Replantear la ambición: del “yo” al “nosotros”, una nueva visión para liderar una MYPE con propósito

Santiago Martínez, empresario, catedrático y formador del programa MBA Acelera.

Replantear la ambición: del “yo” al “nosotros”, una nueva visión para liderar una MYPE con propósito

Una empresa puede crecer en tamaño pero carecer de propósito. Crecer en ingresos, pero estancarse en el sentido. Tener clientes, pero no comunidad. “El liderazgo no es brillar, es iluminar”, dice Santiago Martínez, empresario, catedrático y formador del programa MBA Acelera, dirigido a gerentes y ejecutivos. 

Su frase rompe la idea dominante de que el éxito empresarial se mide solo en logros personales. Esa lógica de brillar por uno mismo, que ha sido promovida durante décadas, sigue presente en El Salvador y en países con grandes economías. En nuestro país —donde el 99 % del parque empresarial lo forman MYPE y casi la mitad son de subsistencia—, cada decisión cuenta. Los recursos son escasos. Es comprensible que muchos empresarios se enfoquen en el “yo”. ¿Pero qué pasaría si ese “yo” comenzara a pensar en el “nosotros”?

La ambición tradicional: más ventas, menos sentido

La frase de Santiago Martínez no solo cuestiona una idea instalada, también abre la puerta a otra manera de entender el liderazgo. ¿Y si la ambición no fuera solo escalar o vender más? ¿Y si también pudiera significar elevar a otros, hacer crecer al equipo y mejorar su entorno? En el universo MYPE, donde las presiones son intensas y el éxito suele vivirse en solitario, esta visión puede sonar disruptiva. 

Para muchos empresarios de micro y pequeñas empresas, el éxito significa vender más y crecer rápido. Y no es difícil entender por qué.  La mayoría enfrenta una batalla diaria contra la falta de recursos, la incertidumbre del mercado y la presión de sostener su negocio y su familia. En ese entorno, la lógica de “salvarme yo primero” parece inevitable.

Esta lógica, sin embargo, cuando se vuelve permanente, puede encerrar al empresario en una rutina agotadora: perseguir metas sin preguntarse para qué, o a costa de quién. Es ahí donde la ambición enfocada solo en resultados personales tiende a dejar fuera lo más valioso: el equipo humano, la confianza del entorno, la posibilidad de construir algo que perdure.

“La ambición se vuelve la búsqueda de la gloria por la gloria misma, el beneficio individual está por encima de todo”. Así, el negocio puede crecer en cifras, pero quedarse vacío de propósito, advierte Santiago Martínez.

Liderar con propósito: cuando el éxito es colectivo

Frente a la ambición centrada en el logro personal, Martínez propone una forma distinta de liderar: poner el talento y los recursos al servicio de otros. No se trata de dejar de crecer, sino de redefinir para qué se crece. Esta visión propone una ambición más profunda y transformadora: buscar grandes metas no solo por su rentabilidad, sino por el impacto que pueden tener en la vida de otros. En las MYPE, donde los equipos son pequeños, liderar con propósito puede contribuir a generar más compromiso, más sentido de pertenencia y mejores resultados a largo plazo.

Martínez lo resume con claridad: “la magnanimidad es la búsqueda de grandes cosas por la grandeza que tienen, por el servicio que puedo ofrecer a otras personas a través de esas grandes cosas”. Bajo esta lógica, el éxito no se mide solo en números, sino en cuánto bien se puede generar desde el rol empresarial.

Liderar con propósito no es solo una apuesta ética; también tiene un efecto práctico.  Cuando un empresario cambia el “yo” por el “nosotros”, el impacto se nota en la forma en que las personas trabajan, se relacionan y rinden. Una empresa donde se sirve y se escucha no solo es más humana, también es más fuerte.

Martínez lo explica así: “las virtudes no solo cambian nuestro comportamiento, sino también nuestra forma de pensar […] y por eso quieres elevar al otro hacia su excelencia personal”. Este liderazgo basado en virtudes genera equipos más comprometidos, ambientes de mayor confianza y empresas más resilientes.

Esta experiencia se refleja también en los datos. Roxana Girón, coordinadora de programas de la Escuela LID —una escuela que ha graduado a más de 2,000 empresarios con una metodología orientada al liderazgo con propósito—, coincide:

“cuando un empresario comienza a mirar más allá de sus propias metas y empieza a trabajar en su interior, el cambio se nota en toda la empresa. Las personas se involucran más, y el ambiente mejora porque hay un propósito común”.
Roxana Girón
Coordinadora de programas Escuela LID

Según el Observatorio MYPE de la Escuela LID de FUSAI, el 27.9 % de los empresarios salvadoreños encuentra en el trabajo y la estabilidad económica una de sus principales fuentes de felicidad. Además, un 13.6 % considera que una mayor empatía con su entorno haría su vida más satisfactoria. Esto revela algo clave: el bienestar empresarial no se construye solo con ingresos, sino también con relaciones sanas y sentido compartido.

Cuando se lidera para servir, los colaboradores se sienten parte de algo más grande, los clientes lo perciben y la empresa gana no solo en resultados, sino en reputación y sostenibilidad. Como afirma Martínez: “El servicio no es una estrategia. El servicio es un llamado”.

Los efectos positivos del liderazgo con propósito abren una nueva posibilidad para las MYPE. En estos negocios, donde el camino nunca es fácil y cada logro se conquista con esfuerzo, es natural querer asegurar primero lo propio. Pero como lo demuestra la experiencia de quienes lideran con sentido, también es posible crecer haciendo crecer a los demás.

“No eres solo un gerente, eres un líder que quiere lo mejor de todos en la empresa que lideras”, dice Martínez. Y esa convicción es la que transforma un negocio común en una comunidad con propósito. Servir no significa renunciar al éxito, sino redefinirlo.

Así que, si hoy diriges una MYPE, detente un momento y pregúntate: ¿estoy liderando para ganar solo yo, o para que ganemos todos? La respuesta puede ser el inicio de una nueva forma de crecer: más humana, más sostenible, más verdadera.

El Salvador necesita exportar… pero las MYPES aún no están preparadas

El Salvador necesita exportar… pero las MYPES aún no están preparadas

Primera parte

En un momento en que El Salvador se encuentra negociando la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, surge una realidad ineludible: el país necesita exportar. Sin embargo, detrás de esta necesidad económica subyace un desafío estructural y social profundo: el 76% de las micro y pequeñas empresas (MYPES) ​​del país operan bajo la informalidad, según revela el informe El Estado de la MYPE 2024 del Observatorio MYPE de FUSAI.

Esta cifra no solo es un número estadístico; representa a cientos de millas de salvadoreños cuyo talento empresarial permanece sin explotar para aprovechar las oportunidades del comercio global. La historia de Emma Martínez, quien comenzó a vender dulces en paradas de autobuses y hoy lidera ChocoExpress, refleja la trayectoria de millas de emprendedoras salvadoreñas. Su éxito, documentado por el Observatorio MYPE, es el testimonio de cómo el talento y la dedicación pueden dar lugar a empresas exitosas, siempre y cuando existen las condiciones adecuadas.

