleo y transformar sus comunidades. Lo que falta no es voluntad, sino oportunidades reales de crecimiento. Para cerrar esta brecha, es fundamental implementar estrategias que vayan más allá del simple reconocimiento al esfuerzo femenino y se enfoquen en acciones concretas.

Para lograr una mayor inclusión de las mujeres es necesario un apoyo integral que impulse acciones que fomenten el desarrollo de estas empresarias. El acceso a financiamiento con enfoque de género es una de las principales necesidades para impulsar el crecimiento de las empresarias ya que, sin capital de inversión, los negocios quedan estancados en una dinámica de baja productividad y rentabilidad reducida. Los programas de crédito deben adaptarse a la realidad de las mujeres emprendedoras, considerando su historial financiero y brindando condiciones accesibles para garantizar que puedan hacer crecer sus negocios sin endeudarse en condiciones desventajosas. Otro factor clave es la formación empresarial para proveer bases sólidas de conocimientos en gestión financiera, mercadeo y planificación estratégica puede marcar la diferencia entre un negocio que sobrevive y uno que crece de manera sostenible.

Asimismo, es necesario implementar políticas y programas que faciliten la incorporación de las mujeres en cadenas de valor más rentables, brindándoles apoyo en aspectos clave como la formalización, el acceso a financiamiento y la creación de alianzas estratégicas. Esto requiere un esfuerzo conjunto del sector público, el sector privado y las organizaciones de apoyo empresarial para eliminar las barreras que limitan su integración y abrir espacios que históricamente han sido dominados por hombres.

No basta con celebrar el Día de la Mujer reconociendo su esfuerzo, también es necesario actuar y crear condiciones reales para que esas 6 de cada 10 MYPES lideradas por mujeres se conviertan en una verdadera oportunidad de crecimiento y prosperidad. El talento y la capacidad ya están ahí, lo que falta es el compromiso y mayor articulación de los actores del ecosistema empresarial MYPE para asegurar un acompañamiento integral que transforme el emprendimiento femenino en una vía real de desarrollo económico. ¿Estamos listos para asumir ese reto?

Foro MYPE 2025: Claves para fortalecer el conocimiento del sector MYPE en El Salvador

Foro MYPE 2025: Claves para fortalecer el conocimiento del sector MYPE en El Salvador

El sector de la micro y pequeña empresa en El Salvador sigue enfrentando desafíos y explorando nuevas oportunidades. Con este panorama en mente, la Escuela de Empresarios Líderes MYPE (LID), en alianza con Red Alumni, una red de empresarios graduados de sus programas, organizó el foro “Oportunidades y desafíos para la MYPE en el 2025”, un evento que reunió a empresarios, expertos y actores clave para discutir el futuro del sector.

En el encuentro, realizado el 26 de febrero,  emprendedores y especialistas compartieron sus experiencias y análisis sobre el contexto actual. En el conversatorio, Claudia Dueñas, Gerente de la Escuela para Empresarios Líderes MYPE (LID), destacó la importancia de la formación continua para afrontar los cambios del mercado. Las MYPE, dijo, “no pueden quedarse estáticas. Adaptarse significa aprender, innovar y responder a las necesidades de los clientes con nuevas soluciones”, enfatizó.

Uno de los momentos más esperados del evento fue la presentación del Lic. Francisco Góchez, consultor e investigador del Observatorio MYPE, quien ofreció un análisis detallado sobre las tendencias del sector para 2025. Un elemento clave de su intervención fue su enfoque en el bono demográfico. Góchez resaltó que, actualmente, en El Salvador, la población en edad de trabajar, particularmente aquellos que se encuentran entre los 19 y 35 años de edad, representa el 31% de la población total. “Esta generación está redefiniendo el consumo. Buscan rapidez, tecnología y experiencias diferenciadas. Si el sector no logra conectar con ellos, corren el riesgo de volverse irrelevantes”, advirtió Góchez. Esto supone una oportunidad para las MYPE, pero también un reto en términos de mercado.

