Rompiendo límites: el crecimiento empresarial de Emma Martínez frente a la necesidad
La MYPE salvadoreña se conforma en su mayoría por mujeres. Según el estudio El Estado de la MYPE 2023, seis de cada diez unidades económicas del sector están lideradas por mujeres, lo que subraya su papel fundamental en el desarrollo de esta actividad económica. El informe más reciente, correspondiente al año 2024 reveló, sin embargo, un desafío persistente: si bien las mujeres constituyen la mayoría de los propietarios de microempresas y pequeñas empresas (MYPE), tienden a concentrarse en los segmentos más vulnerables de este sector.
De acuerdo con el estudio, mas de mitad de las empresarias MYPE opera en el segmento de subsistencia (68.8%), el más vulnerable frente a crisis, donde los ingresos diarios solo alcanzan para sobrevivir. En contraste, solo el 31.2% de los empresarios hombres se encuentra en este segmento. Estas cifras sugieren la existencia de barreras estructurales que limitan el crecimiento de las mujeres en el sector.
Con este contexto en mente, conocemos a Emma Martinez, una empresaria de San Salvador que inició desde lo más básico, enfrentando desafíos diarios con determinación. Su trayectoria dio un giro significativo al formar parte del Programa Mujer Apoyamos tu Desarrollo, impulsado por USAID Catalyze WBR en colaboración con la Escuela de Empresarios LID y el Banco Integral. Gracias a este apoyo, Emma transformó su negocio Choco Express. En dos años pasó de ser un pequeño emprendimiento con un carretón, a una empresa consolidada, con seis carretones, un local propio, una bodega de almacenamiento y una cartera de clientes a las que brinda servicios en eventos sociales.
Los primeros pasos para hacer frente a la necesidad…
Emma Martínez nos cuenta que en los inicios de su negocio, recorría las abarrotadas paradas de autobuses de San Salvador empujando un carretón cargado de dulces y golosinas.
“Todos los días salía bien temprano a buscar mi sustento y el de mi familia con lo que vendía”, rememora. Pero no siempre había clientes, y la frustración crecía. “Lo que vendía no me alcanzaba para cubrir lo básico para mí y mi familia”, confiesa.
La necesidad la llevó a reinventarse. En el año 2022 decidió cambiar su oferta vendiendo chocobananos. Su esposo le construyó un nuevo carretón, y juntos apostaron por vender en el Centro Histórico. Esto representó el inicio de lo que, poco después, se convertiría en su exitosa empresa Choco Express.
“El inicio fue bien difícil”, admite Emma. Sin un equipo adecuado para almacenar los productos, se veía obligada a desechar mercancía en días de bajas ventas. Sus jornadas eran maratónicas. Emma empujaba el carretón de lunes a domingo, de nueve de la mañana a nueve de la noche. “Caminaba bajo sol o lluvia, no podía regresar con mercancía sin vender a mi casa porque no tenía dónde guardarla”, explica.
Con el tiempo, y gracias al apoyo de sus hijos, Emma logró adquirir un segundo congelador, aumentando su capacidad de almacenamiento. Poco después, añadió un segundo carretón y, finalmente, un tercero. Cada carreton nuevo eran manos nuevas, para este momento contaba con tres empleados que le ayudaban con los carretones. Pero todo paso que daba hacia adelante traía nuevos retos.
A medida que los ingresos crecían, también lo hacían los costos. “No veíamos ganancias porque todo lo que ganábamos se iba para el negocio”, recuerda. Primero, intentó reducir costos asociándose con grandes proveedores, pero los resultados a su favor fueron mínimos. Las preocupaciones financieras y las exigencias diarias comenzaron a pesar.
Por si fuera poco, le tocaba estar pendiente de todas las áreas de la empresa. “A veces lidiaba con los empleados, otras con los gastos. Sentía que no iba a pasar de ahí. No era fácil”, confiesa.
Puentes hacia el crecimiento
Con el tiempo, la responsabilidad se volvió abrumadora y comenzó a sentir que el esfuerzo no era suficiente para avanzar. Emma nos cuenta que llegó a un punto crítico en el que sintió que necesitaba ayuda. “Yo no tenía ninguna experiencia”, explica. Fue entonces cuando ingresó al Programa Mujer Apoyamos tu Desarrollo, financiado por USAID y desarrollado en colaboración con la Escuela de Empresarios MYPE LID de FUSAI y Banco Integral.
“Todo cambió cuando entré al programa”, asegura. “Al inicio no llevaba un control financiero, no sabía cuánto ganaba ni cuánto gastaba, todo eso lo aprendí cuando llegué al proyecto”, agrega.
Con el apoyo de la Escuela LID, Emma aprendió a llevar un control financiero, delegó tareas a sus tres hijos y capacitó a su personal. “Ahora sé administrar mi dinero y también identificar a mi cliente potencial”, comenta con entusiasmo.
El programa también le permitió acceder a un crédito, algo que antes había intentado sin éxito en cooperativas y bancos. “Siempre me pedían cosas que no tenía”, recuerda. Este crédito marcó un antes y un después en su vida. “Fue el impulso que realmente necesitaba. Si Banco Integral no me hubiera dado el crédito, aún estaría luchando , sin percibir un mayor crecimiento”, admite.
Emma junto a empresarias del Programa Mujer Apoyamos tu Desarrollo, impulsado por USAID Catalyze WBR en colaboración con la Escuela de Empresarios LID y el Banco Integral.
Según El Estado de la MYPE 2024, el 57% de las empresarias enfrentan dificultades para acceder a financiamiento, siendo la informalidad uno de los principales obstáculos. Frente a esta realidad, proyectos como Catalyze El Salvador WBR son fundamentales para que mujeres como Emma puedan superar estas barreras y liderar en los segmentos más rentables del sector MYPE.
Emma mira hacia atrás con gratitud y orgullo. Su participación en el Programa Mujer Apoyamos tu Desarrollo marcó un antes y un después, convirtiendo a Choco Express en algo más que un negocio: un símbolo de esfuerzo, aprendizaje y resiliencia. Este año, logró incrementar sus ventas en un 66%, ofrece servicios para eventos sociales o empresariales y espera alcanzar aún mayores ventas a finales de este año. “Fue difícil, pero valió la pena”, concluye.