Pero ¿qué sucede con los demás? ¿Cómo pueden estas MYPES integrarse al mercado internacional si más del 99% del tejido empresarial nacional enfrenta barreras insalvables para aprovechar las nuevas oportunidades comerciales?

La paradoja de una economía fragmentada

Aunque el libre comercio suele presentarse como sinónimo de modernización y crecimiento, en economías donde predominan unidades productivas informales y desarticuladas, la apertura comercial puede convertirse en una paradoja. Se expanden los flujos comerciales, pero los beneficios no llegan a quienes realmente mueven la economía cotidiana.

Costa Rica ofrece una lección valiosa. Tras firmar su TLC con China en 2011, los sectores tradicionales fueron desplazados por importaciones de bajo costo. La falta de una estrategia de adaptación resultó en cierres de negocios y pérdida de empleos. Por otro lado, países como Chile y Ecuador han demostrado que es posible negociar acuerdos más inclusivos, incorporando cláusulas de cooperación técnica o priorizando sectores donde ya existían ventajas competitivas.

Esta cifra no debe leerse como un fracaso, sino como una señal del potencial inexplorado que existe en el país.

Formación y acceso al conocimiento

Otra dimensión del problema es educativa. Según el Observatorio MYPE de FUSAI, seis de cada diez empresarios MYPE solo cursaron hasta noveno grado o menos. Pero esto no significa falta de inteligencia o capacidad, sino la necesidad de estrategias de formación adaptadas a sus realidades específicas.

Claudia Vázquez, alumna de la Escuela LID de FUSAI, logró transformar su negocio gracias al acceso a conocimientos técnicos y herramientas prácticas. Su experiencia demuestra que incluso una empresa artesanal puede encontrar oportunidades en mercados más amplios si se le brinda acompañamiento adecuado.

Mercedes Molina, participante de un proyecto financiado por FIAES, también encontró una forma innovadora de proteger su cultivo de café mediante trampas fabricadas con botellas plásticas y alcohol. A partir de las capacitaciones recibidas, no solo mejoró su cosecha, sino que pudo acceder a compradores directos. Este tipo de iniciativas ilustra cómo el conocimiento aplicado puede transformar realidades.

Integración estratégica, sin aislamiento

La solución no radica en proteger a las MYPES mediante el aislamiento, sino en integrarlas estratégicamente al ecosistema productivo nacional. Para ello, se requieren herramientas concretas: plataformas digitales simplificadas para comercialización, programas de formación técnica vinculados a cadenas productivas dinámicas, financiamiento orientado a mejorar procesos básicos de calidad, y esquemas de asociatividad que permitan sumar volúmenes.

Un ejemplo exitoso es el de la cooperativa ACOPAJ, que en 2020 alcanzó ventas por más de $450,000 en exportaciones, duplicando lo obtenido en 2019. Esto demuestra que, cuando se establecen las condiciones adecuadas, las MYPES pueden competir en mercados internacionales.

Historias de transformación posible

Las cooperativas de mujeres productoras de café en las montañas de Ahuachapán han encontrado formas innovadoras de asociarse para alcanzar volúmenes exportables, según documenta el Instituto Salvadoreño del Café. Estas iniciativas no solo generan ingresos, sino también empoderamiento femenino y sostenibilidad ambiental.

Mercedes Molina, participante de un proyecto financiado por FIAES, señala las trampas que ha instalado en su finca de café y sonríe mientras explica que esos artefactos, hechos con botellas de plástico y alcohol, atrapan plagas de manera efectiva. Desde que recibió la capacitación en 2019, no solo mejoró su cosecha, sino que logró vender directamente a compradores internacionales.

Estas historias demuestran que el talento existe, la voluntad está presente. Como veremos en la segunda parte de este artículo, el Estado tiene un papel central para que ese potencial pueda florecer plenamente.

(Continúa la próxima semana)

MBA ACELERA de ESCUELA LID de Fusai desafía el modelo tradicional de apoyo a las MYPES

Margarita Galdámez, empresaria graduada MBA Acelera.

MBA ACELERA de ESCUELA LID de Fusai desafía el modelo tradicional de apoyo a las MYPES

Félix Ventura comenzó con nada. Literalmente. Ni un centavo en la cuenta bancaria, sin contabilidad, sin estrategia y con más desacuerdos que acuerdos con su hermano, con quien compartía la gestión de su pequeña empresa. “Yo no sabía qué era un plan de negocios, ni cómo delegar. Hacía todo a ojo”, recuerda. Sus decisiones eran intuitivas, muchas veces impulsivas, y los errores operativos se acumulaban. No había estructura, ni visión de crecimiento.

Hoy, Félix lidera su empresa Grupo Orgánica con siete empleados, ha incorporado inteligencia artificial en algunos procesos operativos, segmenta a sus clientes con precisión y ha lanzado productos innovadores. “El programa MBA Acelera me abrió la mente”, dice. “Ahora tengo claridad, sé a dónde quiero llegar y cómo organizarme para lograrlo”.

Un sector vital, pero profundamente fragmentado

El sector de la micro y pequeña empresa (MYPE) representa uno de los pilares de la economía salvadoreña. Sin embargo, su contribución al desarrollo sigue limitada por brechas persistentes. Según datos del Observatorio MYPE 2024, el 66% de los empresarios se encuentra en el segmento de subsistencia, operando en condiciones precarias y con escasa capacidad de acumulación o innovación.

Esta cifra revela una verdad incómoda: la mayoría de las MYPE no logran evolucionar hacia etapas de crecimiento sostenido. Pero más allá del estancamiento general, el estudio resalta un hecho muchas veces ignorado en el diseño de políticas públicas: la heterogeneidad del sector. Existen al menos cinco segmentos empresariales con realidades y necesidades distintas, desde la subsistencia hasta el alto impacto, lo que exige enfoques diferenciados y no recetas genéricas.

“A menudo se aplican soluciones iguales para todos los sectores, cuando en realidad los perfiles son muy diversos”, señala Luis Castillo, director del Observatorio MYPE. “No es lo mismo intervenir en una empresa de subsistencia que carece de capacidad de inversión, que en una pequeña empresa que se encuentra en una etapa de consolidación con una visión exportadora”.

Distribución de la MYPE en El Salvador

MYPES de subsistencia
67%
MYPES de acumulación simple
13%
MYPES de acumulación ampliada
7%
MYPES en expansión
7%
Pequeña empresa
5%

Brechas y obstáculos que pasan desapercibidos

El desarrollo empresarial depende en buena medida de tres factores críticos: formación, formalización y adopción tecnológica. En estos tres frentes, el sector MYPE enfrenta serios desafíos.

De acuerdo con el informe «El Estado Actual de la MYPE 2023», solo el 26.4% de los empresarios ha cursado estudios de bachillerato, y apenas el 14% ha accedido a educación técnica o superior. Esto significa que la mayoría de los emprendedores, alrededor del 60%, operan sus negocios sin tener un conocimiento sólido de las herramientas básicas para gestionar una empresa adecuadamente. 

Por otra parte, la informalidad alcanza al 76% del sector de las MYPE. Esto significa que solo dos de cada diez empresarios estarían en condiciones mínimas para integrarse a cadenas de valor dinámicas, como las del turismo o la construcción, donde se requiere cumplir con estándares formales para poder contratar servicios o adquirir productos.