La transformación digital, uno de los principales desafíos para muchas MYPE en el país, fue otro de los temas del debate. A pesar del crecimiento del comercio electrónico, entre las MYPE la adopción de herramientas digitales sigue siendo limitada. Erick Morán, director comercial de Banco Integral, resaltó la importancia de este cambio en los hábitos de consumo. 

“Los negocios que no se digitalicen van a quedar rezagados. Hoy en día, los clientes esperan pagar desde su celular, encontrar productos en redes sociales y recibir información inmediata”.
Erik Morán
Director Comercial Banco Integral

En el foro se mencionó que uno de los asuntos que frenan la transición digital es que muchos empresarios aún desconfían de las plataformas digitales. “El reto es acompañar a los microempresarios en esta transición. No se trata solo darles tecnología, sino enseñarles a aprovecharla”, agregó Morán.

Otro punto que generó discusión fue el incremento de la competencia. Según el informe presentado, el 51 por ciento de los empresarios encuestados señaló que ha percibido una mayor competencia en los últimos meses. Flor Cadenas, propietaria de International Logistics S.A. de C.V., compartió su experiencia al respecto. “La competencia es cada vez más grande. Lo que marcará la diferencia no será solo el precio, sino la atención, la personalización y la capacidad de adaptarse al cliente”, comentó. Cadenas subrayó la necesidad de innovar y desarrollar estrategias que permitan destacar en el mercado.

Fotografía 1. Claudia Dueñas, Gerente de la Escuela para Empresarios Líderes MYPE (LID); Erick Morán, Director Comercial de Banco Integral; Flor Cadenas, fundadora de International Logistics S.A. de C.V.; y Raúl Figueroa, propietario de Aire Frío. 

 

Fotografía 2. Francisco Góchez, consultor e investigador del Observatorio MYPE.

 

Fotografía 3. Dinora Morales, empresaria Red Alumni El Salvador.

A pesar de estos desafíos,  el índice de confianza empresarial cerró en 45.7 puntos, lo que sugiere que los empresarios ven con optimismo el 2025. Para Raúl Figueroa, propietario de Aire Frío,“este inicio de año ha sido bueno para nosotros, vemos que hay más oportunidades, más inversión y más ganas de emprender. Claro que hay obstáculos, pero también mucha motivación”, expresó. Sin embargo, el informe también evidenció que el 27 por ciento de los empresarios ha percibido una disminución en la demanda, mientras que el 28 por ciento reporta que enfrentaron dificultades financieras al cierre del año 2024.

La conclusión a la que llegó el foro fue clara: las tres acciones fundamentales para asegurar el crecimiento del sector son diseñar modelos de negocio adaptados a las tendencias del mercado, fortalecer la organización financiera y generar alianzas entre empresarios. “El conocimiento es la herramienta más poderosa que puede tener un emprendedor”, afirmó Dueñas, resaltando la importancia de capacitarse constantemente.

Este evento reafirmó el compromiso de la Escuela LID y la Red Alumni, de impulsar el desarrollo del sector MYPE a través de espacios de diálogo y aprendizaje. En un país donde la micro y pequeña empresa sigue siendo el pilar de la economía, fortalecer estrategias que garanticen su sostenibilidad y crecimiento no solo es una prioridad, sino una inversión clave para el futuro. 

Empresarias salvadoreñas: la apuesta por la resiliencia en un mercado desafiante

Empresarias salvadoreñas: la apuesta por la resiliencia en un mercado desafiante.

Las empresarias salvadoreñas del sector MYPE no solo representan la mayoría dentro del segmento, sino que también están redefiniendo su papel en la economía nacional. A pesar de operar en un entorno con barreras estructurales y en sectores tradicionalmente menos dinámicos, han demostrado una notable capacidad de adaptación y crecimiento.

El índice de confianza empresarial entre las empresarias MYPE cerró 2024 en 107.7 puntos, un incremento de 5.2 puntos respecto al año anterior. Aunque todavía están por debajo de sus pares masculinos, que alcanzaron los 109 puntos, la brecha se está reduciendo de manera constante. La tendencia sugiere que su resiliencia no solo es un atributo, sino un motor de expansión económica.

