Emprendimiento local:
La llave para anclar esperanzas en El Salvador
En El Salvador, la historia de la migración es un relato largo y complejo que se extiende desde los años ochenta, marcados por los conflictos de la guerra civil, hasta nuestros días, reflejando un aumento constante y significativo de salvadoreños que buscan nuevas oportunidades en el extranjero. El último informe del Observatorio Mype de Fusai, titulado «La otra Cara de la Economía» nos ofrece una visión novedosa, revelando el potencial que tiene el emprendimiento local no sólo para transformar la economía del país, sino para contener el flujo migratorio.
Este fenómeno, que ha visto incrementar la diáspora salvadoreña en un 250% desde el año 2000, es abordado hoy con una propuesta innovadora y prometedora: fortalecer las micro y pequeñas empresas (MYPE), que representan aproximadamente el 95% del tejido empresarial del país y generan cerca del 60% del empleo. Estos datos no son solo cifras frías, son un testimonio de la capacidad de las MYPE para sostener y enriquecer la economía local.
Impacto de emprendimiento
El impacto del emprendimiento es particularmente notable cuando se observa la caída dramática en la propensión a migrar tras iniciar una actividad empresarial. Según el informe, entre los hombres, la propensión a emigrar se desploma de un 26.4% a un escaso 6.4%, una disminución del 75%. En mujeres, la inclinación a migrar se reduce en casi dos tercios. En sectores con alta predisposición a la migración, como el transporte y restaurante, iniciar un negocio ha resultado en una reducción de más del 50% del deseo de migrar.
Este poder transformador del emprendimiento se refleja también en historias recogidas de lugares como Ahuachapán, La Unión y Morazán, donde la iniciativa empresarial ha reducido significativamente la intención de migrar, mostrando disminuciones de hasta el 63%. Estas regiones, marcadas por altas tasas de intención migratoria, han encontrado en el emprendimiento una estrategia efectiva para ofrecer a sus ciudadanos alternativas viables que los retengan en sus comunidades de origen.
El informe «La otra Cara de la Economía», no solo arroja luz sobre la eficacia del emprendimiento como herramienta económica, sino que también lo posiciona como un catalizador de cambio social y un ancla emocional para muchas familias salvadoreñas. La creación de oportunidades dentro de las fronteras nacionales es una historia de éxito, de esperanza y posibilidades, una historia que resuena con fuerza en un país en búsqueda de soluciones duraderas.
En este contexto, la apuesta por el emprendimiento no es solo una medida económica; es un compromiso con el futuro de El Salvador, una apuesta por un país donde sus ciudadanos no solo sobreviven, sino que prosperan. La promoción y el apoyo continuo a las MYPE son estrategias necesarias e imperativos éticos que pueden definir el curso de la nación en las próximas décadas.