Además, en este segmento existe una importante brecha digital. Según el estudio sobre medios electrónicos y digitales en la MYPE (2023), publicado por el Observatorio MYPE, cuatro de cada diez empresarios no utilizan ningún recurso digital en sus operaciones. Esta cifra se eleva al 50% en el segmento de subsistencia.

Hacia un nuevo paradigma: buscar los diamantes del sector y pulirlos para que brillen y crezcan

En este contexto, la aparición de enfoques alternativos como el programa MBA Acelera marca una sólida alternativa  por replantear el modo en que se apoya a la MYPE. El programa administrado por la Fundación de Apoyo Integral (FUSAI), a través de LID, propone una ruptura metodológica con el enfoque tradicional de apoyo a las MYPE.

De acuerdo con Roxana Girón, coordinadora de la Escuela LID, explica que este modelo innovador se construye sobre la idea de que el empresario no es un beneficiario pasivo, sino un actor transformador. “Trabajamos desde su realidad, pero apostamos por desarrollar habilidades que le permitan crecer como persona y como líder empresarial”, agrega.

MBA Acelera no ofrece capacitaciones genéricas ni paquetes cerrados de asistencia. Su diseño contempla rutas diferenciadas según el perfil del empresario, con una combinación de contenidos técnicos y de liderazgo. El enfoque humanista y antropológico es central: se ve al empresario como un sujeto integral, con incidencia en su entorno familiar y comunitario.

Daniel Turiel, director de la ONG ACTEC —organización con presencia en Asia, África y América Latina— señala:

“esta metodología parte de la realidad concreta del empresario MYPE. Lo que la hace diferente es su capacidad transformadora: combina un enfoque disruptivo con herramientas prácticas que el empresario aplica desde el primer día”
Daniel Turiel
Director de ACTEC ONG

El programa MBA Acelera fue lanzado oficialmente el pasado 3 de junio en un evento que contó con la participación de actores clave de la cooperación internacional, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ONU Mujeres, UNICEF, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la Delegación de la Unión Europea en El Salvador y la Fundación del Valle El Salvador. El programa también cuenta con el respaldo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)

Un enfoque fresco y con potencial

“El gran reto es cómo acompañamos al empresario desde donde están, sin imponer modelos académicos inaccesibles ni limitarnos a repartir conocimientos teóricos”, sostiene Castillo. “Programas como este abren esa posibilidad”.

Lo interesante es que, al introducir criterios de segmentación consciente y redes de apoyo sostenibles, se favorece una lógica de evolución empresarial. No se trata de “graduar” a todos hacia el éxito inmediato, si no de trazar caminos realistas que permitan avanzar hacia una mejor calidad de vida para sus empleados, familias y el mismo empresario.

De la anécdota al cambio estructural

Félix, quien hace apenas dos años discutía con su hermano por cómo dividir las tareas en una empresa sin rumbo, ahora lidera equipos, delega con confianza y trabaja bajo una hoja de ruta clara. Lo que antes era improvisación, hoy es estrategia. “Ahora sé que no estoy solo. Y que, si me organizo, puedo crecer”, afirma.

El verdadero desafío para el desarrollo de la MYPE salvadoreña no radica únicamente en expandir la cobertura de programas, sino en cambiar el lente con el que se observa y se actúa sobre el sector. Reconocer su diversidad interna y responder con estrategias adaptativas puede ser la clave para romper décadas de fragmentación.

La aparición de enfoques como MBA Acelera no debe verse como una fórmula mágica, sino como una invitación a repensar, y a dejar de concebir a los empresarios como cifras agregadas y comenzar a verlos como sujetos con historias, capacidades y aspiraciones. En esa transformación, quizá, se encuentre el impulso que el sector ha estado esperando.

CONAMYPE rinde cuentas de los resultados de los fondos FANTEL para las MYPES

Paul Steiner, presidente de la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa de El Salvador. Foto: CONAMYPE

CONAMYPE rinde cuentas de los resultados de los fondos FANTEL para las MYPES

Resultados prometedores, con importantes desafíos por delante

La Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (CONAMYPE) presentó un informe detallado sobre el uso de los fondos provenientes de FANTEL. Los datos son reveladores: en los pasados cinco años más de 37,000 micro y pequeñas empresas (MYPE) se han beneficiado de este esfuerzo institucional. Las iniciativas se han enfocado en tres áreas clave: formalización empresarial, acceso a financiamiento y fortalecimiento de la competitividad.

El impacto financiero directo ha sido significativo. Durante el quinquenio, la institución canalizó cerca de 1.5 millones de dólares en concepto de capital semilla, fortaleciendo directamente la capacidad productiva de aproximadamente 840 empresas. Paralelamente, destinó 77,000 dólares en fondos no reembolsables destinados a emprendimientos turísticos, un reconocimiento a la relevancia estratégica y al dinamismo que ha experimentado este sector en los últimos años.

Estos logros adquieren una dimensión especial cuando se analiza la función económica y social que desempeñan las MYPE en el tejido productivo nacional. Con más de dos millones de salvadoreños que encuentran en estas empresas su principal fuente de sustento, este sector representa un pilar para el desarrollo nacional.

Resultados e impactos

Las acciones ejecutadas por CONAMYPE con fondos FANTEL demuestran que la entidad tiene un enfoque preciso hacia las problemáticas más críticas que aquejan al sector MYPE, con especial atención en la superación de la informalidad empresarial. En el periodo mencionado, la institución implementó más de 17,000 procesos de asistencia técnica y formalización, proporcionando respuestas puntuales y necesarias frente a uno de los obstáculos más persistentes del sector. Recientes datos del Observatorio MYPE revelan que el 76% de estas empresas continúa operando bajo condiciones informales, evidenciando la magnitud del desafío estructural.

Procesos de asistencia técnica por CONAMYPE

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La informalidad empresarial genera un círculo vicioso que limita drásticamente las posibilidades de acceso a servicios financieros formales, programas gubernamentales especializados y mercados más amplios y competitivos, perpetuando así la vulnerabilidad económica y laboral de miles de emprendedores. 

En este contexto desafiante, el capital semilla proporcionado por CONAMYPE representa una ventana de oportunidad invaluable para aquellos emprendedores tradicionalmente excluidos de los servicios financieros convencionales. Durante el período analizado, la asignación focalizada de 1.5 millones de dólares en capital semilla logró apoyar 840 MYPE, con resultados reportados como significativos.

Por otra parte, el apoyo financiero dirigido específicamente al sector turístico ha llegado en un momento oportuno, considerando la importancia económica creciente que ha adquirido esta actividad. Aunque este sector ha demostrado un dinamismo excepcional en tiempos recientes, numerosas MYPE aún no logran capitalizar plenamente las oportunidades emergentes. Según datos del Observatorio MYPE, el 87% de las empresas ubicadas en zonas con potencial turístico continúan enfrentando secuelas económicas importantes, manifestadas principalmente en endeudamiento persistente y dificultades significativas para acceder a mercados estables y rentables.