El contexto en el que operan explica, en parte, las diferencias. “Las mujeres tienden a concentrarse en sectores más vulnerables y menos dinámicos, lo que influye en su desempeño financiero y en su capacidad de crecimiento”, señala Luis Castillo, director del Observatorio MYPE. Sin embargo, las cifras revelan algo más: su confianza en la economía y en sus propios negocios no solo está en aumento, sino que ya supera al promedio del sector y a los empresarios hombres en percepción de oportunidades.

Al cierre del cuarto trimestre de 2024, marcaron 46.4 puntos en el indicador de Confianza Empresarial, superando en 1.7 puntos el registro de los hombres. Este dato no es menor. Implica que, a pesar de los desafíos, las empresarias no sólo ven el futuro con optimismo, sino que están tomando decisiones estratégicas para crecer en un mercado competitivo.

Mujeres mejoran desempeño de sus negocios

El desempeño de las empresarias salvadoreñas durante 2024 dejó en claro que la narrativa de la fragilidad financiera en el sector MYPE necesita una revisión. Durante los primeros tres trimestres del año, sus puntajes en el indicador de situación —que mide qué tan bien han administrado sus negocios— estuvieron por debajo de los hombres. Pero al cierre del cuarto trimestre, igualaron el nivel de sus pares masculinos con 39.6 puntos. No fue un golpe de suerte ni un fenómeno aislado, la tendencia sugiere cambios de mayor importancia.

En términos de inversión, los números refuerzan la solidez de su apuesta. Siete de cada diez empresarias mantuvieron o incrementaron su inversión a lo largo de 2024. De ellas, el 49.15% optó por conservar su nivel de inversión, mientras que un 24.17% decidió incrementarla. Estas cifras prácticamente igualan a las de los hombres, quienes en un 49.37% mantuvieron su inversión y en un 27.25% la aumentaron. En términos globales, el 76% de las empresas en el sector MYPE no redujo su inversión durante el año. Esto indica una tendencia clara: estabilidad con miras a un crecimiento progresivo.

Sin embargo, no todas las cifras son alentadoras. La competencia en el mercado se ha convertido en el principal desafío para las empresarias salvadoreñas. Según los datos, el 50% considera que el incremento de competidores en su zona con productos o servicios similares es su mayor obstáculo. Claudia Dueñas, gerente de la Escuela LID, lo advierte con claridad: “Sin estrategias sólidas de diferenciación y optimización de modelos de negocio, la competitividad se erosiona y el crecimiento se convierte en un reto mayor”. Es aquí donde muchas empresarias enfrentan su mayor prueba: traducir su confianza en el entorno económico en decisiones que garanticen su estabilidad en el mediano y largo plazo.

El desafío para 2025: crecimiento con solidez

El primer trimestre de 2025 pondrá a prueba la capacidad de resistencia de las empresarias del sector MYPE. Tradicionalmente, esta etapa del año es un periodo de desaceleración tras el dinamismo de la temporada navideña y de vacaciones. Sin embargo, las proyecciones apuntan a que las empresarias podrían desafiar la tendencia. Su índice de expectativa para el primer trimestre cerró en 53.3 puntos, superando en 3.4 puntos el registro de los empresarios hombres. Este dato sugiere que las empresarias ven oportunidades donde otros anticipan dificultades.

Pero el optimismo, por sí solo, no es suficiente para garantizar resultados. Para sostener el crecimiento observado en 2024, será fundamental consolidar modelos de negocio más sólidos, mejorar la gestión financiera y fortalecer la capacidad de respuesta ante el aumento de la competencia. La estabilidad no es un derecho adquirido, sino una consecuencia directa de decisiones estratégicas bien ejecutadas.

Las empresarias salvadoreñas han demostrado que pueden crecer incluso en un entorno desafiante. La pregunta ahora no es si seguirán avanzando, sino si lograrán convertir su resiliencia en una ventaja competitiva sostenible.

