El reto de las microempresas ubicadas en destinos turísticos emergentes
El turismo como motor de desarrollo rural
El turismo se ha consolidado como uno de los sectores con mayor potencial transformador para las microempresas y pequeñas empresas salvadoreñas. Según el Observatorio MYPE de la Escuela LID de FUSAI, el gasto turístico representó el 11% del PIB en 2023, impulsado principalmente por la mejora de las condiciones de seguridad y la ampliación y diversificación de los productos y servicios que estas empresas ofrecen a los visitantes.
Esta evolución refleja un cambio paradigmático en el desarrollo económico rural, donde las comunidades han identificado en sus recursos naturales y culturales una oportunidad de crecimiento sostenible. Sin embargo, para que las MYPES puedan aprovechar plenamente la expansión de este sector existen desafíos desafíos que requieren una atención integral.
La experiencia transformadora de Rusticanto: innovación desde la base
La historia de Rusticanto, empresa familiar ubicada en el Salto de Malacatiupán, Ahuachapán, ilustra tanto las oportunidades como los desafíos que enfrentan las MYPES ubicadas en zonas turísticas emergentes.
José Tito Ventura, propietario de Rusticanto, cuenta cómo su negocio surgió en 2020 como una respuesta innovadora a la creciente afluencia de visitantes interesados en la cascada que colinda con su terreno. «Inicialmente, la familia habilitó parqueos y servicios básicos, pero nos dimos cuenta de que la gente buscaba quedarse más tiempo y necesitaba comida y otras comodidades», explica Ventura.
Esta observación perspicaz llevó a la familia a incorporar en marzo de 2023 un restaurante que hoy constituye el corazón del proyecto. La evolución orgánica del negocio demuestra cómo las MYPES exitosas desarrollan capacidades de adaptación y respuesta rápida a las necesidades del mercado.
Diferenciación competitiva: el valor de lo auténtico
Una de las ventajas competitivas más significativas de Rusticanto radica en su acceso exclusivo a la cascada, cuyo encanto natural funciona como motor de atracción tanto para turistas nacionales como extranjeros. Ventura destaca que «alrededor del 40% de nuestros visitantes provienen de países como Alemania, Bélgica, Israel y Polonia».
Esta diversificación internacional de clientes es coherente con los hallazgos del Informe Estado de la MYPE 2024, que destaca el aumento sostenido del turismo internacional hacia El Salvador. La capacidad de atraer visitantes extranjeros no solo diversifica los ingresos, sino que también eleva los estándares de calidad y servicio de las empresas locales.



Calidad y reputación: la construcción de confianza
Aunque Rusticanto utiliza redes sociales para promocionarse, su principal canal de crecimiento ha sido el marketing de boca a boca, esa transmisión orgánica de información, opiniones y recomendaciones que se genera cuando los clientes comparten sus experiencias positivas de manera informal y directa.
«Nos hemos centrado en una política de calidad; el cliente que recibe un buen servicio lo recomienda», enfatiza Ventura. Esta filosofía empresarial se refleja en las reseñas favorables que reciben en redes sociales y en la alta tasa de retorno de visitantes, generando beneficios significativos en comparación con el costo inicial de la inversión.
Según datos del Observatorio MYPE, esta apuesta por la mejora continua de la calidad de productos y servicios es una estrategia adoptada por otros empresarios del sector turismo, especialmente para cumplir las exigencias de un público internacional cada vez más sofisticado.
Desafíos persistentes: infraestructura y gestión profesional
No obstante, la historia de Rusticanto también visibiliza los desafíos que enfrenta el sector. La falta de un diseño arquitectónico integral del sitio y los problemas logísticos asociados a la expansión son obstáculos comunes en el desarrollo de las MYPES ubicadas en zonas turísticas.
«Iniciamos de forma empírica y ahora estamos trabajando en un plan maestro para ordenar el crecimiento», comenta Ventura, quien reconoce que la toma de decisiones en negocios familiares implica procesos de negociación internos que a veces pueden ralentizar la implementación de mejoras. Esta reflexión evidencia la importancia de la profesionalización gradual de las empresas familiares.
Resiliencia ante la adversidad: lecciones post-pandemia
El informe del Observatorio MYPE subraya que las secuelas de la pandemia aún repercuten en la sostenibilidad de las micro y pequeñas empresas ubicadas en zonas turísticas. Rusticanto experimentó un aumento de visitantes durante la reapertura post-pandemia, pero en años recientes ha percibido una leve disminución, atribuible a los cambios en el comportamiento del turista y el surgimiento de nuevos competidores.
Esta realidad refuerza la importancia de desarrollar estrategias de diferenciación sostenibles y la necesidad de programas de acompañamiento técnico, financiamiento y promoción que permitan dinamizar la oferta turística local y fortalecer las capacidades de gestión empresarial.
Formación empresarial: el factor transformador
En el caso de Rusticanto, parte de su crecimiento estratégico ha sido posible gracias a la formación empresarial de su propietario. José Tito Ventura, graduado del nivel 1 del MBA Acelera de la Escuela LID, considera que esta experiencia le permitió profesionalizar la gestión del negocio, mejorar procesos internos y tomar decisiones más estructuradas.
«El MBA abrió bastante nuestra visión como empresarios, nos permitió visualizarnos como una empresa que deja un legado, como una empresa que apoya a la comunidad y que promueve el respeto por el medio ambiente», reflexiona Ventura. Esta transformación evidencia cómo la metodología de acompañamiento y aprendizaje de la Escuela LID, con su enfoque en conocimientos de aplicación inmediata, resulta clave para que las MYPES ubicadas en zonas turísticas enfrenten con éxito los desafíos del entorno actual y aprovechen nuevas oportunidades de crecimiento sostenible.
Perspectivas de desarrollo: hacia un turismo inclusivo
La experiencia de Rusticanto sugiere que las MYPES ubicadas en zonas turísticas pueden convertirse en catalizadores de desarrollo local cuando combinan innovación, calidad de servicio y visión empresarial profesional. Su capacidad para generar empleo local, preservar recursos naturales y crear experiencias auténticas para visitantes nacionales e internacionales demuestra el potencial transformador de estas iniciativas.
El desafío ahora radica en crear ecosistemas de apoyo que permitan replicar y escalar estos modelos exitosos, integrando programas de formación, financiamiento accesible y estrategias de promoción que fortalezcan la competitividad del sector turístico salvadoreño desde sus bases más sólidas: las microempresas y pequeñas empresas comprometidas con la excelencia y la sostenibilidad.