Logros de CONAMYPE con fondos FANTEL en este quinquenio

Las MYPES establecidas en zonas turísticas consideran fundamental complementar el apoyo financiero actual con otras iniciativas estatales adicionales de carácter integral. Entre estas destacan la organización y promoción sistemática de eventos turísticos, identificada como prioridad por el 60.9% de los empresarios consultados, así como las inversiones en infraestructura turística, reconocidas como fundamentales por el 46.1% de los encuestados. 

Como lo ha advertido el Observatorio MYPE, para explotar plenamente el potencial económico transformador de las micro y pequeñas empresas, se requiere de un apoyo integral, coordinado y sostenido en el tiempo.

Un objetivo que demanda mayores recursos

Si bien las cifras de empresas beneficiadas por los programas de FANTEL resultan genuinamente alentadoras en términos absolutos, la realidad es que continúan siendo limitado cuando se analizan en términos relativos y proporcionales. Las más de 37,000 empresas alcanzadas hasta este momento representan apenas el 5% del universo total nacional del sector MYPE, lo que evidencia que la cobertura actual aún se encuentra lejos de satisfacer las necesidades del de este sector. De manera similar, las asistencias técnicas, aunque oportunas y valiosas, alcanzan solamente al 2% de las empresas que operan en condiciones informales, revelando la magnitud del reto que se tiene por delante.

En síntesis, los avances obtenidos a través del aprovechamiento estratégico de los recursos FANTEL por parte de CONAMYPE durante estos cinco años de gestión son claros y positivos, reflejando fielmente el compromiso institucional con el fortalecimiento integral del sector MYPE. 

Durante este período, según cifras publicadas, CONAMYPE operó con aproximadamente 80 millones de dólares, que incluye alrededor de 35.51 millones provenientes de fuentes adicionales diversificadas. Las cifras son significativas, pero existe un amplio consenso técnico y político sobre la necesidad de asignar recursos sustanciales a un sector tan diverso e importante para la generación masiva de empleos en el país.

Participantes del evento

Más allá de la «ola turística»: las microempresas salvadoreñas luchan por surfear el boom sin hundirse

Más allá de la "ola turística": Las microempresas salvadoreñas luchan por surfear el boom sin hundirse

A las seis de la mañana, Omar Romero enciende el horno de leña de El Viejo Pilón en Los Naranjos, Juayúa. No está preparando solo quesadillas: está construyendo una experiencia que conecte a los turistas con la autenticidad del lugar. «No puedo competir solo por la calidad del café; todas las cafeterías dicen tener el mejor. Lo que ofrecemos es una experiencia completa», explica mientras acomoda las mesas de su negocio.

La historia de Omar ilustra una paradoja nacional. El Salvador vive un momento turístico sin precedentes: 2.5 millones de turistas internacionales llegaron en 2023, según la Corporación Salvadoreña de Turismo (CORSATUR). El gasto turístico como porcentaje del PIB saltó del 6.5% en 2019 al 11% en 2023. Sin embargo, esta «ola turística» no está levantando a todas las embarcaciones por igual.

Cuando el crecimiento no toca fondo

Los números del Observatorio MYPE revelan una realidad contrastante. Aunque el 58.7% de las microempresas en zonas turísticas atienden a visitantes extranjeros, aproximadamente nueve de cada diez indican que no se han recuperado completamente de la pandemia y atienden menos clientes que antes.

María González opera un pequeño restaurante en La Libertad. «Veo pasar más turistas que nunca, pero mis ventas siguen por debajo de 2019», relata. Su testimonio refleja lo que experimentan miles de microempresarios: el 76.5% identifica la disminución de la demanda como principal obstáculo, mientras enfrentan creciente competencia de grandes empresas.

Disminución de la demanda: el obstáculo más señalado por las MYPEs 76.5%

Estos datos evidencian que el crecimiento turístico, por sí solo, no garantiza inclusión económica. Más bien plantea la urgencia de repensar estrategias empresariales.

El salto de lo transaccional a lo experiencial

«El turismo representa una oportunidad, pero no una garantía», señala Roxana Girón, coordinadora de programas en la Escuela LID de FUSAI, especializada en microempresarios. «Las MYPES deben comprender que para competir se requiere más que ofrecer productos. Se necesitan propuestas que incorporen la experiencia del cliente y su conexión con el entorno.»

Los turistas internacionales buscan vivencias auténticas: quieren escuchar historias, probar sabores locales, conocer personas, descubrir el alma de los territorios. Esta lógica exige que las microempresas evolucionen de operaciones transaccionales hacia estrategias relacionales.

Omar Romero lo ha entendido. En El Viejo Pilón, cada elemento está pensado para crear coherencia narrativa: desde el ambiente hasta el horno de leña, pasando por el relato que acompaña servir una quesadilla. «Mis planes son ampliar mi capacidad operativa, manteniendo el ambiente que vuelve especial la experiencia», explica.

Para Girón, «la experiencia es el producto turístico por excelencia. Las MYPES que comprendan esto y lo integren en su modelo de negocio estarán mejor posicionadas para competir, crecer y fidelizar clientela.»

La infraestructura como limitante invisible

Sin embargo, el esfuerzo individual tiene techos estructurales. El estudio del Observatorio MYPE revela una perspectiva frecuentemente ignorada: el 60.9% de empresarios encuestados priorizan la organización de ferias turísticas, mientras un 46.1% señala la urgencia de mayor inversión pública en infraestructura básica.

Omar Ramos observa estas limitaciones en su territorio: «Se ha mejorado la calle, pero no se ha pensado en el turista de a pie, en cómo hacer de Los Naranjos una ruta integral con lógica recreativa y cultural» dentro de la Ruta de las Flores, importante destino turístico occidental.

De poco sirve diseñar experiencias memorables si el acceso es difícil, sin rutas peatonales seguras, señalización adecuada o espacios públicos que inviten a explorar. La sostenibilidad turística requiere un entorno favorable para las microempresas, reconocidas como actores estratégicos del sector.

Perspectivas de integración

Los datos confirman que surfear la «ola turística» exige más que entusiasmo: requiere preparación, enfoque, visión empresarial y un entorno público facilitador. La articulación entre gobiernos locales e instituciones turísticas debe diseñar intervenciones adaptadas a las realidades territoriales específicas.

Como concluye Roxana Girón: «El reto no es producir más, sino diseñar mejor estrategia: entender a quién se vende, cómo se atiende y qué se hace sentir al cliente.»

La historia de Omar Romero y miles como él sugiere que el verdadero potencial del boom turístico salvadoreño se materializará cuando las microempresas logren combinar innovación empresarial con condiciones estructurales habilitantes. Solo así la «ola» dejará de ser una promesa para convertirse en realidad transformadora.

Mercados en transformación: una mirada desde las MYPES salvadoreñas

Mercados en transformación: una mirada desde las MYPES salvadoreñas

La nueva gestión de mercados: oportunidad para repensar el comercio local

La reciente propuesta del Ejecutivo a la Asamblea Legislativa para crear la Dirección Nacional de Mercados plantea una transformación profunda en la administración de los espacios públicos destinados al comercio. Esta iniciativa, que busca centralizar la gestión de los mercados municipales, tradicionalmente bajo control de las autoridades locales,  representa un cambio estructural significativo.