Transformar el conocimiento en crecimiento: un nuevo modelo para las MYPES

Transformar el conocimiento en crecimiento: un nuevo modelo para las MYPES

Las micro y pequeñas empresas (MYPE) son la columna vertebral de la economía salvadoreña, conformando más del 90% del tejido empresarial y generando empleo para 7 de cada 10 trabajadores. A pesar de su peso económico, 67 de cada cien empresarios opera en condiciones de subsistencia, con ingresos apenas suficientes para cubrir sus necesidades básicas, lo que restringe sus posibilidades de inversión y crecimiento.

¿Cuáles podrían ser las causas detrás de esta situación? Si bien existen barreras estructurales que dificultan la integración de las micro y pequeñas empresas en las cadenas de valor y frenan su crecimiento, uno de los principales obstáculos es el bajo nivel educativo de los empresarios, lo que limita su capacidad de innovación y competitividad.  

De acuerdo con el informe El Estado Actual de la MYPE 2023, publicado por el Observatorio MYPE, en El Salvador 6 de cada 10 propietarios de negocios tienen un nivel educativo menor a noveno grado. Para Luis Castillo, un profesional con más de tres décadas de experiencia en el trabajo con el sector y director del Observatorio MYPE,  estos datos reflejan una realidad compleja: muchos empresarios necesitan  adquirir conocimientos  sin descuidar su gestión diaria.

“No basta con capacitarlos en un aula: necesitan un aprendizaje que les permita aplicar los conocimientos en la administración de su negocio en tiempo real".
Luis Castillo
Director del Observatorio MYPE

El modelo de formación de la Escuela LID

Para Claudia Dueñas, gerente de la Escuela de Empresarios Líderes MYPE (LID), el verdadero impacto de la capacitación se mide en la práctica. “Cuando el empresario logra aplicar lo aprendido en su entorno de trabajo, empieza a notar cambios tangibles en la gestión de su empresa, desde una mejor distribución del tiempo hasta la implementación de procesos más sólidos”, afirma. 

La Escuela LID, fundada en 2016, ha desarrollado un modelo de formación y acompañamiento empresarial que prioriza la aplicación del conocimiento en entornos reales. Esto facilita no solo la aplicación del conocimiento, sino que también ayuda a estructurar un camino claro hacia la eficiencia y la competitividad.

Claudia Dueñas resalta que uno de los principales diferenciadores del programa es el aprendizaje entre pares y el seguimiento a cargo de un “coach”. Esto permite a los empresarios aplicar sus aprendizajes desde el primer día. “Esta dinámica les ayuda a identificar errores, ajustar estrategias y consolidar modelos de negocio más eficientes”, añade.

El impacto de este modelo se refleja claramente en la experiencia de Marcelo Rivera, propietario del taller automotriz Pits-Car Center. Después de un año implementando las estrategias aprendidas, sus ventas han aumentado en un 90%. Este cambio no solo resalta la eficacia del modelo, sino que también subraya su potencial para transformar negocios.

“Antes no tenía confianza para tomar decisiones, pero gracias a la escuela desarrollé nuevas habilidades que comencé a aplicar en mi empresa. Aprendí de otros empresarios como yo y, sin darme cuenta, la percepción que tenía de mí mismo cambió. Ahora me siento más seguro en mis decisiones, y esto se refleja en el crecimiento de mi negocio”.
Marcelo Rivera
Empresario

Para alcanzar un crecimiento sostenido, la Escuela LID enriquece su programa ofreciendo acceso a financiamiento a través del Banco Integral, el primer banco del país dedicado exclusivamente a las MYPE. Además, facilita la integración en una red de más de 100 empresarios graduados, lo que fortalece las conexiones y genera nuevas oportunidades.

En un país donde el emprendimiento es un motor clave de la economía, ofrecer una formación diferenciada y práctica no solo fortalece el liderazgo del empresario MYPE, sino que también impulsa la expansión de sus negocios, beneficiando a sus empleados, familias y comunidades.

Muchos empresarios de las MYPES entienden la necesidad de operar legalmente, pero encuentran una barrera de requisitos

Muchos empresarios de las MYPES entienden la necesidad de operar legalmente, pero encuentran una barrera de requisitos

En El Salvador, estudios recientes del Observatorio MYPE han destacado el papel clave que juegan las micro y pequeñas empresas (MYPE) en la economía nacional y su potencial para el desarrollo local. No obstante, su alta informalidad ha llevado durante años a subestimar su impacto, bajo la idea de que sus trabajadores carecen de seguridad social, prestaciones laborales y, además, evaden impuestos. 

