Transformar el conocimiento en crecimiento: un nuevo modelo para las MYPES
Las micro y pequeñas empresas (MYPE) son la columna vertebral de la economía salvadoreña, conformando más del 90% del tejido empresarial y generando empleo para 7 de cada 10 trabajadores. A pesar de su peso económico, 67 de cada cien empresarios opera en condiciones de subsistencia, con ingresos apenas suficientes para cubrir sus necesidades básicas, lo que restringe sus posibilidades de inversión y crecimiento.
¿Cuáles podrían ser las causas detrás de esta situación? Si bien existen barreras estructurales que dificultan la integración de las micro y pequeñas empresas en las cadenas de valor y frenan su crecimiento, uno de los principales obstáculos es el bajo nivel educativo de los empresarios, lo que limita su capacidad de innovación y competitividad.
De acuerdo con el informe El Estado Actual de la MYPE 2023, publicado por el Observatorio MYPE, en El Salvador 6 de cada 10 propietarios de negocios tienen un nivel educativo menor a noveno grado. Para Luis Castillo, un profesional con más de tres décadas de experiencia en el trabajo con el sector y director del Observatorio MYPE, estos datos reflejan una realidad compleja: muchos empresarios necesitan adquirir conocimientos sin descuidar su gestión diaria.

El modelo de formación de la Escuela LID
Para Claudia Dueñas, gerente de la Escuela de Empresarios Líderes MYPE (LID), el verdadero impacto de la capacitación se mide en la práctica. “Cuando el empresario logra aplicar lo aprendido en su entorno de trabajo, empieza a notar cambios tangibles en la gestión de su empresa, desde una mejor distribución del tiempo hasta la implementación de procesos más sólidos”, afirma.
La Escuela LID, fundada en 2016, ha desarrollado un modelo de formación y acompañamiento empresarial que prioriza la aplicación del conocimiento en entornos reales. Esto facilita no solo la aplicación del conocimiento, sino que también ayuda a estructurar un camino claro hacia la eficiencia y la competitividad.
Claudia Dueñas resalta que uno de los principales diferenciadores del programa es el aprendizaje entre pares y el seguimiento a cargo de un “coach”. Esto permite a los empresarios aplicar sus aprendizajes desde el primer día. “Esta dinámica les ayuda a identificar errores, ajustar estrategias y consolidar modelos de negocio más eficientes”, añade.
El impacto de este modelo se refleja claramente en la experiencia de Marcelo Rivera, propietario del taller automotriz Pits-Car Center. Después de un año implementando las estrategias aprendidas, sus ventas han aumentado en un 90%. Este cambio no solo resalta la eficacia del modelo, sino que también subraya su potencial para transformar negocios.

Para alcanzar un crecimiento sostenido, la Escuela LID enriquece su programa ofreciendo acceso a financiamiento a través del Banco Integral, el primer banco del país dedicado exclusivamente a las MYPE. Además, facilita la integración en una red de más de 100 empresarios graduados, lo que fortalece las conexiones y genera nuevas oportunidades.
En un país donde el emprendimiento es un motor clave de la economía, ofrecer una formación diferenciada y práctica no solo fortalece el liderazgo del empresario MYPE, sino que también impulsa la expansión de sus negocios, beneficiando a sus empleados, familias y comunidades.