A partir del reconocimiento de que una política y estrategia de ordenamiento para los mercados es necesaria, a continuación se presenta un análisis preliminar que considera las perspectivas de quienes día a día sostienen sus negocios en estos espacios. Este análisis evalúa tanto las oportunidades como los desafíos que traería consigo esta transformación.

Mercados municipales: puerta de entrada para el emprendimiento

Los mercados municipales han funcionado históricamente como puntos de encuentro económico a pequeña escala, y para muchos emprendedores representan el primer paso hacia la generación de ingresos independientes. El sector MYPE, que concentra el 76% de su actividad en la economía informal, encuentra en estos espacios una oportunidad para operar sin las barreras que impone el mercado formal.

"Para la mayoría de microempresarios, los mercados son su única puerta de entrada al comercio. Son puntos de subsistencia y sostenibilidad económica para muchas familias".
Francisco Góchez
Especialista del Observatorio MYPE

La relevancia de esta observación pone en evidencia la necesidad de que cualquier reforma en la gestión de espacios comerciales públicos tome en cuenta las características particulares de este segmento empresarial. A diferencia de las empresas más grandes, las MYPE suelen funcionar como unidades familiares, con ingresos variables y limitados. Además, enfrentan importantes obstáculos para acceder a servicios financieros formales y a mecanismos de protección social.

Estas características tienen implicaciones directas en relación con los requisitos de registro sistemático y los pagos periódicos que implica un régimen formal de administración de mercados.. La naturaleza cíclica de muchos negocios -con temporadas altas y bajas claramente marcadas según el calendario comercial, agrícola o escolar- puede dificultar el cumplimiento de obligaciones financieras fijas que no contemplen estas fluctuaciones. Un sistema que exija pagos uniformes durante todo el año sin considerar estas variaciones, se volvería insostenible para muchos microempresarios durante los períodos de menor actividad comercial.

Asimismo, la estrecha vinculación entre economía familiar y empresarial hace que las emergencias domésticas (enfermedades, gastos educativos inesperados, reparaciones en vivienda, accidentes) impacten directamente en la capacidad de cumplimiento de obligaciones fijas de largo plazo. Cuando los ingresos del negocio apenas cubren las necesidades básicas del hogar, cualquier imprevisto familiar puede comprometer seriamente la viabilidad económica del emprendimiento y su capacidad para mantenerse al día con pagos regulares.

Por ello, un modelo efectivo de formalización de mercados debería contemplar mecanismos de flexibilidad como: sistemas de pago diferenciados según temporadas comerciales, fondos de contingencia para situaciones de emergencia, períodos de gracia ante dificultades justificadas, o esquemas escalonados de formalización que permitan una adaptación gradual a las nuevas responsabilidades. Estas consideraciones no constituyen privilegios injustificados, sino reconocimiento de realidades operativas que, si son ignoradas, podrían convertir una iniciativa de ordenamiento en un factor de exclusión económica.

El desafío tributario: entre la formalización y la capacidad económica real

Un componente central de la propuesta del órgano ejecutivo es su vinculación con el sistema tributario y de seguridad social. La Dirección Nacional de Mercados buscaría integrar a los comerciantes informales en registros oficiales, estableciendo sus derechos y sus responsabilidades fiscales.

El estudio «El Estado de la MYPE 2024» revela una realidad contundente: apenas el 17% de este sector declara IVA. La principal razón que mencionan los empresarios para no tributar es que sus ingresos no son suficientes para afrontar las cargas impositivas, lo que evidencia una brecha entre las aspiraciones normativas de formalización y la capacidad económica real del sector.

Declaración de IVA en el sector MYPE
17%

Este dato,sin embargo, no debe interpretarse como una resistencia al cumplimiento tributario. El mismo estudio señala que el 42.2% de los empresarios encuestados reconoce que quienes utilizan espacios comunes y servicios públicos deben contribuir fiscalmente, siempre que dicha contribución sea proporcional a su capacidad económica.

«Existe disposición a contribuir por parte de las MYPE, pero esa voluntad debe ser entendida desde su realidad: ingresos inestables, falta de protección social y escaso margen de maniobra», enfatiza Góchez.

El especialista complementa esta visión: «Las cargas tributarias deben diseñarse considerando no solo la capacidad de pago actual, sino también las características del comportamiento empresarial  futuro que estas medidas podrían generar o inhibir».

Más allá del tributo: ¿qué valoran las MYPE del sistema público?

Una reciente investigación del Observatorio MYPE, aunque no indaga específicamente sobre la disponibilidad de pago por obtener puestos en mercados nacionales, sí examinó las percepciones de los empresarios sobre los servicios que más valoran a cambio de posibles pagos impositivos. Este enfoque nos permite entender mejor las prioridades del sector en materia de beneficios estatales y posibles contraprestaciones.

Los estudios del Observatorio MYPE ofrecen una perspectiva reveladora sobre las prioridades del sector en materia de protección social a cambio de potenciales pagos impositivos o tasas:

Estos resultados muestran que las preocupaciones del sector trascienden lo puramente comercial y se conectan con la seguridad y estabilidad del entorno familiar.

Como señala Góchez, «el bienestar del entorno familiar es un factor determinante en la realidad de la MYPE. Muchas son unidades administradas entre familiares que no solo buscan ingresos, también miran a largo plazo por su retiro y velan por oportunidades para sus hijos. Las políticas públicas deben recoger esta aspiración».

En cuanto a la contribución económica, los estudios del Observatorio MYPE indican que el sector considera que un aporte promedio del 5.7% de sus ganancias mensuales sería un porcentaje justo para acceder a estos servicios. Este porcentaje varía según el tamaño de la empresa, según el siguiente desglose:

  • MYPE de subsistencia: 8.2%
  • MYPE de acumulación simple: 4.0%
  • MYPE de acumulación ampliada: 3.5%
  • MYPE en expansión: 3.4%

Paradójicamente, son las empresas más pequeñas las que muestran mayor disposición a contribuir con un porcentaje más alto de sus ganancias.

Hacia una formalización gradual, proporcional e incentivada

La creación de la Dirección Nacional de Mercados debe servir como una oportunidad para realizar una discusión más amplia sobre el modelo de formalización empresarial que El Salvador necesita. La evidencia muestra que las MYPE no se oponen por principio a contribuir al sistema; lo que demandan es que dicha contribución sea viable, se adecue a la naturaleza variable de sus ingresos, sea proporcional y esté acompañada de beneficios tangibles. No queda claro que el pago por un puesto en el mercado, al que antes accedían sin costos, sea una propuesta suficientemente atractiva.

En todo caso, cualquier reforma que busque integrar al sector al sistema tributario debe implementarse considerando:

  1. Incentivos adecuados que hagan atractiva la formalización
  2. Periodos de transición razonables que permitan la adaptación gradual
  3. Inversión significativa en asistencia técnica y acompañamiento
  4. Transparencia en la gestión de los recursos recaudados

La confianza institucional y la claridad en los beneficios serán factores determinantes para lograr una adhesión genuina del sector a la propuesta de modernización.