Comúnmente, en términos empresariales, la informalidad se refiere a aquellas actividades económicas que operan al margen de la ley y las regulaciones establecidas. Esto implica que las empresas informales no cumplen con obligaciones legales como el registro mercantil, el pago de impuestos, el cumplimiento de normas laborales y de seguridad social, entre otros.

Sin embargo, esta visión no contempla las razones estructurales que llevan a los empresarios a operar en la informalidad, lo que convierte esta condición en una estrategia más que en una simple falta de cumplimiento.

Esta visión “tradicional” de las MYPE incluso ha llegado a considerar al sector como un obstáculo para el progreso social y económico. Frente a esto el Observatorio MYPE de la Escuela LID de FUSAI, en su estudio “Las microempresas en El Salvador: del refugio en la informalidad a la inclusión socioeconómica”, elaborado con el apoyo de CONAMYPE y publicado en 2024, revela que la informalidad suele ser más bien una estrategia de supervivencia ante la falta de oportunidades formales en el mercado laboral o barreras infranqueables para hacer negocios para los emprendedores.

En este sentido, la informalidad no es únicamente una elección sino, en muchos casos, la única alternativa para quienes no logran acceder a empleos estables o cubrir los costos de operar bajo regulaciones demasiado rígidas. El mencionado informe indica que muchas personas inician negocios informales a causa de la escasez de oportunidades laborales o a la necesidad de generar ingresos adicionales. Luis Castillo, director del Observatorio MYPE y un profesional con más de tres décadas de experiencia trabajando con el sector, amplía sobre esto:

“Esta realidad (la informalidad) está vinculada principalmente a la dinámica del mercado laboral: durante los últimos 40 años, de los aproximadamente 85,000 jóvenes que cada año alcanzan la edad y tienen la disposición para ingresar al mercado laboral, en promedio, solo unos 15,000 han logrado incorporarse a este. Lo que deja a 35,000 salvadoreños frente a dos opciones: encontrar un espacio en la economía informal, ya sea como empleados o creando sus propios negocios, o buscar oportunidades en otro país”.
Luis Castillo
Director del Observatorio MYPE

Este déficit estructural de empleo explica en parte por qué el 76% de las MYPE operan sin registrarse formalmente, sugiriendo que la falta de intención no es el principal obstáculo, sino más bien las condiciones adversas del entorno. Por el contrario, el estudio revela que casi la mitad (47.2%) ha considerado dar el paso hacia la formalización en algún momento.

La formalización desde la perspectiva de los empresarios

Para profundizar en este fenómeno, el estudio preguntó su opinión  sobre la formalización a más de mil empresarios . Entre los principales beneficios que señalaron sobre alcanzar la formalización destacan el acceso a mejores condiciones financieras (45.1%) y la tranquilidad de cumplir con la ley (33.9%).

Esta misma percepción es compartida por empresarios que han pasado por el proceso de formalización. Karla Urquiza, una empresaria que pasó de la informalidad a la formalización tras varios años de operar sin registro, comenta: 

“Es cierto que al formalizarte todo cambia. Cuando lo hice, sentía que tenía un respaldo frente a empresas y clientes. Mi imagen empresarial cambió, e incluso podía aplicar a créditos con mejores tasas de interés”.

Su opinión  refuerza la percepción de que la formalización no solo está ligada al cumplimiento de la ley, sino también a una mayor credibilidad ante clientes y proveedores. Para muchos empresarios, sin embargo, la formalización no es una decisión simple, ya que implica asumir costos y compromisos que pueden representar un desafío financiero.

Karla comenta al respecto: «Al inicio me daba miedo intentar la formalización porque lo veía como un gasto muy grande. Pero luego vinieron los beneficios. No fue fácil, pero me alegro de haberlo hecho, ha sido bueno para la empresa y para mis empleados”.