Conclusión: las MYPE como parte de la solución tributaria y el reordenamiento local

En última instancia, las micro y pequeñas empresas no deben ser vistas como obstáculos para el ordenamiento del comercio público, sino como aliadas fundamentales para lograr un desarrollo económico equitativo. Su capacidad de generación de empleo, su arraigo en las comunidades y su potencial de crecimiento las convierten en actores clave de cualquier estrategia de desarrollo económico local.

Escuchar la voz de estos emprendedores, entender las condiciones en las que operan y reconocer sus aportes son pasos esenciales para construir políticas públicas que respondan a su realidad económica. La modernización de los mercados representa una oportunidad valiosa para repensar la relación entre el Estado y las MYPE, siempre que se aborde desde una perspectiva integral y sensible a las realidades del sector.

DINAMICA II impulsa la innovación y el desarrollo sostenible de la MYPE en El Salvador

Representantes de las entidades participantes en la iniciativa

DINAMICA II impulsa la innovación y el desarrollo sostenible de la MYPE en El Salvador

El pasado 6 de mayo se llevó a cabo en San Salvador una jornada que brindó un impulso significativo a la innovación tecnológica, la transición digital y el desarrollo sostenible en El Salvador.

El evento, que reunió a más de 300 personas, incluyó emprendedores, líderes empresariales, autoridades gubernamentales y expertos. Marcó además el primer evento nacional del Programa Regional de Capital Semilla, una iniciativa que reafirma el compromiso de diversas entidades con el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) en Centroamérica.

Esta actividad no fue solo una entrega de fondos; se transformó en una vitrina de ideas, testimonios de resiliencia y de la visión transformadora de los emprendedores salvadoreños.. En total, 259 iniciativas —199 de emprendedores y 60 de MIPYMES— recibieron apoyo financiero no reembolsable, por un monto de 2.8 millones de dólares destinados exclusivamente a El Salvador, como parte de una bolsa de 5.2 millones para la región centroamericana.

El objetivo de esta iniciativa es fomentar negocios que no solo prosperen económicamente, sino que además impulsen una transición verde y digital. Por ello, se seleccionaron proyectos de los sectores de agricultura, servicios e industria, destacando aquellos con propuestas innovadoras, viables y sostenibles.

En ese contexto, siete empresarios formados en los programas de la Escuela LID recibieron un reconocimiento por su enfoque en la innovación y la sostenibilidad, que los posiciona como casos ejemplares de liderazgo emprendedor. Para Claudia Dueñas, gerente de la Escuela, el evento representó un hito significativo:

“Este evento es una muestra clara de lo que sucede cuando el acompañamiento formativo se encuentra con una oportunidad real. Ver a siete de nuestros empresarios reconocidos por su visión y compromiso nos confirma que estamos en el camino correcto”.
Claudia Dueñas
Gerente Escuela LID de FUSAI

Una de las empresarias destacadas por la iniciativa es Bessy Zepeda, fundadora de Clean Clever, empresa dedicada a la fabricación de productos de limpieza concentrados, que promueven el ahorro de agua y plástico, y apuestan por la economía circular. Con el respaldo del capital semilla, Bessy podrá emprender una transformación digital que fortalecerá el vínculo con sus clientes e impulsará la sostenibilidad de su operación

Con este fondo podremos mostrar de forma clara cómo cada compra contribuye a la sostenibilidad. Nuestro sueño siempre ha sido que el cliente comprenda que, al elegirnos, también está cuidando el planeta”, explicó la empresaria quien proyecta incorporar una plataforma de pago para agilizar el proceso de compra y expandir su mercado.

Por su parte, Marcelo Coreas, otro de los beneficiarios, lidera un taller automotriz con enfoque ecológico. Gracias al capital recibido, Marcelo digitalizará todo el proceso de atención al cliente: desde la recepción del vehículo hasta la entrega, incluyendo notificaciones en tiempo real, pagos digitales y sistemas de ahorro para servicios futuros.

Esto va a revolucionar la experiencia de nuestros clientes. Queremos transparencia, cercanía y eficiencia. El capital semilla nos está permitiendo materializar una idea que parecía inalcanzable”, expresó Marcelo. Y agregó: “Solo con intentarlo ya sentí que había ganado. Romper con el miedo fue mi primer paso hacia este logro”.

Fotografía 1.  Bessy Zepeda, fundadora de Clean Clever.

Fotografía 2. Marcelo Coreas, fundador de Taller PIts.

Como lo reflejan estos testimonios,el verdadero impacto de esta iniciativa  no se limita a la entrega de fondos, sino que también abre las posibilidades para un crecimiento empresarial, generación de más empleos, con un compromiso ambiental y de confianza en el talento salvadoreño.

Seguiremos acompañando a nuestros líderes en cada etapa, porque creemos firmemente que el desarrollo económico también puede ser ético, sostenible y humano”, concluyó Claudia Dueñas.

La próxima cita de DINAMICA II será en San Miguel y luego en Ilobasco, donde más emprendedores tendrán la oportunidad de compartir sus sueños, recibir respaldo y, sobre todo, empezar a construir el futuro que imaginan.

Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

Yuri Olivar, empresaria MYPE. Propietaria del salón Beauty Supply A&C.

Ser mujer empresaria en El Salvador, es difícil pero se logra

Un buen liderazgo puede marcar la diferencia entre una empresa que apenas sobrevive y otra que logra consolidarse y crecer. Un líder no solo gestiona recursos: toma decisiones difíciles, enfrenta riesgos y guía a su equipo con propósito y visión. En este rol, cada decisión cuenta, y los desafíos no dan tregua. En El Salvador, este desafío se profundiza cuando hablamos de mujeres al frente de micro y pequeñas empresas.

Seis de cada diez negocios en El Salvador están en manos de mujeres empresarias, y más de la mitad de ellos (55%) están atrapados en un ciclo de ingresos bajos y oportunidades limitadas. Esta situación podría llevar a que muchas empresarias cuestionen su capacidad de liderazgo, cuando en realidad se enfrentan a importantes barreras estructurales.

La brecha educativa es una de estas barreras – el 60% de las mujeres empresarias tiene un nivel educativo menor a noveno grado. Además, el 35% de las que están a cargo de negocios más grandes también asumen solas las tareas del hogar, lo que representa una doble carga. Estos datos revelan que el éxito de las mujeres empresarias en El Salvador no se ve limitado por falta de talento, sino por las desigualdades y obstáculos a los que se enfrentan.

Mujeres líderes de MYPES con nivel educativo menor a noveno grado 60%

En el contexto salvadoreño, las mujeres tienen el camino más empinado. Esta situación podría explicar por qué muchas se concentran en los segmentos más pequeños y vulnerables de la MYPE, a pesar de liderar con compromiso y esfuerzo.

Existen, sin embargo, casos que desafían las estadísticas y demuestran el potencial de las mujeres cuando se les abren oportunidades. Algunas logran romper barreras y alcanzar mejores resultados que sus pares masculinos. De hecho, según el estudio “El Estado de la MYPE 2024” publicado por el Observatorio MYPE de FUSAI, revela que los negocios liderados por mujeres que crecen tienden a generar mejores condiciones laborales y a pagar salarios más altos —en promedio USD 349.6, superando en USD 18 a los salarios pagados por hombres—.