Por otra parte, los datos señalan que, en promedio, estos empresarios estarían dispuestos a destinar el 7% de sus ganancias para ser reconocidos formalmente. Al respecto, Luis Castillo destaca: “Para un sector que opera en su mayoría en la informalidad, ser reconocidos por el Estado les brinda seguridad de operar sin el miedo de ser desplazados o interrumpidos en sus operaciones”.

En este sentido, la formalización se concibe menos como un fin en sí mismo y más como un medio para mejorar las condiciones de operación y crecimiento. Incluso en el tema de empleados, el estudio revela que la tercera razón para no pagar las cuotas del ISSS o de la AFP (23.9% de los casos) es que los propios trabajadores prefieren que no se les descuente de su salario. Luis Castillo explica esta situación: “Es comprensible que muchos empleados del sector no quieran que se les descuente; muchos prefieren destinar esos ingresos a sus necesidades económicas más inmediatas”.

Como puede apreciarse, la decisión de formalización no debe considerar únicamente a los empresarios, sino también las preferencias de sus trabajadores.

La formalización desde la perspectiva de los empresarios

A lo largo de los años, las políticas públicas han promovido la formalización como la principal vía para alcanzar estabilidad, tanto para las MYPE como para sus empleados. Sin embargo, estas iniciativas suelen estar diseñadas bajo un patrón que no distingue entre empresas con diferentes niveles de ingresos y capacidades operativas. Como resultado, los requisitos administrativos y tributarios pueden ser excesivos, lo que muchas veces termina desincentivando la formalización.

Para que este proceso sea efectivo, las políticas deben concebirse como un esfuerzo gradual, adaptado a las realidades del sector y que consideren sus intereses. Para ello, es necesario eliminar barreras tales como la falta de información, los altos costos de registro o la percepción de que los beneficios no compensan las exigencias. Además, si bien es cierto que la formalización puede ofrecer estabilidad y acceso a mejores oportunidades, su implementación debe adecuarse y ser lo suficientemente flexible como para adecuarse a un sector muy heterogéneo. De lo contrario, seguirá viéndose como un obstáculo en lugar de una oportunidad para fomentar su resiliencia y crecimiento.

Digitalizando, paso a paso

Digitalizando, paso a paso

Para muchas micro y pequeñas empresas (MYPE), hablar de digitalización suena como algo inalcanzable o excesivamente costoso. Sin embargo, la adopción de estas herramientas y procesos digitales es un proceso que se puede lograr con pequeños pasos. No se trata de invertir grandes sumas de dinero en el software más reciente o en computadoras avanzadas. A menudo, el primer paso ya se ha dado y el empresario no se ha dado cuenta.

Marielos Navarrete, experta en marketing digital, lo resume así: “La digitalización es un proceso gradual en el que las empresas incorporan herramientas digitales para mejorar su eficiencia y competitividad. En el caso de las MYPE, el primer paso suele ser aprovechar un teléfono inteligente para gestionar su negocio. A medida que el negocio crece, pueden integrarse soluciones más avanzadas que optimicen sus operaciones y amplíen sus oportunidades de mercado”. 

En El Salvador, la mayoría de los empresarios del sector ya cuenta con esa herramienta básica. De hecho, el estudio “El Estado Actual de la MYPE 2023”, publicado por el Observatorio MYPE de FUSAI, reveló que el 76.4% de los emprendedores dispone de un teléfono con acceso a internet, y más de la mitad ya utilizan alguna herramienta digital para comercializar productos. De acuerdo con el mencionado informe, 7 de cada 10 empresarios MYPE recurren a WhatsApp como principal herramienta digital, seguido de Facebook (26%). Estos datos revelan que muchos empresarios ya han dado el primer paso para digitalizar su negocio. Esto podría convertirse en la primera piedra para avanzar a la digitalización ¿Podría ser posible?