Una de las historias que va a contracorriente de  los estigmas es la de Yuri Olivar, una mujer con raíces humildes que ha transformado su pasión en una empresa con posibilidades  de expandirse. Actualmente, dirige su salón Beauty Supply A&C, ubicado en Chirilagua, San Miguel, que también funciona como spa e instituto de formación para aspirantes a estilistas. Conozcamos su historia. 

Salón Beauty Supply A&C

Luchar contra todo pronóstico

Desde niña, Yuri Olivar tuvo claro lo que quería. Sin necesidad de decirlo en voz alta—porque en los pueblos, muchas veces, los sueños de las mujeres se consideran una aspiración inalcanzable—, ya imaginaba su futuro entre tijeras, esmaltes y espejos. “Siempre estaba maquillando, peinando, cortando el cabello de mis muñecas… yo decía: cuando sea grande, voy a ser estilista.”

Aunque el sueño era firme, el camino no estaba despejado. Convertirse en estilista profesional era costoso y su familia no podía apoyarla económicamente. Fue en esa etapa donde comenzó su verdadero aprendizaje: un amigo  le enseñó los fundamentos del oficio y le  brindó su primer empleo en lo que realmente le gustaba.

“En esos momentos comencé a aprender mucho, pero sabía que no podía quedarme ahí si quería lograr tener mi empresa. Comencé a estudiar y sacar mi carrera universitaria.” Mientras muchas mujeres en su situación no acceden a niveles educativos superiores —solo cuatro de cada diez empresarias en El Salvador han cursado bachillerato o estudios superiores—, Yuri decidió formarse en dos frentes a la vez: lo técnico y lo administrativo.

Después de adquirir conocimientos fundamentales, Yuri tomó la decisión de buscar nuevas oportunidades. Dejó el salón y se empleó en una oficina.  Al terminar su jornada laboral atendía clientes en casa o a domicilio, lo que le permitió ampliar su clientela y su experiencia.

“Fue de poquito en poquito… con lo que yo ganaba iba comprando otro esmalte, otra cosita… pero nunca dejé de hacerlo”, menciona. Incluso cuando pasó a trabajar en la alcaldía de su localidad por cinco años, no abandonó su vocación.

“En las noches seguía atendiendo en un pequeño cuarto, que fue mi primer espacio personal para poder atender a mis clientes, y siempre volvía al día siguiente a mi jornada completa”
Yuri
Microempresaria

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa

Emprender no es lo mismo que liderar una empresa: esta fue una de las lecciones más importantes que aprendió. Después de años de esfuerzo, Yuri decidió abrir su propio espacio. Con ayuda de su esposo, quien construyó los muebles del salón, y el apoyo de amistades que colaboraron en la adecuación del local, abrió sus puertas el 11 de febrero de 2024. Sin grandes inauguraciones, solo con fe y planificación.

“Iniciamos directamente con el salón y el instituto a la vez”, recuerda. Sin embargo, fue en ese momento cuando enfrentó el desafío de liderar un equipo. “Nadie nace aprendido… Me di cuenta de que yo hacía todo y me ahogaba entre tantas tareas.”

Con el tiempo, tuvo que asumir que debía dedicar su energía a las funciones principales. “Tuve que pensar más gerencialmente, velar porque las operaciones de mi negocio se mantuvieran en marcha y encargarme de las decisiones estratégicas.”

Esta experiencia marcó un antes y un después. Yuri inició una etapa de crecimiento personal en la que aprendió a escuchar, a confiar y a crear un ambiente donde equivocarse no fuera motivo de castigo, sino de aprendizaje. En ese proceso, se unió a la Escuela LID, una iniciativa que brinda formación y acompañamiento a empresarios MYPE. “Ya tenía mis metas fijas, pero no sabía qué era ser un líder”, reconoce.

Aprendió a armar un buen equipo, planificar con claridad, delegar responsabilidades, construir una cultura organizacional y hacerlo con un propósito. “Fueron las lecciones más grandes que me quedaron y que aún aplico en mi día a día. Nunca dejo de aplicar lo aprendido en la Escuela LID”, comenta. El proceso no fue fácil, pero la paciencia y el esmero dieron frutos.

Yuri (al centro) y sus colaboradores de Salón Beauty Supply A&C

La visión del líder

Yuri ha demostrado que en El Salvador liderar una MYPE siendo mujer no es fácil, pero sí es posible si se combina esfuerzo, formación y visión. Sus logros no son solo materiales; son también humanos. Ha formalizado su empresa, ha creado empleo, ha enseñado a otras mujeres y ha demostrado que sí se puede.“Todo lo hago con amor por mis hijos”, expresa. 

Su próxima meta es expandirse. “Estamos haciendo pruebas piloto… queremos abrir una sub sede en Intipucá o en la playa El Coco, en La Unión”, comenta.

Yuri resume su camino con una frase: “Esto es una lucha continua… si uno tiene un plan, un sueño, un objetivo, que no se desanime. Todos podemos”.

Las MYPES en 2025. Optimismo con reservas tras un arranque lento

Sabrina Montoya (al centro) y sus colaboradores de La Posada.

Las MYPES en 2025. Optimismo con reservas tras un arranque lento

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El primer trimestre de 2025 cerró con un Índice de Confianza Empresarial (ICE) de 105 puntos para las MYPES salvadoreñas, una leve caída de 3.5 puntos respecto al cuarto trimestre de 2024, pero alineado con los niveles históricos del sector. Esta baja responde a un patrón recurrente: el impulso estacional de fin de año da paso a una desaceleración natural al iniciar el nuevo periodo fiscal.

En paralelo, el Índice de Situación Empresarial cayó a 20.8 puntos, una contracción pronunciada de 18.8 puntos en comparación al trimestre anterior. Esta cifra confirma que el entorno operativo comenzó el año con mayor complejidad.

Uno de los testimonios recogidos por el Observatorio MYPE evidencia esta percepción:

«Este año comenzamos con ventas bajas y más competencia. Hay muchas nuevas tiendas y eso ha reducido nuestra clientela habitual.»Sandra Velásquez, comerciante de Ilopango.

Para comprender  este comportamiento es imprescindible considerar  dos componentes fundamentales del índice: la percepción actual de la situación empresarial y las expectativas a corto plazo. La interacción entre estos factores refleja una ligera decepción con el inicio del año, pero que, a la vez, proyecta una perspectiva optimista para los meses venideros

Un arranque lento

El año 2025 ha tenido un comienzo más lento de lo esperado. El Índice de Situación Empresarial —que mide la percepción sobre el desempeño económico reciente de los negocios— cayó a 20.8 puntos en el primer trimestre de 2025. Esto representa una fuerte disminución de 18.8 puntos respecto al trimestre anterior (39.6). 

Uno de los factores que pudo haber influido en este comportamiento es la intensificación de la competencia, entendida como el surgimiento de un mayor número de empresas MYPE. Aunque su impacto se ha reducido ligeramente respecto al trimestre anterior, sigue siendo el principal inhibidor para el 46% de los empresarios encuestados. Esta cifra refleja un entorno desafiante en el que muchas unidades productivas enfrentan dificultades para mantener su posicionamiento en el mercado.

Índice de Situación Empresarial
39.6

A esta presión  se suma otro factor relevante: las dificultades en la gestión financiera. El 29% de los empresarios reportó problemas para mantener un manejo adecuado de ingresos y egresos, lo que representa un aumento de un punto porcentual respecto al trimestre anterior. Esta tendencia revela las tensiones que enfrenta el sector para garantizar liquidez operativa y cumplir sus obligaciones con proveedores y otros actores clave.

Además, se ha detectado un aumento en la preocupación por la escasez de mercadería e insumos. Este problema fue señalado por 22 de cada 100 empresarios, 5 puntos más que en el trimestre anterior. La falta de productos en el mercado afecta directamente la capacidad de operación y la continuidad de los negocios, generando impactos en productividad, ventas y cumplimiento de compromisos con los clientes.

La situación del inicio de año se describe muy bien por un empresario entrevistado: «Tuvimos que suspender pedidos porque el proveedor nos aumentó precios y no hay suficiente stock. Eso nos retrasa todo.»José Aguilar, pequeño fabricante en San Miguel.

Expectativas de recuperación: leve repunte hacia el segundo trimestre

A pesar de los obstáculos, el Índice de Expectativas Empresariales se ubicó en 56.4 puntos, cifra que supera ligeramente al cierre de 2024 y denota un optimismo contenido respecto al futuro inmediato. Las campañas comerciales de verano, el retorno del consumo y las adaptaciones fiscales post-cierre de año son factores que podrían contribuir a esta mejoría esperada.

2025: resiliencia con cautela

Los resultados del primer trimestre de 2025 transmiten un mensaje mixto: por un lado, las MYPES enfrentan un entorno con desafíos importantes, como el aumento de la competencia, la escasez de insumos y las dificultades para mantener una gestión financiera equilibrada. Por otro, persiste una actitud optimista hacia el corto plazo, reflejada en el indicador de expectativas que se mantiene en niveles favorables. 

Esta dualidad se materializa en el puntaje obtenido en la Confianza Empresarial, que se ubicó en 37.8 puntos, muestra una leve contracción respecto al año anterior. Aunque esta disminución podría interpretarse como una señal de alerta, también puede considerarse un indicio de cautela de los empresarios ante el entorno complejo que enfrentan. Los próximos meses exigirán a las MYPES una mayor preparación y capacidad de adaptación.

La clave para el resto de 2025 para el sector consiste en combinar esta actitud optimista con acciones concretas que fortalezcan su capacidad de adaptación.El reto consiste en transformarse para adaptarse a un entorno que puede cambiar significativamente en los próximos meses.

Del efectivo a lo digital: el reto cultural de las MYPE en pagos digitales

Claudia Vásquez, fundadora de Barrero Negro Variedades.

Del efectivo a lo digital: el reto cultural de las MYPE en pagos digitales

Según el estudio “Estado Actual de la MYPE 2023”, el 76.4% de los empresarios ya tiene acceso a teléfonos con acceso a internet. Sin embargo, los pagos digitales aún no son una norma en el sector: el 59.6% de los negocios sigue optando por el efectivo, mientras que solo el 6.6% realiza sus transacciones exclusivamente a través de medios electrónicos.

Este contraste indica que el principal obstáculo no es técnico, sino cultural y educativo. Según Roxana Girón, coach de la Escuela LID, enfrentamos “una barrera cultural y de confianza” que impide la adopción de tecnologías digitales. Más del 59 % de los empresarios encuestados solo ha alcanzado el noveno grado de estudios, lo cual limita tanto su apropiación tecnológica como su percepción de seguridad frente a herramientas financieras digitales.

La confianza, una moneda en disputa

El estudio también revela los motivos por los cuales seis de cada diez empresarios prefieren el efectivo por encima de los medios electrónicos. Las principales causas: preferencia por tener el dinero en mano (24.8%), percepción de que sus clientes no utilizan estos métodos (23%) y desconfianza hacia la tecnología (15.2%).

En medio de este panorama, algunos rompen el molde. Claudia Vásquez, fundadora de Barrero Negro Variedades, comparte su experiencia con realismo: “Uno quiere vender. Si el cliente paga con tarjeta, hay que estar preparado. Pero al principio nadie me lo enseñó. Aprendí sola, con miedo, pero lo hice”.

Gracias a su iniciativa y al acompañamiento de programas como la Escuela LID, Claudia logró incorporar distintos medios de pago en su negocio: transferencias, POS móvil, Bitcoin y códigos QR respaldados por el banco. Esta decisión le permitió cerrar un contrato por US$500 con un hotel, una venta que —según dice— no habría sido posible de manejar en efectivo. 

Digitalizar con sentido y estrategia

Su experiencia demuestra que la digitalización, cuando se combina con la formación adecuada, no solo es viable, sino también rentable. Claudia aprendió que no todos los medios de pago resultan igual de útiles para cada cliente o entorno. En su caso, prefiere las transferencias bancarias, que no generan comisiones.

Aun así, valora disponer de otras opciones.

“Uno va aprendiendo qué le conviene según el cliente y el lugar. Yo sé que en algunas ferias nadie paga con efectivo, así que tengo que estar lista con todas las opciones si quiero vender”.
Claudia Vásquez
Empresaria

Esta adaptación estratégica le permite tener un control más claro de sus ventas y elegir los métodos más eficaces según el contexto.

Casos como el suyo aún no son representativos en el sector, lo que plantea un desafío mayor. Según la Estrategia país 2023-2027, del Banco Mundial, modernizar el sector privado —especialmente las MYPE— es esencial para lograr un crecimiento más inclusivo y sostenible.

Barrero Negro Variedades.

Un ecosistema que fomente la confianza

Para que la transición hacia una economía digital sea efectiva, se requiere de una visión de país que integre formación técnica y acceso a infraestructura, así como políticas públicas que eliminen trabas regulatorias, como lo recomienda la Superintendencia de Competencia.

En este contexto, la educación emerge como el factor determinante. “Yo no sabía ni qué era una pasarela de pago”, confiesa Claudia. Pero luego de capacitarse en comercio electrónico, no solo implementó soluciones digitales, sino que hoy también forma a otros emprendedores.

Su historia ilustra una tendencia posible: cuando se eliminan las barreras de aprendizaje, las MYPE responden con innovación. Esta es otra de las conclusiones contenidas en el mencionado estudio del Observatorio MYPE, que plantea la profesionalización financiera y digital como una necesidad estructural para la sostenibilidad del sector.

¿Qué necesita el sector para avanzar?

Aunque los dispositivos móviles ya están presentes en buena parte del ecosistema MYPE, los pagos digitales continúan siendo poco frecuentes. Este desfase evidencia que, además de infraestructura, es urgente ofrecer formación, confianza y acompañamiento. 

Claudia Vásquez proyecta su negocio en aeropuertos y centros comerciales, consciente de que sin medios digitales “no hay venta segura”. Su recomendación es clara: “Hay que perder el miedo, capacitarse y arriesgar. Si no, no se vende lo suficiente y el negocio no crece”.

El verdadero reto de El Salvador no está solo en acercar la tecnología, sino en construir un entorno donde se aprenda a usarla —y a confiar en ella— forme parte del ADN empresarial del país.

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