De WhatsApp a WhatsApp Business

Como demuestra el estudio, muchas MYPES ya usan WhatsApp como una herramienta digital para comercializar sus productos.  Esto, en esencia, constituye el primer paso hacia la digitalización. El reto consiste en optimizar ese canal como una herramienta para administrar mejor el negocio. Para esto, no es necesario hacer un cambio drástico. Muchos empresarios MYPE ya han comenzado a incorporarlo. Una alternativa para seguir este recorrido se encuentra en WhatsApp Business. Una plataforma muy similar a la versión personal, pero con funciones que pueden hacer más fácil el día a día de un negocio. 

David Edgardo Flores, propietario de Servicios Creativos ID, una empresa especializada en impresión digital, láser y productos personalizados, nos comenta al respecto: “Al principio podría costar un poco encontrar la manera de incorporar WhatsApp Business, pero poco a poco se logra ir incorporando nuevas funciones que sustituyen procesos o los hacen más eficientes. Ahora atendemos pedidos y consultas de forma más organizada, y nuestros clientes notan la mejora en la atención y esto también se refleja en nuestros bolsillos”.

La digitalización no consiste en adquirir herramientas de última generación que a la larga podrían resultar  innecesarias. Más bien, se trata de realizar cambios en procesos actuales, como la forma en que se atienden los pedidos, se gestionan las consultas y se presentan los productos o servicios. Una vez sentadas estas bases, es posible sumar otras herramientas para continuar expandiendo el negocio a su propio ritmo y de acuerdo con cada etapa de crecimiento.

David Edgardo Flores con su equipo.

Pequeños pasos, grandes beneficios: el caso de David

David Flores nos cuenta que antes de dar el salto a utilizar herramientas de mensajería, uno de sus principales problemas era la organización de sus pedidos y la atención al cliente.

“Al principio parecía complicado adaptarnos a algo nuevo, pero la rutina diaria ayuda a dominarlo rápidamente”.
David Edgardo Flores
Diseñador

Afirma David, quien hoy valora de gran manera las funciones de la aplicación. “Antes, las llamadas estaban dispersas y los mensajes de texto se perdían. Ahora, cada nuevo cliente que escribe recibe un saludo automático con nuestro catálogo, puede ver opciones y, en cuestión de minutos, enviarnos su pedido. Esto facilita muchísimo la comunicación y nos hace lucir más profesionales», concluye.

Estas herramientas facilitan la interacción con los clientes y ofrecen formas sencillas, por ejemplo, de configurar mensajes automáticos de bienvenida y respuestas a preguntas frecuentes de la clientela. También permiten crear un perfil de empresa con información importante como dirección, correo electrónico, sitio web y horario de atención, y hasta crear un catálogo de productos o servicios para que los clientes puedan verlos y adquirirlos.

La clave de su éxito estuvo en la persistencia. Uno de sus principales desafíos iniciales fue mantener actualizado su catálogo de productos, pero el esfuerzo dio resultados inmediatos:

“Nuestra variedad de productos es muy amplia. Al principio, subir cada opción con su descripción y precio fue laborioso, pero ahora  los clientes entienden mejor lo que ofrecemos y ya no tenemos que invertir tanto tiempo en dar explicaciones”.

Para Marielos Navarrete, la experiencia de David demuestra que la digitalización puede crecer de la mano de la empresa:

“Lo bueno de este tipo de herramientas es que no se necesita un cambio radical de la noche a la mañana. Puedes empezar con un teléfono y un par de productos en el catálogo de WhatsApp Business, como lo hizo David, y a medida que la MYPE se expande, pueden irse integrando más herramientas, como la promoción de catálogos en otras redes soluciones para manejar inventario y plataformas de análisis de datos. Lo importante es ir sumando mejoras que agilicen la operación y faciliten la toma de decisiones”.

En definitiva, digitalizar un negocio no significa invertir sumas exorbitantes en un software complejo, sino adoptar soluciones accesibles que se ajusten a la realidad de cada negocio o empresa, y que les permitan crecer a su ritmo. Cada paso hacia la digitalización tiene el potencial de convertirse en mejoras internas, una relación más cercana con los clientes y, en última instancia, un mayor potencial de crecimiento. Al final del día, el camino hacia la modernización deja de ser tan empinado cuando se tienen a la mano herramientas sencillas, fáciles de usar y capaces de adaptarse  a cada empresa. 

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